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El AVE podrá alcanzar 250 km/h en la Variante, pero la velocidad máxima se decidirá en las pruebas

Los túneles de Pajares fueron diseñados para que los trenes avanzaran hasta a 300 kilómetros por hora, revelaron técnicos de Adif

Así fue el primer viaje en tren por la Variante de Pajares: Mercedes García, la primera maquinista en estrenar el túnel

Amor Domínguez

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Ramón Díaz

La velocidad que alcanzarán los trenes en la variante de Pajares es una de las escasas incógnitas que quedan por despejar sobre el proyecto que en poco más de un año posibilitará la llegada de la alta velocidad a Asturias. La primera aclaración ha de ser que aún no hay nada decidido en este sentido. Porque la velocidad máximas (mejor dicho, las velocidades) se decidirán precisamente durante la fase de circulación en pruebas, que comenzó oficialmente el pasado lunes, con un viaje de un tren Talgo BT de tracción diésel, conocido popularmente como “Aspirino”, entre La Robla (León) y Campomanes, en Lena. Los ensayos de este y otros trenes laboratorio permitirán componer lo que en el argot ferroviario se denomina “cuadro de velocidades”, en el que se reflejan los máximos que se podrán alcanzar en cada tramo.

Dicho esto, conviene aclarar que la variante de Pajares está diseñada para velocidades de hasta 300 kilómetros por hora, según reveló un dirigente de Adif. Y que el material móvil (los trenes) que cubrirán la línea Gijón-Madrid podrá alcanzar más aún, hasta 330 kilómetros por hora, según reveló la ministra de Transportes, Raquel Sánchez.

Pero es casi seguro que esas velocidades nunca se alcanzarán en el interior de los túneles de Pajares. Según dos técnicos de Adif consultados por este diario, es “muy probable” que se puedan alcanzar los 250 kilómetros por hora en la Variante. Porque ni el hecho de que el trazado sea subterráneo, ni la existencia de desvíos provoca una merma en la velocidad. Aunque quizá sí obligue a avanzar más lento el triple hilo (con ancho AVE y Renfe), desplegado en la vía Este. La vía tendrá ancho Renfe en la vía Oeste, aunque con traviesa polivalente, que permitirá cambiarlo a ancho AVE en el momento en que se haga necesario.

Uno de los técnicos consultados puso como ejemplo de que en tramos como la Variante se pueden alcanzar altas velocidades el tramo de los túneles de Guadarrama, donde “se alcanzan los 300 kilómetros por hora”. Hasta ahora, varios expertos habían señalado que en el interior de los túneles la velocidad máxima estaría entre 160 y 180 kilómetros por hora debido, sobre todo al triple hilo.

Echando cuentas, estas velocidades coincidirían con los tiempos de viaje apuntados por el Ministerio de Transportes para el AVE a Asturias: dos horas y 56 minutos para Oviedo-Madrid, que se reducirán hasta dos horas y 40 minutos y media hora más desde Gijón, cuando se mejore el trazado entre Pola de Lena y las ciudades asturianas.

Pero en varios momentos, en los últimos años, responsables ministeriales llegaron a hablar de dos horas 30 minutos, e incluso dos horas y 10 minutos para el viaje de Oviedo a Madrid, unos tiempos que obligarían a mejorar esos 180 kilómetros por hora en la Variante, y también los del trayecto entre León y Madrid, que se cubre en la actualidad en dos horas justas. En todo caso, el Ministerio ha subrayado que los tiempos de viaje del AVE a Asturias serán homologables a los del resto de líneas españolas.

Como ejemplo, las 2 horas y 40 minutos son un tiempo de viaje similar al que se registra en la actualidad en los trayectos AVE Madrid-Castellón, Madrid-Málaga o Madrid-Barcelona, y es sensiblemente inferior a los del Madrid-Granada. Pero es que, además, el trayecto asturleonés tendrá velocidades medias similares a las de trayectos como Berlín-Hamburgo y Barcelona-París, y ofrecerá incluso mejores tiempos de viaje que algunos de Alemania, Holanda o Francia, como los que unen Ámsterdam con París o Bruselas y Colonia con la capital francesa.

Accidente de tren el día que comenzaron las pruebas: “Creí que se nos caía el túnel encima”


“Habíamos salido en tren de Madrid a las seis y media de la tarde y a la altura de La Robla, ya de noche, sentimos unos golpes tremendos, un estruendo y empezaron a caer cosas en el techo de los vagones. Veíamos pasar cosas muy rápidas por las ventanas. No sabíamos qué pasaba. De repente, un frenazo tremendo. Creía que se nos había caído un túnel encima, y que se nos caería a continuación la montaña. Así que llamé a casa para decirles dónde estábamos, por si quedábamos sepultados”. Es el angustioso relato de María Blanco, una pasajera de un tren Alvia que cubría el trayecto Madrid-Gijón el pasado lunes, el mismo día que comenzaron las pruebas en la variante de Pajares, sobre el que cayó la catenaria. Muy cerca del lugar del que partió el tren laboratorio, con la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y otras autoridades a bordo, ocurrió el accidente del que fue víctima Blanco. “Éramos unos pocos pasajeros, el maquinista, la revisora y una camarera. Ninguno sabía qué pasaba. De repente vimos como fuegos artificiales y se hizo de día. No estábamos en un túnel, como pensaba, sino en el exterior. Todo comenzó a arder y empezó a entrar humo en el tren. No sabíamos si el tren estaba incendiado”, contó Blanco. “Después supimos que lo que había ocurrido es que la catenaria había caído encima del tren”, añadió. Un instante “de traca”, pese a la gravedad del momento, llegó cuando un operario preguntó si había en el tren algún mecánico. “Más tarde llegó otro tren y, a través de una rampa, pasamos a él y continuamos viaje. Llegamos a Oviedo a la una y media de la madrugada”. Blanco manifestó ayer su extrañeza porque el accidente se haya silenciado. “Fui con el parte de lesiones y me pedían que hablara bajo”, comentó sorprendida.

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