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90.º aniversario del voto femenino en España: "Hay que ser valiente y defender el derecho de las mujeres"

“¿Qué diferencia hay entre hombre y mujer para que estuviéramos fuera de la política?”, claman las veinteañeras, que creen básico el derecho al voto, no sin cierto desencanto actual

María Parrondo, Eva Maestro y Marta Prado, en la calle Clara Campoamor de Oviedo, simulando que votan para celebrar el 90.º aniversario del sufragio femenino. | | MIKI LÓPEZ

La juventud ya no es como lo era hace noventa años, pero muchas de sus luchas han quedado impregnadas, como si el propio ADN hubiera cambiado para que esto fuera posible.

Este 1 de octubre se cumplen noventa años de la aprobación del voto femenino en España, un derecho por el que Clara Campoamor luchó desde su silla en el Congreso para forjar una sociedad más igualitaria. Desde entonces, la vida ha cambiado en todos sus aspectos y el feminismo ha cogido fuerza para que las mujeres cada vez estén más cerca de conseguir la igualdad. ¿Qué piensan las nuevas generaciones de ese derecho que hoy nadie se cuestiona pero que en su día costó tanto consolidar? LA NUEVA ESPAÑA ha reunido a tres jóvenes.

“Ahora mismo votaría en blanco”. La estudiante María Parrondo lo tiene claro, su derecho al voto es “esencial”, pero eso no significa que esté contenta con la situación política que se vive en España: “No siento que haya un partido que me represente por completo. Cada vez que me informo más me desespero. Pero creo imprescindible ejercer el derecho a voto”.

Su sentimiento no es un caso aislado, cada vez más jóvenes sienten que desde las diferentes opciones políticas no se les tiene en cuenta y están algo desencantadas. Marta Prado y Eva Maestro, amigas de la primera, se sienten igual. “Creo que lo más fácil para que me sintiera representada es que me represente yo misma”, explica Maestro, que mientras termina su último año de carrera universitaria da clases particulares para poder ganarse unos ahorros. “La política nunca me ha llamado la atención, pero cuando pienso en que las mujeres de la edad de mi abuela no podían votar como lo hacemos ahora, no puedo parar de preguntarme por qué ocurría eso, ¿qué diferencia hay entre el hombre y la mujer para que nosotras estuviéramos fuera de la política?”.

Prado, por su parte, ha reflexionado muchas veces sobre el tema y su punto de vista es claro y conciso: “La historia nos ha mostrado siempre como las débiles, las amas de casa, el florero vivo. Ahora muchas luchas ya no son necesarias, pero me alegro de que alguien tuviera las agallas para poner las cartas sobre la mesa y hablar de lo que ocurría con nosotras, con las mujeres”.

Sin haber entrado aún en la treintena, estas tres amigas desde la adolescencia tienen muy claro que las mujeres son iguales a los hombres, pero asumen de que esta lucha no ha acabado. “Para mí es necesario que mujeres como Clara Campoamor luchasen en su época por un futuro mejor. De no haber sido por su valentía muchos de nuestros derechos no serían parte de nuestra realidad”, comenta Parrondo, que tiene la convicción de que su familia impregnó en ella muchas de las ideas que hoy defiende: “Mi madre me enseñó la importancia de ser quien soy y de defender mis derechos como mujer. Ser una cosa u otra no debería tener que ver con lo que somos o podemos conseguir”.

Desde que son mayores de edad, las tres tuvieron la oportunidad de votar en diferentes ocasiones. Eva Maestro siempre escuchó en casa opiniones de política, pero nunca le llamaron la atención. Sin embargo, nunca se quedó en casa cuando había que votar: “Siempre he ido con mi padre al colegio electoral, incluso desde pequeña cuando iba de su mano. En cuanto pude votar esa tradición no la rompimos, incluso muchas veces hemos puesto nuestras ideas en común para saber cuál era la mejor estrategia para que nuestro voto sirviera para algo”.

Por su parte, Prado no votó en todas las ocasiones, en alguna de ellas debido al “descontento” que sentía por la situación política: “Cuando no te explican nada no sabes por dónde tirar, te desmotivan políticamente incluso antes de tener la edad para votar. Así, ¿cómo vas a querer votar?”.

No obstante, y aunque el descontento y desconexión entre jóvenes y política sea un aspecto cada vez mayor, las tres son capaces de reconocer que la historia de Campoamor es digna de admirar: “Es un referente para todas las mujeres”. Campoamor era, junto a Victoria Kent, la única mujer dentro del Congreso en los años treinta. Entre ellas, el debate por el voto femenino fue una de las conversaciones más intensas entre las diputadas. “No entiendo bien la postura de Kent. Comprendo que pudiera tener miedo, pero su postura invalidaba su lucha por las mujeres. En esa época se necesitaba ser valiente”, apunta Maestro, que recuerda escuchar los nombres de las políticas en casa, no en el colegio: “Yo estudio para ser profesora, y creo que estas cosas deberían tratarse en las escuelas. Si desde pequeño te preparan para el mundo sería más fácil que la política resultara interesante”. Prado y Parrondo tienen la misma opinión.

Desde su punto de vista, la educación puede servir para “motivar” a los más pequeños y que puedan formar sus bases: “Los programas electorales son horribles, nunca se entienden y si desde joven te hacen leerte cosas tan aburridas la política se convierte en algo que no quieres tener cerca, un aspecto que está muy mal pensado porque, en realidad, todo es política”.

El 90.º aniversario del voto femenino es una fecha importante para celebrar, pero para las tres ovetenses no es solo una celebración, sino un recuerdo de lo que se consiguió a largo plazo: “Gracias a mujeres como Clara Campoamor nosotras tenemos el camino más abierto y todo es más sencillo. Hay que ser valiente y defender los derechos de las mujeres. Sin ellas no podríamos ser quienes somos”.

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