“No sé en qué momento se nos rompió el amor”. El presidente del Principado venía de escuchar, a lo mejor hasta sorprendido, los términos en los que sus socios de investidura constataban, decepcionados, que con el correr de la legislatura Adrián Barbón “ha decidido romper amarras con el proyecto de izquierdas para gobernar sin aliados”. Según la interpretación de la representante de IU, Ángela Vallina, el jefe del Ejecutivo puede haber llegado a la conclusión de que ha acumulado “un caudal de fuerza política que le permite avanzar haciendo que la geometría variable actúe a su antojo”. Empezaba un alegato que puso al presidente de espaldas a los compromisos adquiridos en 2019 y le acusó de “abandonar” la alianza por la industria o de gestionar los fondos europeos con “secretismo”.
Vallina resumió sus decepciones poniendo ante los ojos del Presidente el “calvario” de la gestión de la pandemia en la Consejería de Educación, la necesidad de una intervención del Estado para revertir el “monumental fraude” de Alu Ibérica –a la que Barbón opuso la imposibilidad de hacerlo mientras siga el proceso judicial– o la consabida visión de IU sobre el inmovilismo de la estrategia demográfica: “No se trata de comisionados que formulen planteamientos teóricos, sino de buscar soluciones prácticas”. También en esto, reprochó, “el Gobierno ha decidido caminar en solitario”.
“Usted ha decidido romper amarras con el proyecto de izquierdas para gobernar sin aliados”
Llegó pronto la esperada reprobación de la parálisis del Ejecutivo socialista respecto a la reforma del Estatuto de Autonomía y la falta de respuestas a la propuesta de calendario de tramitación planteada por Podemos e IU. Con cierta desesperación, Ángela Vallina pidió al Presidente que “pongan sobre la mesa los asuntos que deseen, les vamos a decir que sí si obtiene el acuerdo con el resto de los grupos. Hablen con nosotros o no lo hagan, pero hablen con alguien”.
La réplica del Presidente, prologada por la reafirmación de su compromiso con “la izquierda transformadora que gobierna”, asumió en parte el alegato de su interlocutora, al menos allí donde la invitó a reconocer que, habida cuenta de que la suma de PSOE e IU no llega a la mayoría absoluta y de que a veces con Podemos no puede contar, le hacen falta otros apoyos. Echó Barbón la culpa a la pandemia –“es cierto que se ha reiniciado la legislatura”– de su necesidad de “ampliar el círculo de apoyos, porque hay cuestiones que se han convertido en transversales”. “En modo alguno”, quiso aclarar también, “damos por rota esa alianza” con IU.
En el terreno de las propuestas concretas, Barbón recogió el guante aceptando que el presupuesto de 2022 se edifique sobre los acuerdos de concertación social, que dijo espera tener cerrados para cuando el 2 de noviembre arranquen los contactos de la negociación presupuestaria, y aludió a dificultades de “encaje legal” para no comprometerse a integrar en el Principado las escuelas infantiles. A la mención de los problemas del transporte escolar en la Asturias rural respondió Barbón con un proyecto inminente para “doblar muchas de las frecuencias” de las líneas que los escolares comparten con el resto de la clientela.
Las ideas
Seis propuestas de pacto. La dureza con la que se inició la intervención de la portavoz de IU terminó con la oferta al Gobierno de seis pactos: edificar los Presupuestos sobre la concertación, fortalecer la atención primaria y la política medioambiental, revitalizar la alianza por la industria y la política social y educativa y contar con los ayuntamientos en la reforma de la Administración
