La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A la manzana le sale otro negocio: aceite para cosmética extraído de las pepitas

El Serida certifica las propiedades valiosas con estudios que comparan el extracto de la semilla de la variedad de sidra con el de argán o el de almendra

Aceite, pepitas y manzana, los tres básicos del estudio del Serida.

Quién sabe si un día de los llagares asturianos saldrá no sólo la mejor sidra, buen vinagre y excelentes dulces de manzana: también un aceite perfecto para su uso en cosmética. Porque poder, se podría. Y saldría de las pepitas.

Las conclusiones de los trabajos llevados a cabo en el área de Tecnología de los Alimentos del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) así lo certifican. Según sus conclusiones, “los compuestos esenciales de pepita de manzana de sidra les aportan excelentes propiedades para su uso como ingrediente natural en cosmética, siendo fuente de ácidos (linoleico, oleico y linolénico), de vitamina E y de escualeno”.

Son esos estudios los que verifican el interés como fuente de aceite vegetal de las pepitas que ahora se quedan en la magaya generada en los llagares acogidos a la DOP (Denominación de Origen Protegida) Sidra de Asturias.

“Estos aceites de manzana, con rendimientos superiores al 20% del peso de la pepita, están constituidos mayoritariamente por ácidos grasos insaturados y muestran una importante actividad antioxidante”, reflejan los investigadores Roberto Rodríguez Madrera y Belén Suárez Valles, ambos del área de Tecnología de los Alimentos.

Con esa certeza, ambos han llevado a cabo un estudio más, y ha sido el de comparar la composición de los aceites obtenidos en las pepitas de la fruta más asturiana con algunos otros de los más conocidos y comerciales en el mundo de la belleza. En concreto, el análisis comparó la esencia que saldría de las semillas de manzanas de sidra con otros tan nombrados como el aceite de argán o el de almendras dulces.

Y han estado a su altura. “Los aceites vegetales, además de ser emolientes naturales aportan peculiaridades a la piel en función de su perfil en ácidos grasos y de la fracción insaponificable”, explica Belén Suárez Valles, jefa del área investigadora. En el caso de los extraídos de las semillas de la fruta asturiana, han visto que “se caracterizan por su alto contenido en ácidos esenciales (especialmente el ù-6: linoleico), moderada concentración de ácido oleico y baja de ácidos saturados (menos del 10%). El ácido linoleico es un componente natural de la barrera lipídica de la piel y es el ácido poliinsaturado más abundante en la capa córnea de la epidermis. Este mismo ácido destaca por sus propiedades antiinflamatorias favoreciendo la reparación de la barrera cutánea. La composición de los aceites de manzana en ácido linoleico hace que se favorezca la retención del agua de la propia piel y se refuerce la acción regeneradora y reestructurante de la barrera lipídica”, cuenta la especialista.

Otro aspecto por el que destacan estos aceites es “su riqueza en vitamina E y escualeno, con propiedades de captación de radicales libres y antioxidantes, lo que les confiere gran poder reparador y protector de la piel”. Por todo eso, es por lo que en el Serida se entiende que “los aceites de pepita de manzana de sidra constituyen una valiosa fuente de materia prima para la industria cosmética”. Algunas empresas, dicen, ya son conocedoras de los trabajos del Serida “pero por ahora, y esperemos que sea sólo de momento, se lo siguen pensando” y no han iniciativas de negocio en marcha. Quien dice que no sea cuestión de tiempo.

Indicado para el tratamiento de pieles dañadas, y para combatir el acné y el envejecimiento

El aceite sacado de las pepitas de manzana de sidra se podría aplicar para usos cosméticos directamente, es decir, en estado puro, “o mezclado con otros aceites vegetales, como base para otras fórmulas y como ingredientes naturales en cosmética”, indican los investigadores, dándole un punto más de versatilidad al producto. Llevado al terreno de la salud aseguran los especialistas que es un tipo de aceite también con beneficios múltiples. Por una parte, dicen que podría tener “especial interés en el tratamiento de pieles dañadas e irritadas. Las propiedades regenerativas refuerzan la función barrera de la epidermis permitiendo un mayor control de la hidratación”. Pero, además, “por su composición en ácidos grasos y propiedades, parecen también indicados para pieles grasas –que sufren de acné– por el bajo aporte en ácido oleico y riqueza en linoleico”, describe Belén Suárez. Y otro apunte: “Ña presencia natural de tocoferoles (vitamina E) y escualeno en los aceites de manzana les hacen candidatos a participar en formulaciones antienvejecimiento”. Teniendo en cuenta que las tendencias actuales de promoción de la vida saludable, sostenible y de compromiso con el medio ambiente, la demanda de cosméticos naturales ha experimentado un constante crecimiento, y en ese crecimiento -como reseñan en el Serida- ha ido incluido el uso de aceites vegetales, desplazando a los minerales derivados del petróleo. Razón de más para no perder negocio.

“La extracción y obtención es sencilla”, aseguran los investigadores

Una vez visto que habría posibilidad de negocio con lo que ahora son simples residuos de la manzana, lo que podría plantearse es si realmente merece la pena el esfuerzo o el simple trabajo de extracción del aceite se llevaría los beneficios que pudieran generarse. Y dicen desde el Serida que no, que “una vez separada mecánicamente la semilla de la magaya, la extracción y obtención del aceite de las pepitas es sencilla y no tiene mayores dificultades”. Nada que les resulte raro a muchas empresas del sector: “como todos los aceites vegetales, se pueden obtener por prensado o extracción (supercrítica, disolventes). Son procedimientos bien conocidos en la industria, destaca Belén Suárez Valles. En todo caso, no es el objetivo del Serida el de marcar modelos de avance empresarial, sino ayudar ver líneas de trabajo. “En nuestros estudios únicamente se presenta el potencial de los aceites y sus beneficios cosméticos, en función de sus componentes mayoritarios. Evidentemente –explica Belén Suárez–, para su incorporación en el sector cosmético sería necesario completar la caracterización de los aceites, algo habitual cuando se trabaja con nuevas materias primas”. Si el aceite de semilla de manzana “existe comercialmente y es un producto de alto valor añadido”, como dicen la investigadora del Serida, la obtención de aceite de manzana a partir de las pepitas de la magaya “es una oportunidad de valorización de los residuos sidreros en sintonía con la estrategia europea de Economía Circular”. Y eso también cuenta. En Asturias en cada campaña de elaboración de la sidra natural se originan más de 9.000 toneladas de magaya, el residuo sólido que se genera tras el prensado de la fruta, y ahí va incluido todo: piel, pulpa, pedúnculos y pepitas. Buscar cómo aprovechar esos desechos no es nada nuevo, aunque la línea del negocio cosmético apenas tiene antecedentes en la región. En una sociedad con tendencia a cuidarse mucho más de lo que lo hacían generaciones anteriores y preocupada en exceso por el envejecimiento, la cosmética ha tenido un crecimiento importante por su capacidad para proteger la piel contra los agentes nocivos que causan ese envejecimiento cutáneo. Lo dicho, igual a la sidra le sale un competidor en los llagares.

Compartir el artículo

stats