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Hewings: “Muchos políticos defienden a sus ciudades como si fueran equipos de fútbol”

El profesor de Ciencia Regional en Illinois dona 3.000 libros a la Universidad de Oviedo para que “haya un fácil acceso a diferentes teorías”

Geoffrey Hewings, firmando una dedicatoria, ayer, tras su donación, con el rector, Ignacio Villaverde, al fondo. | Luisma Murias

Unos tres mil libros propiedad del profesor de Geografía y Ciencia Regional en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign Geoffrey Hewings descansan desde ayer en uno de los despachos del conocido como Laboratorio de Análisis Económico Regional (REGIOlab) de la facultad de Economía y Empresa del campus del Cristo en Oviedo. El espacio, bautizado desde ayer como biblioteca Hewings de Ciencia Regional, tiene como objetivo que “los estudiantes tengan fácil acceso a libros en los que se describen diferentes teorías”, reconoció el propio docente. El acto de presentación contó con la intervención del rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde; la decana de la Facultad de Economía y Empresa, Carmen Benavides; el director del Departamento de Economía Aplicada, Matías Mayor; y el coordinador del grupo REGIOlab, Fernando Rubiera.

“Mi despacho en Illinois está siempre abierto, allí los estudiantes de doctorado y colegas pasan horas consultando libros”, dijo el profesor, de origen galés, que añade que muchos de esos volúmenes son como sus hijos; “algunos llevan conmigo 60 años”, explicó. Realizada la donación, el profesor también estuvo abierto a hacer otras reflexiones. Como buen conocedor de las economías regionales –y, en particular, de la asturiana– ve poco recorrido a esa “vuelta a lo rural” que ha propiciado la pandemia. Y defendió que impulsar un área metropolitana en Asturias haría más eficiente las relaciones con los ciudadanos. “Oviedo no es una economía cerrada, tiene mucha relación con el resto de ciudades de la región. Comprender esto es importante, no solo desde un punto de vista económico, también para el transporte, el mercado inmobiliario...”, señaló, antes de añadir: “El problema es que hay un montón de políticos que piensan en sus ciudades o comunidades como si fueran un equipo de fútbol”. De la unión entre ciudades, resalta, pueden surgir importantes beneficios, especialmente para los habitantes.

También asegura que, paradójicamente, las deslocalizaciones se están acabando. El camino ahora es el inverso. Grandes empresas que habían instalado sus fábricas en Asia están regresando a Europa. Es lo que definió como un proceso “onshoring” (hacia la costa). “Muchas compañías se han dado cuenta de que tener que manejar muchas unidades productivas en muchos países es muy caro”, señaló. La culpa de este fenómeno la tuvo, primero, la crisis del coronavirus y, ahora, la crisis de microchips y materias primas. Defendió que algunos cambios que se están produciendo en la sociedad –como el auge del coche compartido– “no han venido para quedarse”. Reconoce que hay un cambio de mentalidad entre los más jóvenes, pero se pregunta: “¿Qué pasará cuando esos jóvenes se casen? ¿O cuando tengan hijos?”. Él mismo da la respuesta: “Seguramente querrán su propio coche”.

Aunque asegura que esa mentalidad “más verde” va por barrios. O, en este caso, por continentes. Reconoce que en algunos países de Europa el uso de vehículos compartidos o de la bicicleta está más extendido, mientras que a los americanos “no les gusta compartir su espacio en el metro o el transporte público, lo que quieren es conducir”. Sobre la vuelta a una vida más rural, más alejada de las ciudades, asegura que es una teoría que no se sostiene. “Es una fantasía”, sostuvo, “a la gente le gusta tener cerca una escuela para sus hijos”.

Por último, se mostró enérgicamente en contra del brexit. “Es uno de los grandes errores, una decisión horrible. Fue una decisión emocional pero horrorosa que nos lleva a un desastre”, señaló.

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