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Sánchez, sin contestación interna, encarga a Lastra preparar al PSOE para el ciclo electoral

El respaldo del 94,9% de los delegados a la nueva ejecutiva corrobora el final de un lustro de división y refuerza el poder del líder socialista y de su círculo de confianza

Pedro Sánchez, Adriana Lastra y Santos Cerdán, con los delegados del congreso socialista detrás, durante el acto de clausura. | E. P.

El desenlace del 40º. Congreso Federal del PSOE transmitió ayer la idea central, perseguida por Pedro Sánchez y por el círculo de confianza que se ocupó de preparar el cónclave de los socialistas, de que el partido se han convertido en un bloque compacto en torno al líder y a la nueva comisión ejecutiva, en la que se produce una profunda renovación (permanecen doce de los cuarenta y dos miembros anteriores), a la vez que salen reforzados dirigentes como Adriana Lastra. Reelegida vicesecretaria general, Lastra asume la responsabilidad de “preparar” al PSOE –según una expresión del presidente del Principado, Adrián Barbón– para la nueva etapa, con la vista puesta en el ciclo electoral que se iniciará en noviembre del próximo año con las elecciones autonómicas andaluzas y que culminará, salvo adelanto, en los comicios generales de fines de 2023.

Pedro Sánchez siguió ayer, en el fondo, la secuencia lógica. Tras un congreso diseñado –bajo la coordinación de Adriana Lastra– para que nada quedara al arbitrio ni a la sorpresa y pensado para remarcar continuamente la palabra “unidad”, el discurso de cierre del secretario general no podía emprender ayer una excursión hacia otros derroteros. El presidente no quiso construir un titular fulgurante, lanzar un anuncio de impacto en la clausura, ante unos 9.500 militantes y simpatizantes —según la organización— entregados al líder y a la celebración de la cohesión interna. En el guión estaba que reivindicara la historia del PSOE, su presente y el avance de la socialdemocracia en Europa.

“Somos un partido unido y fuerte, un partido siempre al servicio de España”; “la socialdemocracia goza de una salud de hierro”, afirmó. La receta socialista, la que a su juicio se demostró sobradamente eficaz durante la pandemia, es resiliente, está “vivo el proyecto de progreso y justicia” al que hace años, cuando él llegó al liderazgo del PSOE, enfatizó, “pronosticaban la muerte, a izquierda y a derecha”.

El presidente se reivindicó a sí mismo pero reivindicó, muchísimo, de manera casi obsesiva, a Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, y también a Joaquín Almunia. A sus antecesores. Lo hizo como nunca. Los mentó en cada pasaje de su largo discurso, de casi una hora. Se proclamó, en definitiva, su heredero.

El mensaje de la reconciliación interna, del entierro de cinco años de división, quedó rubricado cuando los delegados votaron los órganos de dirección: la Comisión Ejecutiva, el Comité Federal —el tercio de sus miembros que le corresponde elegir al cónclave— y la Comisión de Ética y Garantías. Recibieron un respaldo abrumador, superior en los tres casos al 94%. En concreto, la renovada cúpula, de 42 miembros y con Adriana Lastra como “número dos”, recabó el sí de 975 delegados, (94,94%) de los 1.027 que votaron (hubo 52 papeletas en blanco y ningún voto en contra).

Lastra saluda a los asistentes al ser presentada como vicesecretaria general del PSOE, tras las votaciones de ayer. | E. P.

El nuevo órgano ejecutivo está compuesto en un 60 % por mujeres (25 mujeres y 17 hombres). “Siempre he dicho que el siglo XXI será el de la revolución feminista o no será y lo está siendo en el PSOE”, manifestó Lastra, que mostró su satisfacción con la renovación y también con “la diversidad” de la ejecutiva. “Refleja la diversidad de nuestro país” y “el poder municipal, con unas alcaldesas maravillosas que se han incorporado”, comentó. Y añadió que la presencia de seis ministros, entre ellos el vicepresidente Félix Bolaños, muestra “la coordinación absoluta entre partido, gobierno y grupo parlamentario”.

Para Sánchez, el de 2021 era su tercer congreso como secretario general. El de mayor sosiego interior, el que ha celebrado ya en la Moncloa, afianzado en el trono de Ferraz y sin amenaza de golpe de coroneles ni con el recuerdo fresco de una guerra fratricida. Eso explica unos números que hasta ahora no había conseguido jamás. Ni en el cónclave extraordinario de 2014 (86,19%) ni en el ordinario de 2017 (70,50%), el que sucedió a su victoria sobre Susana Díaz.

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