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Sebastià Jornet Arquitecto urbanista del equipo que redacta la ley de Ordenación Integral de Asturias (Loita)

“Hay que adelgazar y hacer los planes urbanísticos flacos, sencillos, sintéticos”

“La nueva ley de ordenación debe ser una alfombra roja para que los asturianos puedan ser aquello que quieran ser”

Sebastià Jornet, en Oviedo. | Luisma Murias

Sebastià Jornet (62 años), es el séptimo de ocho hijos, nacido en Amposta y criado en Tortosa. Arquitecto urbanista, Premio Nacional y Europeo de Urbanismo. Un “tuareg” de la planificación y del trabajo urbanístico pues aunque trabaja fundamentalmente en Cataluña también participa en los nuevos planes de Felanitx (Baleares), Guecho (País Vasco), el plan territorial Elche-Alicante en la Comunidad Valenciana y otros tres planes en Galicia. Ahora forma parte del equipo que redacta la Ley de Ordenación Integral de Asturias (Loita).

–¿Cómo va la elaboración de la Ley asturiana de Ordenación Integral del Territorio? ¿En qué fase se encuentra?

–El modelo elegido para la redacción de la Loita entiendo que es ejemplar. Se parte de una premisa previa: escuchar, escuchar y escuchar y confiar la responsabilidad en un pequeño grupo. Además se ha constituido una mesa de conocimiento transversal, formada por unos veinte profesionales de amplio espectro que tienen que ver con el patrimonio, el medio ambiente, la economía, el derecho, los ayuntamientos de distintos tamaños... Después hay otro elemento que es la participación ciudadana, con encuestas técnicas y a la sociedad, para saber sus preocupaciones, intereses y visión. Ahora estamos en un momento intermedio, cerrando la parte de participación y empezando la de redacción con la idea de tener un documento base a finales de este año, para poder desarrollarlo durante en 2022 y proceder a su tramitación posteriormente.

–Asegura el catedrático de Derecho Alejandro Huergo que la ley asturiana estará en la vanguardia sobre las normas de ordenación del territorio. ¿Por qué?

–La de Asturias es la primera ley de la quinta generación de leyes de Urbanismo en el estado español. Todos somos hijos de la primera ley de 1956 de Pedro Bidagor, que no se utilizó nunca, aunque la ley de todas las leyes en esta materia es la de 1976.Todas las autonomías se lanzaron en los años noventa a revisar esta ley heredada del franquismo pero de estas ya no queda ninguna, van por su segunda o tercera modificación. Estamos en la quinta generación y en cada una se han dado pequeños pasos, pero está pendiente la gran renovación del urbanismo en las comunidades autónomas. Esperemos que la ley en elaboración en Asturias suponga ese gran paso.

–¿En qué se notará esa intención de que la ley asturiana se sitúe en la vanguardia del urbanismo autonómico?

–Se va a notar mucho. Queda un largo recorrido pero ya está saliendo la necesidad de la simplificación y la agilidad, dos pilares del nuevo urbanismo. Hemos llenado los planes de una inmensa cantidad de papel. Hay que adelgazar y hacer los planes flacos, sencillos, sintéticos. Un gran reto es que se puedan aprobar en un mandato porque la media actual de duración en todas las autonomías está entre los ocho y los diez años y el mundo cambia muy rápidamente. Por otra parte me gustaría introducir el concepto de la jerarquía inversa, en el que es más importante lo concreto que lo general. El modelo debe ser claro pero es más importante el proyecto que el plan. Me gusta la metáfora del sastre que primero hace un patrón y después zurce y da puntillas. El urbanista trabaja igual que un sastre pero con la ciudad, con el territorio. La idea de hacer patronaje y después coser fino me parece muy interesante. El patronaje te tiene que dar margen para que en el desarrollo posterior de las mangas, por ejemplo, puedas poner una filigrana.

–¿La normativa actual es demasiado rígida?

–Debemos lograr un modelo que sea adaptable y pasar página del urbanismo jerárquico. ¿Cuántas modificaciones puntuales se tienen que hacer de un Plan General, lo que en el fondo es un descrédito de ese planeamiento? Vamos a un réquiem del Plan General. Y hay que mantener la calidad del urbanismo español, que se valora en todo el mundo. Simplificación y agilidad administrativa sin perder un ápice de calidad serían los tres pilares de lo que ha de ser el nuevo urbanismo de Asturias.

–¿Menos controles y flexibilidad pueden ser un problema para mantener esa calidad?

–No. Partimos de la tranquilidad de que toda Asturias está planificada, salvo Llanes. Cuando tienes todo el territorio planeado sabes que no te tiras a una piscina sin agua. Lo que hay no está mal, aunque es mejorable. Solo podemos ir a mejor. La nueva ley de ordenación del territorio debe ser una alfombra roja para que Asturias y los asturianos puedan ser aquello que quieran ser y no suponga un impedimento ni una zancadilla ni piedras en el camino.

–¿Es la primera vez que trabaja en Asturias?

–Sí, se me pide que aporte mi experiencia en la redacción de más 30 planes generales en diferentes sitios y con distintas miradas. Todos queremos lo mismo, que sean más ágiles y más simples. Queremos que Asturias de un paso al frente y sea referencia de nuevas legislaciones. Es un buen momento para planificar, ahora no es la locura de 2007 y 2008 con la burbuja inmobiliaria. Corren buenos tiempos para reflexionar y construir conjuntamente.

–En Asturias se lleva hablando desde hace muchos años del Área Metropolitana. ¿Cómo se pueden vencer los recelos existentes sobre intromisión en las competencias y soberanía municipal que, hasta ahora, han lastrado esta iniciativa?

–El reconocimiento de una realidad metropolitana podrá ser posible si hay el acuerdo de todas las partes o de una gran mayoría, que tiene que ser más de las dos terceras partes de los implicados. Solo así podrá funcionar y tengo claro que, para los que estén dentro, será bueno. Estamos en un mundo muy globalizado y las discusiones ya no están entre ciudades sino entre sistemas urbanos más allá del municipio. Oviedo, Gijón y Avilés si van juntos como un sistema urbano central de Asturias les irá mejor. Es como una soga, si deshaces sus hilos no sirve para nada pero si los unes, aquel hilito se convierte en un elemento muy fuerte capaz de contener un barco. La unión hace la fuerza pero con la idea de que en esa unión todos salgan a ganar. Una asignatura más complicada en España, y ya no es responsabilidad del urbanista, es lograr un modelo similar al francés en el que los ingresos de una misma área funcional, de un mismo sistema urbano, se compartan entre todo ellos, de esta forma ya no hay una guerra para conseguir, por ejemplo, que un polígono vaya a mi municipio o al tuyo, sino que venga a nuestro sistema. En Asturias, el 98 por ciento de las unidades de población tienen menos de 500 habitantes. Oiga, hay que inventar algo para que estos 78 concejos se resuman en algunas entidades intermunicipales para compartir necesidades y también ingresos. Hay que pensar que si viene una multinacional es bueno para toda la región, para toda la área.

–Uno de los objetivos de la Loita es lograr la cohesión entre la Asturias urbana y la rural.

–Aquí no hay discusión entre lo urbano y lo rural, todos somos urbanos y rurales. Si somos urbanos más fuertes, el rural saldrá beneficiado, uno tira del otro y uno alimenta al otro. Si queremos que el rural tire hay que darle mecanismos y facilidades. Para que un profesional, un investigador pueda ir a vivir a un pueblo y teletrabajar necesita estar bien conectado con el mundo.

–¿Cómo valora la conservación de la costa asturiana?

–La costa asturiana es de matrícula de honor. El kilómetro de costa menos transformado de todo el territorio español es el de Asturias. Y esto es patrimonio. Me gusta mucho la etimología de la palabra “patri monium”, lo que hemos heredado de nuestros padres y es una obligación traspasarlo a los hijos. Asturias tiene la suerte de tener la mejor herencia, en términos de territorio natural conservado de la costa. Hay que estar orgullosos, supone un gran activo para este futuro que viene por delante y, por supuesto, hay que conservarlo. Cuando Cataluña ha empezado a proteger su costa ya estaba en situación de emergencia.

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