Emilio Cartes, profesor jubilado de Historia Antigua en la Universidad de Oviedo, falleció este viernes en la capital del Principado. Nacido en Salamanca, llegó a Oviedo con 33 años para ejercer su vocación docente y también su afición por el piano. Pronto se le conoció por ambas facetas.
Dado que no cursó propiamente la carrera de piano, se autodefinía con gracia “pianero”. Pese a todo, llegó a actuar en escenarios de Lisboa, Alemania, Francia, muchos puntos de España y, desde luego, Asturias. Tocó durante años en los locales más emblemáticos de Oviedo: Tigre Juan, El Paraguas o La Regenta... En los 80 ejerció cinco años como pianista oficial del hotel de La Reconquista, donde actuó tres veces ante el mismísimo Luciano Pavarotti. Finalmente, se vio obligado a renunciar por incompatibilidad con su puesto docente.
En diciembre de 2017, un síncope, el tercero de su vida, le hizo caer, se golpeó en la cabeza por dos sitios y perdió la memoria, el habla y el movimiento. Pasó por momentos de delirio, por hablar sin sentido de emperadores romanos o por pedir la cuenta en la UCI pensando que estaba en un restaurante. “También creí que estaba en Inglaterra”, rememoraba entre risas. Una neurocirujana llegó a predecir que jamás recuperaría el habla.
Ocho meses después, se produjo “el milagro”: tocó el piano en la boda de su hija Marta. Bajo ese vuelco vital subyacía una historia de perseverancia y superación. Su hija menor, Carlota, revivió a su padre con la mejor terapia: la música que tantas veces había escuchado e interpretado. “Los médicos me decían que no se enteraba de nada, pero yo seguí poniéndole piezas musicales en el hospital con el móvil o con el ordenador. Eran grabaciones que tenía de él tocando el piano: ‘The Beatles’, tangos, jazz, bandas sonoras de películas...”. Andando el tiempo, recobró las facultades perdidas.. ”Nos inculcó su pasión por la música clásica y la Historia”, destacaron sus tres hijas Marta Patricia, Cristina y Carlota. Y añadieron: “Era un luchador incansable, como su admirado Cayo Julio César, muy culto, entrañable, con mucho carisma y gran sentido del humor, cualidades con las que se ganó el aprecio de muchas personas”.
En el plano universitario, fue discípulo del gran historiador Miguel Artola (1923-2020). “En sus explicaciones, conjugaba el conocimiento y la reflexión y acercaba el mundo antiguo a la realidad contemporánea, por lo que sus clases gozaban de gran predicamento”, subrayaron sus hijas.