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Asturias asiste en Florida al salto espacial de “Lucy”

La astrofísica ovetense Noemí Pinilla vivió ayer en directo el lanzamiento de la misión de la NASA que buscará los orígenes del Sistema Solar: “Fue único y mágico”

Noemí Pinilla-Alonso y su marido, José Carlos Acuña, ayer en el jardín de cohetes del Centro Espacial Kennedy, en Florida (EE UU), desde donde salió “Lucy”. | LNE/ L. MURIAS

“Fue un día único y mágico”. Así vivió ayer la astrofísica ovetense Noemí Pinilla- Alonso el exitoso despegue de “Lucy”, la sonda de la NASA que se encargará de rastrear durante los próximos doce años los orígenes del Sistema Solar. La misión inició su viaje pasadas las once de la mañana (11.34 hora española/ 5.34 hora estadounidense) desde la Base de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida, en medio de una gran expectación internacional. Es la primera vez que se explorará los asteroides troyanos de Júpiter, una especie de “fósiles” que revolucionarán el conocimiento planetario y que ayudarán a comprender cómo surgió la vida hace más de 4.000 millones de años. “Es como si pudiéramos, en un solo viaje, conocer a nuestros antepasados más lejanos y estos nos contarán todo sobre nuestro origen”, resumió la asturiana.

Público asturiano que siguió en directo el lanzamiento de “Lucy” desde la Escuela de Minas de Oviedo. | LNE/ L. MURIAS

Pinilla-Alonso, que es responsable científica del radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico), uno de los mayores y más icónicos del mundo, fue una de las personas “privilegiadas” que siguió en vivo y en directo la salida de “Lucy”. “Aquí era de madrugada, así que dormí poco, pero la emoción de ver el lanzamiento en directo me mantuvo despierta. Al aire libre, a unos diez kilómetros de distancia, con la vista fija en la torre en la que ‘Lucy’ pasó sus últimas horas hasta que puntual, a las 5.34 y tras la cuenta atrás de diez a cero, comenzó su vuelo por el Sistema Solar”, describió. La también investigadora asociada del Instituto del Espacio de Florida ya presenció hace años el despegue de otra misión, la OSIRIS-REx, cuyo objetivo era alcanzar el asteroide Bennu. Así que “cuando recibí la invitación para ‘Lucy’ no lo dudé”, añadió. Asistió junto a su marido, José Carlos Acuña, y compañeros de trabajo.

Adriana Ocampo en la sala de control de la misión. | LNE/ L. MURIAS

Vivir el lanzamiento en directo, según aseguró Noemí Pinilla- Alonso, es “algo mágico”. “Pensar que ese trasto enorme que estás viendo ahí, en persona, va a recorrer millones de kilómetros para visitar otros mundos diferentes de la Tierra... Hay, además, tanto trabajo de preparación para ese momento y el que está por venir cuando empiecen a llegar los datos. Cuando piensas en todo esto, en esos diez segundos de cuenta atrás, cuesta hasta respirar”, confesó. La científica ovetense estuvo en todo momento en contacto con amigos de España y familiares. “Con ellos pude compartir la emoción, fue un lujazo”, afirmó.

Pinilla-Alonso y Acuña esperando el momento del despegue. | LNE/ L. MURIAS

Pero Asturias no solo vivió ayer desde fuera la misión “Lucy”, sino también desde dentro. En el equipo que lideró el proyecto estuvo la colombiana Adriana Ocampo, que es responsable del programa científico de la NASA y tiene raíces en Coro (Villaviciosa). La geóloga planetaria estuvo hablando durante todo el lanzamiento con el catedrático del departamento de Explotación y Prospección de Minas de la Universidad de Oviedo y director del Instituto de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA), Javier de Cos, que ayer participó, junto a otros científicos, en un acto dedicado a la misión en la Escuela de Minas, Energía y Materiales de Oviedo. Desde allí, precisamente, numeroso público siguió la retransmisión en directo que ofreció la NASA para el mundo entero y que vieron más de 130.000 personas.

La salida de la sonda. | LNE/ L. MURIAS

La salida de la sonda. | LNE/ L. MURIAS

“El de hoy (por ayer) es un paso crítico, es el momento más delicado y peligroso de la misión, porque pueden ocurrir muchas cosas, hasta estallar la nave. Así que cruzaremos los dedos y aguantaremos la respiración”, dijo De Cos minutos antes del despegue de “Lucy”, que tardó aproximadamente una hora en salir de la tracción terrestre, desprenderse de cada uno de sus módulos, salir de la cápsula y desplegar sus alas –unos paneles solares de forma circular–. Aunque en la pantalla parecía diminuta, casi como una estrella, la nave en realidad no es pequeña: mide 15 metros de lado a lado: es decir, como un edificio de cinco plantas.

Ese cierto nerviosismo de De Cos se debe a que Asturias también ha aportado su granito de arena en la misión “Lucy”. El ICTEA colaboró a principios de mes con la NASA, observando uno de los ocho asteroides que visitará la nave a lo largo de los próximos doce años: “Polymele”. Un equipo de científicos de la Agencia Espacial Estadounidense, con la propia Ocampo y el investigador Marc Buie a la cabeza, estuvo del 27 de septiembre al 1 de octubre en la Escuela de Marina Civil de Gijón estudiando con detalle estas rocas, a través de unos gigantescos telescopios, de 40 centímetros de diámetro. “Este asteroide, que justo pasaba en esa fecha por España, es el más pequeño de todos y de su observación hemos obtenido datos vitales sobre él. Ahora sabemos con más precisión su forma y tamaño. Gracias a ello, ‘Lucy’ sabrá qué preguntar una vez llegue allí”, explicó Javier de Cos.

Como se puede imaginar, el viaje a Júpiter será largo. De hecho, la nave no llegará hasta 2027 al asteroide visto desde Asturias. En concreto, “Lucy”, que debe su nombre a los restos fósiles del ancestro humano que arrojó luz sobre la evolución, explorará siete asteroides troyanos más uno del cinturón principal entre Marte y Júpiter, llamado “Donald Johanson”, que la sonda utilizará como campo de pruebas. Estas reliquias son restos del material primigenio que formó los planetas y que podrían contener cápsulas del tiempo sobre el nacimiento de nuestro Sistema Solar. “Es una de las misiones de la NASA que más objetivos distintos tiene”, subrayó en este sentido Javier de Cos. Tras obtener información de estos asteroides claves para entender el origen de la vida, “Lucy” continuará su aventura espacial durante mucho más tiempo. “Se espera que esté en órbita dos millones de años. Lleva una placa con mensajes de artistas y escritores con el objetivo de que nuestros descendientes tengan una idea de cómo éramos nosotros”, concluyó el director del ICTEA.

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