La Comisión de Educación y FP del Congreso debatirá mañana la creación de la especialidad docente del asturiano tras 16 años de debate. Desde 2005 la demanda ha sido recurrente, sin que se hayan producido avances. Mismamente el año pasado, la entonces Ministra de Educación, Isabel Celaá, dijo que ese reconocimiento llegaría cuando se aprobase la cooficialidad. Ahora, en pleno debate sobre el Estatuto de Autonomía, el grupo parlamentario confederal de Unidas Podemos, En Comú Podem y Galicia en Común lleva a a la cámara baja una proposición no de ley para exigir la creación de la especialidad.
En el curso pasado, en Primaria, las asignaturas de Llingua Asturiana y Lliteratura y de Gallego-Asturianu –son optativas– se ofertaron en un total de 227 colegios públicos (98,7%) y 42 de la red concertada (84%), lo que suponen 17.464 estudiantes. En ESO y Bachillerato, por su parte, las asignaturas llegaron a 79 centros públicos (92,9%) y 25 privados (49%), con una cifra total de 4.539 alumnos.
Por otro lado, la Consejería de Educación autorizó ayer la concesión de refuerzos docentes covid a 61 centros asturianos de la red privada y concertada. Hay dos perfiles fundamentales: especialistas de Pedagogía Terapéutica (PT) y Audición y Lenguaje (AL), con 832 horas extra semanales; y profesores para 4º de la ESO, Bachillerato y FP en centros con dificultades para cumplir con las medidas anticovid, con 232 horas semanales. Asimismo, los colegios concertados dispondrán de dinero extra (371.000 euros) para afrontar los gastos de la pandemia.
Modernizar Religión
También ayer la Conferencia Episcopal presentó su plan para renovar la asignatura de Religión en el marco de la ley Celaá, y que abordará, entre otros temas, la igualdad y el medio ambiente. Los obispos plantean, en su borrador de nuevo currículum, que los alumnos se comprometan con la “denuncia” y “erradicación” de la “desigualdad entre varones y mujeres” y aprendan a desarrollar sus “capacidades afectivas”. Los prelados españoles proponen hablar en clase de Religión de “la sostenibilidad del planeta, de la construcción de la paz, de la superación de la violencia y los fundamentalismos, y de la misericordia y el perdón”. Además, quieren que los niños aprendan a construir “su propia identidad y a respetar la de los otros” y que “cooperen a la construcción de sociedades democráticas”.
