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La región, en alerta por un temporal de aire polar

El temporal pone en vilo al Oriente de Asturias por las riadas: “Y no hacen nada, es una vergüenza”

Las lluvias provocan desbordamientos del Sella y sus afluentes: evacuan a los 56 pacientes del Hospital de Arriondas y suspenden las clases de colegio e instituto | Edificios inundados en el barrio del Tocote, casas anegadas en los pueblos y cortes de carreteras: “Estamos ya resignados, el río baja muy puerco”

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Inundaciones en Asturias: Todas las imágenes de una complicada jornada de lluvias

En la mente de los parragueses sigue nadando el infausto recuerdo de las inundaciones de 2010. Y sus trágicas imágenes salieron ayer a flote en sus mentes al ver al río Sella y afluentes como el Piloña bajando desbocados. De nuevo a calzarse las botas de agua o las katiuskas. Y los pantalones de vadeo, pero no precisamente para pescar. Sino para comprar el pan o recoger, antes de lo previsto, a los niños del colegio, que suspendió sus clases. Y de nuevo a evacuar el Hospital Grande Covián. Siempre con una lluvia incesante como telón de fondo.

José Luis Antuña Guerra resume el sentir de muchos en Arriondas mientras mira el panorama en la intersección del río Piloña con el Sella, donde el agua se ha tragado por completo el parque de La Concordia. “Con 63 años que tengo vi unas cuantas riadas, pero esto va de mal en peor. Ni se limpia el río, ni se hace la obra prometida, ni nada de nada. Es una vergüenza. Y, encima, si te pillan sacando una carretada de grava del río te joden con un multazo”, lamenta después de grabar en su móvil el violento descenso de las aguas marrones, que arrastran sedimentos, troncos muy pesados, bolos enteros de hierba para el ganado e incluso neumáticos. En ese punto aún no se había desbordado ayer el río hacia las calles donde su ubican chigres y tiendas, pero por la tarde, coincidiendo con la pleamar de las 19 horas, apenas había unos milímetros de margen.

Ambulancias en tareas de evacuación del Hospital de Arriondas.

Tampoco llegó a desbordarse el río Piloña a la altura del hospital que da servicio al Oriente. Pero sus 56 pacientes fueron evacuados a lo largo del mediodía y primera hora de la tarde por un ejército de ambulancias en eficaz despliegue. Fue una hora después de que el Gobierno de Asturias elevase a situación 1 el Plan de Inundaciones del Principado (Planinpa). Fruto de la creciente alerta y la elevada probabilidad de riada, se dio de alta a domicilio a 26 pacientes y otros 29 fueron trasladados, según sus patologías, a los hospitales de Cabueñes de Gijón (1), San Agustín de Avilés (11), Valle del Nalón de Langreo (15) y Álvarez Buylla de Mieres (2). Otros 23 usuarios de hemodiálisis han sido derivados a Jove, en Gijón. Se instaló un puesto médico avanzado para atender a los vecinos del área sanitaria del Oriente. También en la zona quedó ubicado el puesto de mando avanzado del Servicio de Emergencias del Principado (Sepa).

El 112 de Asturias recibió un 21% de llamadas más de lo habitual fruto del temporal de lluvias, que dejó en Asturias siete de los diez puntos que más precipitaciones registraron en toda España. Entre ellos, los dos primeros: Amieva, con 156 litros por metro cuadrado; y Cabrales, con 130,2. Contabilizó también el Sepa al menos 53 cortes de carretera. Se sucedieron argayos, algunos de los cuales dejaron incomunicados varios pueblos del Oriente. El servicio ferroviario entre Piloña y Llanes quedó asimismo suspendido. Y ocho ríos permanecieron en alerta roja por desbordamientos, casi todos en el Oriente.

Adrián Barbón, Delia Losa, Rita Camblor y Pablo Fernández, reunidos con la Guardia Civil y Bomberos de Asturias en el puesto de mando avanzado instalado en la capital parraguesa. | Luisma Murias

Triongo fue uno de los puntos principales donde tuvo que actuar la Guardia Civil para cortar el tráfico. El desbordamiento del Sella acabo invadiendo por completo la nacional 634, una de las principales vías interiores del Oriente. Y los habitantes del pueblo cangués, de nuevo condenados a su suerte cada vez que las nubes descargan sin descanso. “Estamos resignados. Las administraciones solo sirven para cobrar impuestos”, se lamenta Ramón Martínez calzado con las katiuskas para poner a salvo todo lo que puede del bar que lleva su nombre, ya anegado por la mañana. “El río baja muy puerco y la Confederación Hidrográfica no hace nada más que poner multas y alguna actuación que es un mero parche”, se queja su hija Ana Belén. Ramón se sabe de memoria un cuento que sufre con demasiada frecuencia: “Ahora toca tener cerrado el bar dos o tres días, limpiar dentro porque todo lo que ahora es agua luego es porquería, llamar a los peritos del seguro... Un gran lío”.

Dos vecinos observan el salvaje discurrir del río por Arriondas ayer por la tarde. | Luisma Murias

“Esto no tiene más solución que limpiar el río. Y, además, vivimos de él”, advierte Ana Belén Martínez en referencia al revulsivo turístico que supone el Sella para la comarca. Previamente había comentado la situación con otra vecina de Triongo, Aida Pérez. “En torno a las doce o doce y medio el río ya saltó hacia la carretera. Yo ya vi el panorama y fui a recoger las berzas de la huerta”, narra Pérez. A Ramón Martínez le ayudan en tareas de achique y rescate de enseres Daniel Prieto y Manuel Rivero, novio de su hija Ana Belén. Pese a la “resignación”, humor no les falta. “Estamos acostumbrados a estas, y más gordas”, recuerdan.

Pero a Manuel y Ana Belén también les queda pensar en el regreso a su piso, en la parte baja de la capital parraguesa. “Ana, en casa de Arriondas ya no entramos, me dicen que el agua ya llega al tercer escalón”, comenta Manuel Rivero.

Ríos desbordados y carreteras cortadas: las intensas lluvias inundan el Principado

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Se refieren al barrio del Tocote, donde algunos vecinos al mediodía ya no tienen otra que ponerse botas de agua altas para salir de sus portales e ir a comprar el pan. Con meridiana claridad, resume David Blanco el sentir dominante en la zona: “Aquí la gente perdió muchas cosas en las riadas y están muy sensibles”. Es el director del colegio público Río Sella, ubicado en el barrio y que ayer, al igual que el anexo instituto, fue evacuado tras crecer el nivel de alerta del río y recibir instrucciones de las administraciones. Pero para cuando se tomó la decisión, buena parte de los padres, sabedores de lo que estaba por llegar, ya habían acudido a recoger a sus hijos. “Actuamos con celeridad y sin precipitación, con la salida escalonada. Con preocupación pero sin miedo. Todo el mundo colaboró y se hizo sin grandes agobios”, explica Blanco.

Una vecina de Triongo observa cómo el agua alcanza su casa.

Los cerca de 300 alumnos del colegio Río Sella no irán hoy a clase. Tampoco los del instituto El Sueve. “Evaluaremos daños y la situación, y a ver qué decisión se toma de cara al viernes”, explica David Blanco, que fue el último en salir ayer del centro en torno a las 14.30 horas.

Entre quienes recogieron a sus hijos de clase antes de que se decretase la evacuación estuvo David Borja, vecino del Tocote. Tantos años conviviendo junto al río le han dado experiencia más que suficiente para intuir lo que puede ocurrir. Vigila la situación junto a su vecino Sergio Gabarri. “El mismo cuento todos los años”, lamentan. Gabarri profundiza en su explicación: “Es lo de siempre. Hay una obra presupuestada –para mejorar la contención de las riadas y los cauces en Arriondas– pero no se ejecuta. Parece que están esperando a que pase algo gordo”.

Evacuación de pacientes en el Hospital Grande Covián de Arriondas.

A ellos les advirtieron ayer a primera hora del riesgo de desbordamiento. “A las siete de la mañana nos avisaron para sacar coches de los garajes y cosas de los trasteros”, narra Borja. Así que la jornada pendiente del Sella comenzó temprano para ellos, y también tenía visos de alargarse hasta tarde. “A mi madre, que vive en un bajo, ya me la llevé para mi casa por la mañana. Con el gran susto del 2010 ya estamos advertidos”, añade David Borja. Su amigo Sergio Gabarri cuenta lo que les espera: “Por la noche haremos turnos para vigilar si empeora el río”. En otra zona del barrio bajo de Arriondas los vecinos se mojan hasta las rodillas al salir de sus portales por el patio interior. “La última vez el agua llegó al primer piso y estuvo cerca de alcanzar el techo. Hay que entrar a casa con botas de pescar, y lo tenemos hecho hasta con lancha”, asegura Pepe Cuyar a punto de subir a su coche.

Como todos en la zona, tiene una solución al problema muy clara: “Lo primero es limpiar el río”. Víctor Manuel González, otro vecino, también comenta la situación del barrio mientras sus hijas se calzan las botas altas para poder entrar a casa a verle a él y su esposa. “Tenemos que estar muy pendientes de que esto no suba más”, asegura.

Una piragua arrastrada por la riada en la carretera en Triongo.

A Arriondas se acercó por la tarde el presidente del Principado, Adrián Barbón, tras acortar su encuentro en Cantabria con Miguel Ángel Revilla. Se reunió en el puesto de mando avanzado con la delegada del Gobierno, Delia Losa; la consejera de Presidencia, Rita Camblor; y el consejero de Salud, Pablo Fernández, quien ya llevaba horas supervisando la evacuación del centro hospitalario del Oriente. “En Arriondas tenemos un problema grave y hay por fin un convenio de las tres administraciones –Estado, Principado y Ayuntamiento– con el que se cogió el toro por los cuernos para afrontar obras de reforzamiento y encauzamiento para evitar que se produzcan inundaciones recurrentes”, señaló Barbón, que explicó que el Gobierno central – que destinará en torno a 12 millones de euros– ha cerrado el plazo de presentación de ofertas para licitar los trabajos. Sin embargo, reconoció que la actuación “por desgracia no llega a tiempo, aunque es la primera vez que se toma en serio esta situación”. Camblor, por su parte, calificó de “preocupantes” los acontecimientos en el Oriente, aunque ayer confiaba en que las lluvias amainasen de madrugada.

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