La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El asturiano García de Arquer, en la cumbre de la investigación sobre las energías limpias

El científico, premio Investigador Joven de la Real Sociedad Española de Física, trabaja ahora contra el cambio climático

Pelayo García de Arquer.

El científico, ingeniero en telecomunicaciones y matemático ovetense Pelayo García de Arquer ha sido distinguido como Investigador Joven en Física Experimental en los galardones de Física Real Sociedad Española de Física-Fundación BBVA que reconocen anualmente desde 2008 la creatividad, el esfuerzo y el logro en el campo de la física “con el fin de servir de estímulo a los profesionales que desarrollan su labor tanto en la investigación como en los ámbitos de las enseñanzas Secundaria y universitaria, la innovación, la tecnología y la divulgación”.

El acta del jurado encumbra a García de Arquer por “su liderazgo en el área de ciencia de materiales con contribuciones muy notables en optoelectrónica y energías limpias y renovables. Destaca el carácter interdisciplinar de su trabajo que incluye la manipulación de la transferencia de energía en materiales nanoestructurados y catálisis, aglutinando conocimientos de físico-química de materiales y fotónica”.

¿Cómo estaba ayer el premiado? Exultante, claro. A LA NUEVA ESPAÑA le contó que “cualquier premio supone un reconocimiento al esfuerzo y dedicación y es, por tanto, una alegría. Este galardón en concreto me hace especial ilusión dado su prestigio, ha sido concedido a investigadores e investigadoras que admiro, con trayectorias espectaculares, y tiene además una gran competencia. Aunque es obvio, es importante resaltar que este premio no es solo mérito mío, sino que se encuentra apoyado en el trabajo de mucha gente de la que he podido aprender y con la que he podido trabajar a lo largo de mi carrera”.

Descifremos lo que aplaude el acta del jurado: “Intentando resumir, mi investigación se ha centrado en el diseño de nanomateriales y su uso para diferentes aplicaciones. Por ejemplo, para mejorar dispositivos electrónicos que utilizamos en nuestro día a día (sensores, láseres, pantallas) o hacer celdas solares más baratas y eficientes. Por otro lado, para realizar sistemas capaces de generar fueles limpios como hidrógeno a partir de energías renovables, o capaces de capturar y transformar dióxido de carbono (CO2) en materias primas para fabricar productos cotidianos: envases, ropa, materiales de construcción, pañales o incluso bebidas alcohólicas”.

La implantación de estos procesos, destaca el premiado, “permitiría una reducción sustancial de las emisiones de CO2 (necesaria para combatir el calentamiento global), el desarrollo de economías más circulares (las gallinas contaminantes que entran por las que salen) y, en general, la transición hacia un desarrollo sostenible”.

Pongamos un ejemplo que entiendan todos: “La manipulación de materiales en la nanoescala puede verse en un símil como alguien jugando con piezas de Lego. Juntando piezas de diferentes tamaños, formas y colores, podemos diseñar un material con propiedades especiales; que no se podrían conseguir utilizando un bloque muy grande de un solo color, caso de materiales tradicionales”.

Gran parte de su investigación se ha centrado “en modificar las propiedades de estos bloques funcionales para distintas aplicaciones. Por ejemplo, en el área de catálisis, para controlar las reacciones químicas necesarias para transformar el CO2 en productos de valor añadido; en el área de dispositivos electrónicos, para hacer pantallas que tengan colores mejor definidos, más brillantes y nítidos; en energía solar, para fabricar celdas solares superfinas y ligeras con alta eficiencia. Se trata de un área de trabajo muy multidisciplinar, sostenida en campos como la física, química, ciencia de materiales e ingeniería. Durante mi carrera, he tenido el privilegio de poder trabajar con científicos de primer nivel en todos estos campos y de poder en ellos”.

Ahora mismo, García de Arquer, tras concluir sus estudios en Toronto, se encuentra en Barcelona en “el apasionante momento de montar sus laboratorios en el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), contratar personal investigador y trabajar en varias propuestas estatales y europeas para atraer más fondos”. Objetivo: “Seguir desarrollando ciencia y tecnología para contribuir a luchar contra el cambio climático”.

Compartir el artículo

stats