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Los hosteleros, que reconquistan las barras, confían en el fin de todas las limitaciones en semanas

Los locales de ocio nocturno son los únicos que permanecen con un horario reducido y con restricciones que merman su actividad

Consumo en la barra de la sidrería Tierra Astur de Avilés: Santiago de Santiago escancia un culete a Mario Díez, Julio González y Alberto Rodríguez. | F. Rodríguez

Con la reapertura del servicio de barra en la hostelería (exceptuando la del ocio nocturno), los bares y restaurantes ven más cercano el momento en el que las restricciones que padece el sector, uno de los más castigados con limitaciones, lleguen a su fin. La patronal del sector, Otea, continuará los próximos días con sus demandas para que se rebajen las restricciones que aún se mantienen.

En el caso de la cafeterías, bares y restaurantes, estas limitaciones se ciñen ya solo a las reducciones de aforo, principalmente la que establece un máximo de diez comensales por mesa, así como la distancia social exigida en las barras. Donde aún permanecen limitaciones es en el ocio nocturno, que aún tiene establecido una hora de cierre anterior a la que establecen las licencias de actividad, y que todavía no puede servir en las barras. Tampoco puede acoger concentraciones de clientes como las que existían en la época anterior a la pandemia ni se puede bailar en el interior de los establecimientos.

Quedan pues, resquicios que el sector aún peleará, pero que confía terminen permitiéndose en cuestión de semanas si la incidencia sigue su tónica descendente y se alcanzan los niveles de la llamada “nueva normalidad”.

Restricciones hostelería

La coincidencia del alivio de restricciones con las fiestas de San Mateo en Oviedo ha llevado a algunos hosteleros a lamentar que no se hubiese producido coincidiendo con las fiestas en otras localidades durante el verano, pero la evolución de la incidencia por debajo de los 50 casos acumulados en 14 días se ha producido en estos momentos.

Rodrigo Suárez, de la sidrería avilesina Casa Lin, celebraba ayer la vuelta a las barras aunque reconoció que la rapidez con la que se había planteado el cambio de normativo llevó a que pocos clientes hubieran cambiado las mesas por esta otra zona del local. “Todavía hay gente que se asusta”, señaló, pese a las distancias establecidas también para hacer uso de la barra con normalidad. “La gente no está acostumbrada”, concluyó.

“La barra es súper importante, pero la ampliación de horarios es muy relativa. El ocio nocturno vende en exclusiva, cuando no hay nadie más abierto. Lo bueno es que se está recuperando la normalidad y estamos más cerca del fin”. La reflexión que hacía ayer el hostelero Alberto Díaz, de Pola de Siero, resume a la perfección las sensaciones del sector en la primera jornada de apertura de barras de bares en la Pola. Los clientes, por su parte, se mostraban encantados de poder regresar: “Yo soy de los de sujetar la barra todo el día para que no se caiga. Es lo que le da calidez a los bares”, resumía Gabriel Peña apurando un vermú en la capital sierense.

La lectura del periódico en el bar, el hábito que se mantuvo sin reparos toda la pandemia

La lectura del periódico ante un café en el bar, el hábito del repaso minucioso del diario a la tarde o la urgencia de revisar la actualidad apurando un desayuno en una cafetería nunca tuvieron limitación alguna. Constatado desde muy pronto que el virus no se propagaba en superficies, menos aún en el papel, la prensa compartida entre clientes en la hostelería no estuvo en ningún momento bajo sospecha. El camino hacia la normalidad en los establecimientos, a medida que se retrae la incidencia de la pandemia y que el riesgo de nuevas oleadas resulta cada vez menor, hará que la actividad en los locales recobre el mismo ritmo que antes de aquel fatídico marzo de 2020, aunque el periódico nunca ha dejado de acompañar a los clientes.

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