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Adriana Ocampo Uría Directora del programa científico de la NASA y miembro del equipo que lideró la misión “Lucy”

“El lanzamiento de la nave ‘Lucy’ pasará a la historia como uno de los más lindos”

“La NASA estará eternamente agradecida a Asturias por abrirnos las puertas para observar uno de los asteroides que explorará la sonda”

Adriana Ocampo Uría. | NASA/ Aubrey Gemignani

Adriana Ocampo Uría, científica colombiana de la NASA con raíces en Coro (Villaviciosa), participó este sábado en Florida en el lanzamiento de “Lucy”, la nave espacial que se encargará de estudiar durante doce años los “fósiles” que crearon el Sistema Solar. Son ocho asteroides troyanos de Júpiter que podrían ayudar a entender cómo se formaron los planetas hace más de 4.000 millones de años. Ocampo, que es responsable del programa científico de la Agencia Espacial Estadounidense, formó parte del equipo que lideró la misión desde sus inicios, hace cinco años, hasta el “espectacular” despegue de la nave que tuvo lugar anteayer desde Cabo Cañaveral. La descendiente de maliayos atendió a LA NUEVA ESPAÑA tras controlar durante horas el viaje de “Lucy” por el espacio.

–¿Cómo vivió el lanzamiento de la sonda?

–Fue una experiencia inolvidable, única en la vida. Después de estar trabajando en esta misión desde enero de 2017, que fue cuando se me asignó seguirla en todo su desarrollo, ha sido toda una hazaña haber podido cumplir el lanzamiento de “Lucy” a tiempo. Y eso a pesar de las condiciones excepcionales que se dieron: ninguna otra misión anterior tuvo que someterse a construir una nave espacial en medio de una pandemia. Estar en la plataforma de lanzamiento, en el control de la misión, y ver que todo salió perfecto fue algo extraordinario. Teníamos las condiciones atmosféricas perfectas, la ventana de lanzamiento se abrió a las 5.34 horas (a las 11.34 en España) y “Lucy” salió en ese punto exacto de tiempo. El lanzamiento quedará registrado en los libros de historia como uno de lo más lindos porque, al ser de noche, la luz que desprendió el cohete quedó amplificada con las nubes. Fue, realmente, espectacular y la sensación que nos queda en el cuerpo es de gran satisfacción porque esto lo estamos haciendo por el bien de la humanidad, para que nuestra especie siga desarrollándose y entienda mejor el Sistema Solar.

–¿Qué supone este día para la humanidad?

–Quedará registrado en los libros como el día en el que se comenzó el épico viaje para descubrir una región de nuestro Sistema Solar nunca antes explorada, que son los asteroides troyanos. Y esta región tiene claves. Los asteroides troyanos son remanentes de la formación planetaria del Sistema Solar y pueden decirnos cómo los planetas se han venido formando y cómo han ido cambiando su posición. Por ejemplo, es muy probable que los planetas gaseosos hace 4.000 millones de años no orbitasen en la misma localidad en la que lo hacen hoy, con lo cual han cambiado su posicionamiento. Y ese cambio ayudó a traer las moléculas, incluyendo la del agua que es clave para la vida, así como también elementos pesados, al foro interno del Sistema Solar. Siendo Júpiter el planeta más grande, yo siempre digo que, en conjunto con otros planetas gaseosos, actuó como una gran licuadora mezclando todos esos elementos claves para que la vida sea tal cual la conocemos hoy. Y la misión “Lucy” es como la piedra de Rosetta, que contiene las claves para descifrar la historia cronológica de la evolución planetaria de nuestro Sistema Solar.

–¿Cuántas personas participaron o siguieron presencialmente el lanzamiento?

–Fueron miles y miles de personas, incluso en condiciones de pandemia. La crisis sanitaria obligó a reducir significativamente el aforo, pasando de más de 100.000 personas en otras misiones a solo 15.000 o 20.000. Extrañamos a nuestros compañeros de universidades europeas, como los de la Universidad de Oviedo, que jugaron un papel importante en la ocultación del asteroide troyano Polymele. Esperamos que en otra ocasión, quizá cuando “Lucy” retorne, puedan acompañarnos.

–¿En cierta medida, Asturias ha contribuido al éxito de esta misión?

–Sí, Asturias ha aportado mucho. A principios de octubre ocurrió un evento muy importante que llamamos ocultación. Eso quiere decir que cuando un objeto, en este caso el asteroide troyano Polymele, se cruza con una estrella brillante, la sombra se proyecta y, en esta ocasión, cayó justo sobre la Península Ibérica. Gracias a la hospitalidad y a las ganas de ayudar de Asturias, especialmente de la Universidad de Oviedo, del ICTEA y del doctor Javier de Cos, se nos abrieron las puertas para poder hacer un gran desplazamiento, que implicó el movimiento de 22 telescopios de 40 centímetros cada uno, todos ellos con equipos muy sensibles para poder contemplar el evento. Para ser desplazado, cada telescopio requirió de al menos cuatro personas, por lo que al final fuimos de 80 a 100. Y, por ello, la NASA estará eternamente agradecida a Asturias. La nave sobrevolará en septiembre de 2027 el asteroide Polymele –uno de los ocho que explorará en doce años–, que es el más pequeñito de todos. Pensamos que no tiene más de 30 kilómetros de diámetro. Con la ocultación pudimos determinar su tamaño y su forma, y eso ayudará a “Lucy” en la secuencia de observación que realizará.

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