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Los días más oscuros del covid vividos desde la UCI del HUCA: “Fue terrible, lo peor de mi vida”

El jefe de la unidad cardiaca rememora el inicio de la “batalla” contra el virus en una charla

Camas en la UCI del HUCA. IRMA COLLÍN

Guillermo Muñiz Albaiceta, jefe de la UCI cardiaca del HUCA, recuerda “como si fuese ayer” el día en que se prepararon para “la batalla” del covid. Fue el 23 de marzo de 2020, cuando a las dos de la tarde, Isabel Santín, la supervisora de enfermería, llenó la unidad de cuidados intensivos de cubos amarillos para gestionar los residuos de los pacientes con coronavirus. Esa imagen, con la que Muñiz inició ayer en la Universidad de Oviedo su ponencia “Un día en la UCI durante la pandemia”, fue “impactante” y supuso el inicio de una pesadilla que, según describió, colmó de “muchísima angustia y cansancio” al personal sanitario de Asturias. La lucha contra el virus “nos ha desgastado mucho, pero a cambio tenemos el orgullo y la sensación de haber hecho todo lo que teníamos que hacer”, aseguró.

En el marco de la Semana de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Oviedo, el responsable de la UCI cardiaca del Hospital Universitario Central de Asturias contó que los días siguientes a ese 23 de marzo fueron “terribles”. Sobre todo, los tres primeros. “En 72 horas llenamos las veinte camas de la unidad y ello obligó a abrir todas las demás. Fueron tres días absolutamente frenéticos. Por supuesto, quienes estaban de guardia no durmieron nada”. Muñiz Albaiceta, que es también profesor de Fisiología en la Facultad de Medicina, aseguró que tiene grabado a fuego otro trágico momento: el de la aplicación del Ecmo (sistema de Oxigenación por Membrana Extracorpórea) al primer paciente covid. “Es el último recurso que utilizamos para que un enfermo sobreviva y es una técnica muy agresiva, que involucra a un equipo muy grande y que además no se pudo realizar en un entorno ideal, como es un quirófano, porque los pacientes tenían que estar aislados”, rememoró.

Guillermo Muñiz (a la izquierda), ayer, durante su ponencia en la Universidad de Oviedo, junto al vicerrector de Investigación, Antonio Fueyo. L. Murias

El médico especializado en Medicina Intensiva afirmó que “sin ninguna duda” el covid fue la “peor” experiencia de su vida. “Es algo que esperas que nunca te pase a ti. Como cuando sabes que puede caer un meteorito en la Tierra y confías en que nunca suceda”. Pero el meteorito cayó. Guillermo Muñiz Albaiceta señaló que tanto él como su equipo –formado por doce facultativos y cincuenta enfermeras, además de auxiliares, celadores y demás personal sanitario– llevan “historias especiales” sobre sus hombros. Tanto de pacientes que derrotaron al virus como de otros tantos que perdieron la vida. “Hemos tenido en la UCI a compañeros, amigos, familiares... Ha habido casos absolutamente trágicos”, confesó.

Albaiceta remarcó que la forma de enfrentarse al coronavirus “evolucionó a través de las distintas oleadas y del conocimiento de la enfermedad”. Así, en la primera ola “reinó el miedo, la adrenalina y la complejidad de afrontar algo distinto”. “La presión asistencial –continuó– fue enorme y la preocupación también”. En las siguientes olas “fuimos aprendiendo y lo vivimos con más aplomo quizá”. Las vacunas, finalmente, aportaron “luz” y “un cambio de perspectiva”. El jefe de la UCI cardiaca del HUCA aprovechó su ponencia también para contar cómo la ciencia permitió hacer frente a una enfermedad completamente nueva, en la que el conocimiento previo que se tenía del organismo frente a patógenos, el estudio de tratamientos y la tecnología fueron claves para ganar la batalla. “Hoy seguimos teniendo casos en las UCI, pero son unos pocos. La repercusión sobre la actividad hospitalaria está siendo relativamente pequeña”, sentenció. La tempestad, por suerte, ya ha pasado.

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