Más de siete millones de euros (7,6) para investigar sobre el hidrógeno verde, el cáncer, el envejecimiento, el oso pardo, el cambio climático, el 5G o la violencia de género. Asturias ha conseguido un buen pellizco de financiación nacional –para todo el país eran 135 millones– para desarrollar, de uno a cuatro años, un total de 56 proyectos de investigación. La Universidad de Oviedo copa la mayor parte del dinero aportado por el Ministerio de Ciencia e Innovación: 4,9 millones. Y es, precisamente, uno de sus 39 trabajos seleccionados el más subvencionado, con 433.857,60 euros. Se trata de un proyecto del Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA) sobre el acelerador de partículas LHC del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN).
Unos quince científicos asturianos participarán en la actualización y transformación del mayor acelerador de partículas del mundo, con el objetivo de captar un mayor número de colisiones y responder así a las grandes preguntas de la física fundamental. El LHC permitió en 2012 descubrir el bosón de Higgs, que es clave para entender el Universo. “Nuestro proyecto es continuista por un lado, porque seguiremos recogiendo datos del LHC y analizándolos, y novedoso, por otro, porque participaremos en la actualización que se hará de aquí a 7 años del detector del acelerador, que se llama CMS”, explica Javier Cuevas, el investigador principal del proyecto y responsable del Grupo de Física Experimental de Altas Energías de la Universidad de Oviedo. Esa actualización irá para largo, ya que, como aclara Cuevas, el detector pesa “12.000 toneladas, un 50% más que la Torre Eiffel”.
Con la sustitución de algunas de las partes más deterioradas del equipo, se busca mejorar su rendimiento y captar siete veces más colisiones de hadrones que ahora. Eso quiere decir, añade el físico, que “tenemos que ser capaces de filtrar las que más nos interesen y hacerlo siete veces más rápido”. Javier Cuevas profundiza aún más en esta idea: “El LHC no puede prácticamente aumentar la energía. Lo que sí podemos incrementar es el número de colisiones. Pero esto generará más datos interesantes y no todos se pueden almacenar. Tenemos que ser más hábiles y diseñar algoritmos, tarjetas electrónicas... que nos permitan seleccionar lo que nos más nos interese”.
El segundo proyecto de investigación asturiano que más fondos recibirá de la Agencia Estatal de Investigación (411.400 euros) lleva por título “Determinantes genómicos y metabólicos de las claves de la salud y el envejecimiento” y lo desarrollará el departamento de Bioquímica y Biología Molecular. Entre las 56 investigaciones consideradas clave por el Ministerio para “avanzar en el conocimiento científico” se abordan temáticas de todo tipo. Algunos ejemplos son los siguientes: fabricación aditiva de estructuras tridimensionales de carbono, hidrógeno verde, redes 5G, inteligencia computacional, grafos de conocimiento, radiomarcaje de osos pardos, impacto de la microbiota sobre el cáncer de mama, respuesta del ecosistema planctónico al cambio climático, caracterización de mutaciones de genes conductores del cáncer, respuesta paraglaciar desde el último glaciar en la Antártida, violencia en la pareja, test rápidos basados en nanomateriales para determinar biomarcadores con aplicación en cánceres y enfermedades neurodegenerativas, economía celular, transformación de la legislación laboral, comunidades campesinas en áreas de montaña...
Por instituciones, la Universidad de Oviedo ha captado financiación para 39 proyectos de las facultades de Biología, Derecho, Filosofía y Letras, Ciencias, Geología, Educación, Medicina, Psicología, Química, y Economía y Empresa, así como de las escuelas Politécnica de Ingeniería de Gijón, Politécnica de Mieres e Ingeniería Informática de Oviedo, y el ICTEA. Entre todos suman 4,9 millones de euros. Le sigue el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con 1,8 millones y 12 proyectos financiados. La mayoría, ocho, son del Instituto Nacional del Carbono-INCAR (1,18 millones). También han logrado fondos el Serida, el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) y el Centro Oceanográfico de Gijón.
