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La castaña se resiste de momento al otoño asturiano: escasa y algo cara

Los recolectores confían en que en quince días los caminos se llenen del fruto, perjudicado por el abandono de los montes y la sequía estival

Pelayo Barquín, en su puesto de castañas en Avilés. | Ricardo Solís

Poca castaña (de momento) ha dejado el otoño asturiano. Así lo constatan los productores y organizadores de certámenes regionales, una situación que confían en que cambie de aquí a mediados de mes. Y es que hasta ahora no ha habido lo que se dice un “tiempo de castañas”, otoñal, que haya propiciado que los frutos se caigan del árbol. Así las cosas, los asturianos tendrán que esperar para “salir a la gueta” (pañar castañas), una actividad de ocio muy habitual en estas fechas y que luego da pie a los populares amagüestos con sidra dulce (también en plena elaboración en los lagares).

Pero habrá que esperar. Además, las que hay tampoco es que sean muchas y apenas se han desarrollado debido a que ha sido un verano más bien seco –sobre todo, agosto–, lo que no ha facilitado el crecimiento.

“No es que haya mucha, ni grande”, explica Paco Valdés, productor de Las Regueras, concretamente, de la variedad valduna que crece en la zona y es de las más famosas por su calidad. “Sin agua en agosto ha sido difícil. Pero habrá bastantes de aquí a dos semanas. Con el aire que empieza a hacer no será necesario sacudir los castaños”, apunta.

Precio

En Las Regueras prevén poner a la venta unos 500 kilos de valduna en el próximo certamen, donde el valor rondará los 7 euros el kilo, algo más caro que hace dos años –última edición– cuando estuvieron a entre 5 y 6 euros. De la variedad de Las Regueras, Valdés destaca su sabor, “distinto, más dulce que otras”; su presencia, “con colores muy vistosos, intensos, y tienen un culo más redondo que otras piezas, lo que le da una forma especial; además de su tamaño, “pues cada una ronda los 15 gramos, son grandes”.

Este productor de Las Regueras se congratula también de que poco a poco la producción de castaña en Asturias se extienda y los jóvenes apuesten por profesionalizarse. “Hace poco estuvimos en la asociación de excursión en Villatresmil, en Tineo, donde han hecho una gran plantación. Eso es bueno, se percibe inquietud por recuperar una labor de siempre en Asturias y muy arraigada en las costumbres”.

Con todo, el castaño se asocia en el Principado a las cunetas y linderos –ha sido un árbol “sacrificado” para cerrar fincas, delimitar carreteras, dada su fortaleza y fácil crecimiento–, donde cada año caen y se pierden toneladas de fruto seco sin darle salida, salvo para consumo casero o amagüestos entre amigos. Algo impensable en regiones vecinas como Galicia y países como Francia, donde la castaña es muy apreciada y, aparte de que la recolección y venta están profesionalizadas más allá de la práctica personal, su recorrido gastronómico es muy amplio. Con todo, en la región poco a poco van surgiendo pequeñas firmas en la industria agroalimentaria que aprovechan este fruto de otoño para distintas elaboraciones (cremas, mermeladas) y también son cada vez más los hosteleros que se animan a usarla en la cocina.

Pocas castañas, pero muy buenas. Ese es el balance de la temporada para los productores de la comarca del oriente de Asturias. La calidad de las recolectadas es muy buena, aseguran, más ahora que las que hubo inicialmente, que eran “más roinas”.

Una de las recolectoras de la comarca es Angelita González, vecina de la localidad de Parcia (Amieva), que lleva más de ocho años en la tarea. Reconoce que hay menos castañas, fundamentalmente por el estado de los castaños y el abandono de los montes.

“Las primeras eran roines, pero ahora están saliendo las más gordas, son buenas. Hay pocas porque los castaños están picados y no se cuida el monte como antes”, dijo Angelita González, recolectora desde hace más de 8 años.

El precio del fruto se sitúa en este caso, ahora, entre los 3,90 euros y los 4 euros, algo que para los recolectores no va acorde al trabajo que ocasiona la recogida. Un precio que suele ser más alto al principio de cada temporada, pero que se va a ajustando a la baja con el paso de las semanas

“Las primeras se pagan más caras, luego empiezan a llegar castañas de todos los lados y el precio baja un poco. Para lo que dan que hacer, no se paga mucho”, comentó Angelita González.

El cono de castañas, a dos euros, se estanca en doce piezas: “No pueden ir más, están caras”

Guillermo Manuel Pelayo Barquín, más conocido como Pelayo, ya se encuentra en plena temporada de castañas. Desde las 5.30 horas, y hasta que el cuerpo aguante, el famoso vendedor de Avilés ofrece sus apetecibles conos de castañas por diferentes localidades y pueblos o colegios de toda la comarca avilesina, dando salida a los más de 3.000 kilos que tiene previsto despachar lo largo de toda la temporada de otoño e invierno.

“Donde más vendo es en los amagüestos. El año pasado, no tuve ninguno, pero este he recuperado hasta el 80 por ciento de los que tenía antes de la pandemia”, celebra Pelayo. Tras terminar una jornada cualquiera a pie de calle aún tiene que llegar a su casa para picar y seleccionar las castañas que venderá al día siguiente. “Los sacos ya vienen listos, así que voy viendo sobre la marcha lo que puedo vender”, apunta.

El precio de un cono –con una docena de castañas recién salidas de su bombo– es de dos euros. “No puedo meter más porque están muy caras”, lamenta el ilustre vendedor, que pone el grito en el cielo por la “subida constante” del coste de un producto que él en particular trae desde Zamora. “Llevo trabajando con la misma empresa desde hace 25 años”, explica. Sin embargo, el aumento del precio al que le sale el fruto –hasta en tres ocasiones desde que apalabró los primeros amagüestos– él no lo aplicará a sus clientes. “La palabra es la palabra”, afirma Pelayo, que perderá ganancias por ello.

Los certámenes regionales vuelven a Las Regueras y Arriondas


Con la pandemia controlada –al menos eso indican los datos– los certámenes asturianos dedicados a la castaña vuelven al calendario después de dos años, ya que en el otoño de 2020 el azote del coronavirus frenó su organización. Este fin de semana le toca el turno a Arriondas (Parres), donde han decidido prolongar el Certamen de la castaña y productos de la huerta, que llega a su 30.ª edición, dos fines de semana con el fin de evitar aglomeraciones, pero al mismo tiempo animar y llenar de ambiente la capital parraguesa. Este mismo viernes se inaugura la feria, con actividades infantiles. El sábado, será el pregón, a las 20 horas, en la plaza Venancio Pando, a cargo de el catedrático Saúl García Blanco, seguido del encuentro de corales. Este domingo, así como el viernes y sábado próximos, habrá distintos actos hasta llegar al último día, el domingo 14, jornada principal con los puestos de castañas y el homenaje a los “Paisanos del año”, José Luis Corteguera y Balbina Martínez. No faltará un amagüestu popular para cerrar el certamen.

El 13 y el 14 de este mes también se celebra el 21.º Certamen de castaña valduna en Santullano (Las Regueras), una feria muy concurrida y conocida en la zona y que regresa al calendario para alegría de la organización. Adonina Tardón, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Oviedo, se encargará de dar el pregón el día 13, a las 12 horas. La tarde se completará con teatro, música y la entrega del premio “N’alcordanza”.

El domingo la feria abre de 11 a 14 horas. A las 13.30 horas está previsto un concierto del coro “Las Regueras” y a las 14 horas se entregarán los premios del concurso y se clausurará. Habrá bailes folclóricos con “La Xordia Les Regueres”, además exhibición de oficios tradicionales y de costumbres de antaño como la esfoyaza de maíz. En el bar se servirán castañas asadas y sidra dulce, además de poder comprar fruto en los puestos.

Este año, en Las Regueras han recuperado además las jornadas gastronómicas, que se celebrarán los próximos días 12, 13 y 14. Serán siete restaurantes de todo el concejo los que sirvan el menú del festival a base de pote de castañas, cabrito guisado, postres caseros y vino rioja, a un precio de 22 euros.

En Aces (Candamo), otro lugar donde tradicionalmente ha habido festival de castaña, este año también se quedan en blanco como el pasado. La organización no ha tenido tiempo a convocarlo dado a las dudas de si la pandemia les permitiría celebrarlo, según Iván Alba, tesorero de la asociación vecinal.

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