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Análisis

Ante las nuevas restricciones y el pasaporte Covid en Asturias: ¿debemos seguir poniendo la lupa en los casos de coronavirus?

Una reflexión acerca de si la enfermedad por coronavirus debe empezar a ser tratada como una infección respiratoria más

Una enfermera realiza un test PCR en el 'Autocovid' del HUCA, en Asturias

Una duda metódica que surge en la mañana de un domingo lluvioso y frío: ¿Aplicar una lupa ayuda a ver mejor una realidad o contribuye a agrandarla y así distorsionar el análisis de lo que estamos examinando?

Dicho de manera más directa: ¿Estamos acertando al aplicar al virus causante del covid una monitorización permanente, que nos hace conocer todas sus evoluciones? ¿O más bien estamos fallando, al exagerar la atención hacia un virus que se ha incorporado al amplio catálogo de patógenos respiratorios del invierno?

Aviso previo: estoy planteando una duda. Mejor: haciéndome eco de una duda que albergan muchas personas, incluidos profesionales y gestores sanitarios.

Otro aviso: ni apoyo teorías conspiranoicas ni son un negacionista. Pienso con firmeza que ha llegado un virus mortal, que había que defenderse, que algunas sociedades (y muy especialmente en Asturias) han hecho muy bien los deberes con un 85,5% de su población vacunada, y que la mascarilla ha llegado para quedarse en determinados espacios cerrados durante los meses de otoño e invierno.

Sentadas estas bases, y un poco como Descartes en aquel encierro invernal en el que, pegado a una estufa, engendró su célebre “Discurso del Método”, yo pienso y dudo. Y constato que estas dudas son compartidas por gente de bien cuyos únicos intereses radican en promocionar la salud, derrotar a las infecciones y generar bienestar.

Pienso, dudo y aporto datos. Hoy, último domingo de noviembre, están ingresadas en los hospitales de Asturias unas 90 personas por coronavirus. En estos hospitales hay cerca de 3.500 camas disponibles si se suman planta y cuidados intensivos (UCI). O sea, el covid ocupa hoy menos del 3% de las plazas hospitalarias. Ciertamente, esta cifra va a crecer en los próximos días.

Más datos: el SARS-CoV-2 es un virus respiratorio cuyos efectos han sido mitigados con la ayuda de las vacunas, una protección que está siendo reforzada de continuo con nuevas dosis. Virus sincitiales al principio del otoño y otros virus respiratorios a continuación los tenemos todos los años. El invierno pasado apenas los hubo, porque el coronavirus de origen chino lo ocupó todo y los ciudadanos adoptamos muchas medidas de protección. Pero virus respiratorios los ha habido siempre y, salvo gran sorpresa, seguirá habiéndolos. Con la gripe a la cabeza, cada otoño e invierno generan enfermedad, propician hospitalizaciones y provocan (o aceleran) muertes. Y lo tenemos asumido.

La gran duda se resume así: tras casi dos años de pandemia de covid, en poblaciones con tasas de vacunación superiores al 80% que se verán incrementadas al pinchar a los niños menores de doce años, con las mascarillas incorporadas a nuestras vidas en espacios cerrados, ¿es un acierto o un error aplicar la lupa sobre el virus SARS-CoV-2 y retransmitir en directo todas sus maniobras?

“Eso lo comentamos muchos médicos entre nosotros: todos los años hay virus que están ahí y producen casos graves y muertes”, explica un médico asturiano. Nadie niega la presencia del covid. Pero sí existen dudas sobre el modo en el que esta presencia debe ser considerada y abordada a estas alturas de la pandemia.

En el momento actual, asumir entre 90 y 100 enfermos de coronavirus no representa un grandísimo problema para los hospitales de Asturias. La mayor dificultad radica en que se está operando mucho para reducir listas de espera, y estos planes de choque pueden verse alterados. Lo cual, todo sea dicho, no representa un problema menor, pues hay mucha gente sufriendo por el retraso de sus intervenciones quirúrgicas. Pero las programaciones de los quirófanos también se han visto aplazadas en años anteriores.

Por otra parte, los neumólogos y los internistas están constatando que los infectados de covid que llegan a planta se recuperan con mayor celeridad que en las olas previas, entre otras razones porque ocho de cada diez están vacunados.

En pocos días pueden llegar nuevas restricciones. Se piensa en aplicar el “pasaporte covid” para que los no vacunados no puedan acceder a determinados espacios. La mente de muchos apunta a la hostelería. Vale. Bares y cafeterías sin no vacunados. Pero, ojo, en la hostelería se está sin mascarilla para comer y beber, y muchos de los contagios actuales se dan entre personas vacunadas en las que la protección del suero falla o es incompleta.

Más dudas: ¿No se corre el riesgo de que el pasaporte covid aporte una falsa seguridad a los clientes de restaurantes, cafeterías y bares? De implantar el certificado covid, ¿en qué ámbitos habría que hacerlo y bajo qué criterios? ¿Lo hacemos extensivo a las personas mayores no vacunadas de la gripe?

Son reflexiones dominicales, dudas cartesianas (ya quisiera yo la décima parte de inteligencia del gran Renato) plasmadas junto a la estufa, en la mañana del último domingo de noviembre de 2021.  

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