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El verano menos veraniego está en Asturias: la única comunidad de toda España sin alertas por calor y al frente del ranking de lluvia

El Principado afronta un puente festivo con sol y nubes, temperaturas suaves y alguna llovizna mientras "arde" el resto de España

Andrea Herrero, con paraguas, en El Fontán en Oviedo

“Dixie” quema California, “Lucifer” asfixia Italia. En Jaén los termómetros no bajaron la ultima noche de los 30 grados. En Montoro, en Córdoba, han tenido la máxima temperatura hasta ahora, 46,1 grados. En Floridia (Sicilia), la de Europa: 48,8. El excesivo calor ha obligado a adelantar de forma inédita la vendimia en las dos Castillas y en Córdoba prevén este mismo sábado llegar a los 48 grados o más. 

¿Y en Asturias? ¿Qué pasa en Asturias? Pues que ese verde de prados y montes que ha hecho famosa a esta tierra del norte de España es por algo. Resulta que en Asturias ni a Andrea Herrero se le ha ocurrido retirar su puesto de paraguas del mercado del Fontán de Oviedo ni a Juan Cuesta dejar de preparar en su restaurante la contundente y caldeada fabada aunque estemos en pleno agosto. Para ser más concretos, en pleno puente del famoso ferragosto: ese fin de semana largo, que –pandemia aparte– acumula el mayor número de fiestas del año y en el que todo el mundo (más bien los que pueden) huye masivamente de vacaciones.

Juan Cuesta, llenando un plato de fabada. Irma Collín

Andrea Herrero y Juan Cuesta tienen sus negocios en Asturias, en ese Paraíso Natural que este verano es más paraíso que nunca con los termómetros y el sol contenidos, llovizna que va y viene, orbayo eterno, nubes perdidas y cielos encapotados un día sí y otro también, además de un viento (unas veces más fuerte que otras) que refresca calles, playas y sendas. 

Herrero puede presumir de ser de las pocas vendedoras de paraguas en España que hace el agosto en agosto. “Este verano se vende menos que el pasado, pero no por el tiempo, sino porque hay menos gente”, explica. Con todo, este viernes, que en torno al mediodía despejó en la capital asturiana y los termómetros llegaron a rozar los 30 grados, vendió algún que otro paraguas (los hay de 3 a 28 euros). “Si no sirve para la lluvia, sirve para quitar el sol”, señala la ovetense, que sostiene contra la sensación generalizada de que la lluvia es omnipresente este verano en la región que, de momento, ha llovido menos este que el pasado. “La sensación es que ha habido mal tiempo, pero más de nube que de lluvia, aunque la gente nunca olvida el paraguas aquí”, añade, tras lamentar que esta temporada hayan sacado menos modelos al mercado (el covid influye en todo). 

Lo habitual

Llovizna, nieblas, cielos cubiertos y termómetros más bien a la baja es la tónica general de un verano que para los asturianos se antoja poco veraniego y que para los turistas y visitantes asiduos es todo un placer y un lujo si se comparan con los que andan por el Mediterráneo, Andalucía o las Canarias, donde este sábado está anunciado el pico más alto de la ola de calor. Sin ir más lejos, este viernes el Principado fue la única comunidad sin alerta por calor y, por contra, la que encabezó el ranking de precipitaciones en España: 1,2 mm recogidos en Llanes.

Así las cosas, con las temperaturas contenidas, no es raro que Juan Cuesta tenga la típica fabada asturiana como una de las comidas más solicitadas en El Llar de la Catedral, su local en pleno centro de Oviedo. “Despacho siete kilos al día sin problema”, espeta sin dudar mientras cruza la terraza con un plato en la mano. “Puede que cuando hace sol se pida más la que lleva langostinos o almejas, mientras que la de compango es más bien para los días de lluvia. Pero el turista la toma sin problema, haya calor o no, para comer o cenar”, resume.

Cuesta está encantado con “un verano de diez” en cuanto a afluencia. Así que no tiene tiempo a quejarse del tiempo meteorológico que para empezar este fin de semana no ha dejado de hacer de las suyas. Mientras en el interior de la región se dejó ver el sol, en la costa los bañistas se quedaron este viernes a dos velas con nubes, nieblas y un oleaje que dificultó disfrutar del Cantábrico de forma relajada. Eso sí, en el interior sudaron por momentos la gota gorda. Fue San Antolín de Ibias el lugar con la máxima del día: unos nada despreciables 32,5 grados.

Y para el fin de semana, pues más de lo mismo. Sol y nubes de forma alternativa, temperaturas suaves sin pasarse salvo en algunos momentos y lugares concretos (el Suroccidente podría superar los 30 grados) y, cómo no, lloviznas esporádicas. Estas serán más bien en la costa y a primera hora. Pero no hay que preocuparse, los turistas están acostumbrados y, cómo no, contentos de evitarse los sofocos de la ola de calor que asuela Europa.

Y los asturianos, pues lo mismo: saben donde viven. En el Paraíso Natural. Que si es verde, y bien que presumimos de ello, por algo es.

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