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El “Vaquilla de Cabranes” vuelve a prisión tras negar el robo con violencia de León

Manuel Crespo Piedra pide ingresar en la cárcel de Asturias para evitar “represalias” en la de Villahierro, de la que huyó la semana pasada

El "Vaquilla de Cabrales", rumbo de nuevo a prisión, con nuevos cargos tras su escapada por Asturias

El "Vaquilla de Cabrales", rumbo de nuevo a prisión, con nuevos cargos tras su escapada por Asturias Luis Ángel Vega

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El "Vaquilla de Cabrales", rumbo de nuevo a prisión, con nuevos cargos tras su escapada por Asturias Luis Ángel Vega

“No golpeé a nadie”, aseguró en la mañana de este jueves Manuel Crespo Piedra, el “Vaquilla de Cabranes”, enviado de nuevo a prisión por la jueza de Infiesto, Nuria Ballvé. Crespo, que se acogió a su derecho a no declarar ante la magistrada, sí quiso dejar claro que no había golpeado al vecino de Candamía (León) al que el jueves de la semana pasada sustrajo el vehículo, un robo que por otro lado no niega. Manuel Crespo, que era muy consciente de que volvería a la cárcel, pidió expresamente ser ingresado en la prisión de Asturias y no en la leonesa de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, de la que se escapó la semana pasada, ya que teme “represalias” por parte de los funcionarios. Está por ver si se le concede esta petición.

Tras pasar los dos últimos días en el cuartel de la Guardia Civil de Langreo, después de ser detenido este martes en la senda del Ríu Viacaba, en Vegapallía, Manuel Crespo llegó al Juzgado de Infiesto a la una de la tarde. Se trata de un hombre menudo, de baja estatura, con algunos tatuajes en el rostro. Presentaba un buen estado físico, a pesar de la semana que ha pasado dando tumbos por media Asturias y León. A las dos menos veinte de la tarde compareció ante la magistrada Ballvé. El ministerio fiscal solicitó el ingreso en prisión al considerar que existe riesgo de fuga y de reiteración delictiva, ya que tiene antecedentes penales por los tres delitos por los que fue detenido; a saber, robo con violencia, robo con fuerza de las cosas y quebrantamiento de condena. La jueza dictó la orden de prisión dando la razón a los temores de la Fiscalía.

Manuel Crespo se escapó el 26 de octubre de la cárcel de Villahierro aprovechando una salida terapéutica. El jueves de la semana pasada, junto a su compañera sentimental, que disfrutaba de un permiso penitenciario, asaltó a un vecino de Candamía (León), al que robó el dinero y cierta cantidad de dinero, tras golpearle en la cabeza.

El vehículo fue localizado el viernes en Cabranes, concejo del que procede Crespo –concretamente de Arboleya– y al que dirigió su atención la Guardia Civil, que estableció un dispositivo de búsqueda con varios controles de carreteras para dar con este recluso. En ciega escapada, el “Vaquilla de Cabranes” se refugió hasta en tres viviendas para eludir la acción de la Justicia.

Ante la presión de los agentes, Crespo y su pareja –cuya identidad se corresponde con las iniciales E. S.– se movieron hacia el concejo de Villaviciosa. Fueron avistados en la parroquia de Amandi. La mujer fue arrestada por la Guardia Civil, pero Crespo logró ahuecar el ala. El huido se refugió en una vivienda de la localidad de Rodiles, donde se aseó y cogió ropa y comida para pasar unos días. Un taxi lo llevó el martes a la localidad de Viñón. Los agentes recibieron el aviso y establecieron un discreto dispositivo de vigilancia. Tras varias horas de rastreo, los agentes le pillaron bajo el vial de la senda fluvial del Ríu Viacaba. La huida había finalizado en plena naturaleza.

Como indicó a LA NUEVA ESPAÑA uno de sus familiares, no era la primera vez que escapaba de la cárcel. Hace unos años lo hizo para ver a su padre, muy enfermo, apenas dos minutos. Crespo no procede de una familia desestructurada. Su vida cambió cuando tenía unos 13 años. Comenzó a delinquir. Sin carné de conducir, se dedicaba a robar vehículos, como si fuese “El Vaquilla”, el conocido delincuente de los 70 y 80. A los 16 años se casó con una joven de 15, embarazada, con la que tuvo una hija, que tiene ahora poco más de 20 años. Durante un tiempo intentó recuperarla, aunque su estilo de vida y sus idas y venidas a prisión lo hacían poco recomendable. Hay quien asegura que su suegro llegó a pagarle para que pusiese tierra de por medio y dejase de molestar a la familia. Hoy duerme en prisión.

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