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Me quedo en el pueblo

Raquel se pone tras el mostrador de la tienda que fundó su abuelo en Riberas (Pravia)

Licenciada en Turismo; casada y madre de dos hijos, dejó atrás su vida en Avilés para instalarse en la casa familiar y reabrir un negocio señero y muy querido en el concejo que también llevaron sus padres: el Comercio Estanco del Naval, "donde hay de todo y más"

Raquel Soledad Martínez Suárez en exterior de su tienda en el pueblo de Riberas (Pravia)

Raquel Soledad Martínez Suárez recuerda con cariño aquellos días de su infancia cuando ayudaba a sus padres a hacer las torres del jabón chimbo o a colocar las cajetillas de tabaco los sábados en el comercio estanco Del Naval, asomada a la carretera que cruza el pueblo de Riberas, en Pravia. Cuando habla de ello sonríe; de hecho, es una mujer cordial y atenta que gusta del trato con el público y de que la gente se vaya satisfecha del negocio familiar que ella reabrió el pasado 28 de julio tras haberse cerrado un tiempo con la jubilación de sus padres, Ángel Martínez del Naval y María Angélica Suárez Menéndez.

Raquel, en el interior de su establecimiento a pie de carretera en Riberas (Pravia) Ana Paz Paredes

“Esta tienda de pueblo tiene mucha historia. La fundó mi abuelo, que se llamaba Julio Martínez Uría, pero todo el mundo le conocía por Julio del Naval, en 1955. Empezó con una carnicería y despachando carne de su propia ganadería. Tiempo después decidió ampliarlo a comercio completo y también a estanco. Lo continuaron mis padres y, ahora, quien se ha puesto al frente soy yo”, dice con una mezcla de ilusión y orgullo tras el mostrador de un establecimiento que es, con todo merecimiento, una parte importante de la historia local de Riberas.

Una de las zonas de la tienda que regenta hoy Raquel Soledad Martínez Suárez. Ana Paz Paredes

Ella, casada y madre de un niño y una niña, es diplomada en Turismo, además de haber estudiado tripulante de cabina así como los idiomas inglés, francés y alemán en la Escuela de Idiomas. “Trabajé en oficinas de información al turista en Avilés, Cudillero y San Juan de la Arena. Mi último trabajo fue en un hotel en Avilés”, recuerda esta emprendedora.

La joven emprendedora praviana, a la entrada de su tienda en Riberas. Ana Paz Paredes

El covid hizo que toda la familia se trasladara, cuando se anunció el confinamiento, al hogar familiar en Riberas, junto a sus padres. “Desde aquel día vivimos aquí y, cuando finalmente se pudo regresar a Avilés, yo dije que no, no me veía metida otra vez e un piso después de haber vivido aquí, en el pueblo, al aire libre, más tranquilos, sin tanto miedo al covid. El tema de la pandemia me fue minando y cada día me costaba más socializar. Al final, y de acuerdo con mi marido, decidimos quedarnos, aunque los niños los lleva cada día él a su colegio de Avilés. Sobre todo, por el mayor, que ya tenía su vida hecha con sus actividades, sus amigos, su día a día en el cole”, relata.

No falta el pan recién hecho así como empanadas y bollos preñaos en su tienda. Ana Paz Paredes

La otra gran decisión de Raquel fue reabrir el negocio familiar dándole un pequeño lavado de cara en el que colaboraron todos, de tal forma que ahora es una tienda luminosa, llena de todo tipo de productos, tanto de primera necesidad como delicatessen, además de estanco y horno, donde calienta el pan del día además de empanadas y bollos de chorizo. “Y aunque la carnicería se quitó hace años, traigo productos muy buenos de elaboradores asturianos”, matiza ella.

Raquel Soledad Martínez vende muchos productos de productores locales además de marcas asturianas. Ana Paz Paredes

La alegría del vecindario ha sido grande desde que el comercio estanco Del Naval reabrió; una alegría que ella también comparte con su clientela. Cree que se puede emprender en el medio rural; eso sí, matiza que “yo tuve la gran suerte de que el negocio ya estaba aquí. Le estaré eternamente agradecida a mis padres, a mi marido, a mis hijos, a mi hermano por lo que me ayudaron. Pasé de momentos muy difíciles anímicamente a estar encantada hoy con la tienda y viviendo donde vivo, además de poder conciliar. Por supuesto que se puede emprender en el campo, pero hay que trabajar mucho, no solo es estar detrás del mostrador, que también tiene lo suyo. Pero yo lo hago con mucha ilusión, disfrutando con ello”, cuenta sonriendo.

El estanco funciona muy bien en este comercio local de Riberas (Pravia) Ana Paz Paredes

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