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Imparable botellón en la costa asturiana: “La gente tiene ganas de salir y los bares están cerrados”

La Guardia Civil, apoyada por policías locales, dispersó aglomeraciones de hasta 500 personas y formuló más de 130 denuncias durante la madrugada del sábado

Un guardia civil vigila en la madrugada del viernes al sábado el paseo marítimo de Salinas. | RICARDO SOLÍS

La Comandancia de Gijón de la Guardia Civil organizó en la madrugada de ayer, sábado, un amplio dispositivo en el que intervinieron diversas unidades del instituto armado con el objetivo de vigilar el cumplimiento de las medidas sanitarias para evitar la propagación del covid-19 en varias localidades de la costa asturiana donde se tiene constancia de aglomeraciones de personas haciendo botellón a partir de la medianoche.

La Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) dispersó aglomeraciones de gente en Candás y Caravia. En La Arena (Soto del Barco), los agentes pusieron fin a un botellón en las inmediaciones de un bar, además de proceder al cierre de otro establecimiento hostelero. La localidad de Llanes lleva varios fines de semana siendo escenario de fiestas multitudinarias de jóvenes y la pasada noche la Guardia Civil, junto con la Policía Local, intervino para dispersar una gran aglomeración detectada dentro del casco urbano. En Luanco, alrededor de la iglesia y en el paseo marítimo, se disolvió un botellón de 400 personas y en Salinas (Castrillón), otro de 500. Durante el transcurso de la noche se formularon más de 130 denuncias en las localidades objeto de las actuaciones.

El paseo marítimo de Salinas, donde anteanoche LA NUEVA ESPAÑA fue testigo del despliegue de la Usecic de la Guardia Civil, se llena cada fin de semana de decenas de personas, jóvenes en su gran mayoría, haciendo botellones que algunas veces acaban en altercados. La madrugada del sábado, cinco coches de la Usecic de Gijón, además de agentes de la Policía Local y la Guardia Civil de Castrillón se desplegaron por la zona para evitar desmanes.

En su mayoría, los asistentes a botellones como los de Salinas son menores de edad. No solo son de Salinas, sino que a través de las redes sociales se ponen de acuerdo para hacer la fiesta con gente de Avilés, Pravia e incluso Mieres. Además, muchos dejan ver sus “hazañas” en vídeos que cuelgan principalmente en Instagram.

“La gente tiene ganas de salir de fiesta y hace botellones porque los bares están cerrados, creo que sería más seguro que estuvieran abiertos”, defiende Ana García, una estudiante de Magisterio que el sábado de madrugada se encontraba de botellón en Salinas junto a varias amigas. “Es la primera vez que vengo y de momento no veo nada raro, he tirado mi bebida por si pasa la policía, pero creo que más que meterse con si bebemos deberían centrarse en controlar el número de personas por grupo”, añadió.

La noche en cuestión, en las inmediaciones del Club Náutico de Salinas, los lugareños apuntaban a la presencia de una pandilla juvenil avilesina problemática por la propensión de sus miembros a “meter miedo a las chicas que pasean por la zona, además de buscar peleas continuas”, en palabras de una joven vecina de Salinas.

A dicho grupo se le relaciona con los incidentes ocurridos recientemente, como el apuñalamiento de un joven de Salinas en la madrugada del pasado jueves o el destrozo del mobiliario de la terraza del Ewan. Los miembros de dicha pandilla se aprovechan, explican los habituales de los botellones de Salinas, del hecho de ser más mayores que el resto de asistentes para “imponerse a ellos y amedrentarlos”.

Más allá de los altercados, no es poco reseñable el estado en el que termina el paseo marítimo y la playa de Salinas tras las fiestas nocturnas. Trozos de cristales y botellas vacías son fáciles de encontrar en la arena, además de bolsas y vasos de plástico. La huella inconfundible del botellón que noche tras noche se repite en pandemia, con o sin Guardia Civil patrullando.

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