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Los peluqueros asturianos alzan la voz ante la "tomadura de pelo" del IVA: “Es de locos”

Los dueños de locales de cuidado de cabello y salones de estética critican que no se les baje el impuesto del 21% al 10% que pagaban antes tras una pandemia que les ha dejado muy tocados: “Nos están ahogando”

Isabel Soria atendiendo en su peluquería a Begoña García. Mara Villamuza

Esta información ha sido elaborada por S. F. LOMBARDÍA (Gijón), M. CASADO (Avilés), A. ILLESCAS (Siero) y J. VIVAS (Sotrondio)


Las peluquerías están en pie de guerra y piensan luchar hasta reconquistar el IVA reducido. En estos momentos el impuesto para ellos es del 21% y su pretensión es que vuelva a ser del 10%. Dicen que está en juego la supervivencia de muchos negocios y para defenderlos están dispuesto incluso a encerrarse, como hicieron hace unos días una docena de ellos en una peluquería del barrio gijonés de El Polígono. Una protesta que organizó la plataforma “Cree en nosotros”.

También en Gijón, Mercedes Portugués, lo deja claro: “Nos están ahogando”. La peluquera lleva su propio negocio desde hace 16 años y, después de que haya pasado lo peor de la pandemia, va poco a poco volviendo a la normalidad tras un año y medio “de locos”. El confinamiento la obligó a cerrar y, aunque aprovechó ese tiempo para formarse en nuevas técnicas, su regreso provocó un aluvión de llamadas de clientas habituales que por poco le colapsa la agenda. “Nunca pensé que éramos tan esenciales, cuando volví vi que una señora me había dejado un papel debajo de la persiana con su número de teléfono y otras, que tenían mi número personal, me hablaban agobiadas porque querían comprarse un tinte en el supermercado. Logré frenarlas a casi todas”, bromea la propietaria de Class Hair. A las pérdidas de la pandemia se une la eterna lucha por una bajada del IVA que no acaba de llegar. Pero es que ahora a todo eso se suma la subida de la tarifa eléctrica. No quiere ni pensarlo: “Yo siempre intento mantenerme positiva, pero se va juntando todo y nos están ahogando”.

Susana Alonso seca el pelo a Marina Llaneza en Sotrondio

Portugués entiende que cualquier propietario de un negocio pequeño o mediano debe aprender a ahorrar para cuando lleguen las vacas flacas. Ella pudo aguantar el cierre en pandemia precisamente por esos ahorros y ahora, ante el temor de un recorte de suministros por el atasco en el sector del transporte, ha hecho un pedido más grande de lo habitual para no quedarse sin productos en plena Navidad: “Hay que ir capeando el temporal, creo que para el sector lo más grave sigue siendo lo del IVA, bajarlo lleva siendo una promesa desde hace años y parece que nadie nos tiene nunca en cuenta”. La peluquera explica que “entre eso y la subida de la luz, muchos compañeros van a cerrar y van a empezar a trabajar en negro, en sus casas. La gente se tiene que buscar la vida”.

El sector de la peluquería y la estética de Avilés también reivindica la rebaja del IVA. Durante la pandemia, y sobre todo en el confinamiento, la profesión fue considerada como un servicio esencial para la ciudadanía. Por eso, los profesionales no entienden cómo ahora ese reconocimiento no se traslada a una rebaja en los impuestos que pagan. Yoyi Pérez regenta una peluquería y es cofundadora y coordinadora de la plataforma “Peluqueros Unidos”, un colectivo que se reúne periódicamente con el Gobierno y le transmite desde hace mucho tiempo el mismo mensaje: “Ya no podemos más”. La avilesina explica que “de cada 100 euros que ganamos, 42 euros van para Hacienda; estoy ganando menos que mis empleadas”. La propietaria de este pequeño negocio señala que lleva “38 años con la peluquería, somos cuatro personas y, aunque quisiera, no tengo dinero para despedir a las trabajadoras que llevan 20 años conmigo”. Para Yoyi Pérez se trata de una reivindicación muy sensata: “Lo que pedimos es lo que teníamos; el 85% de las peluquerías asumimos la subida de impuestos y mantuvimos los precios”.

Mercedes Portugués y Sonia Peón en su peluquería en Gijón

El sector de la peluquería y la estética de Avilés también reivindica la rebaja del IVA. Durante la pandemia, y sobre todo en el confinamiento, la profesión fue considerada como un servicio esencial para la ciudadanía. Por eso, los profesionales no entienden cómo ahora ese reconocimiento no se traslada a una rebaja en los impuestos que pagan. Yoyi Pérez regenta una peluquería y es cofundadora y coordinadora de la plataforma “Peluqueros Unidos”, un colectivo que se reúne periódicamente con el Gobierno y le transmite desde hace mucho tiempo el mismo mensaje: “Ya no podemos más”. La avilesina explica que “de cada 100 euros que ganamos, 42 euros van para Hacienda; estoy ganando menos que mis empleadas”. La propietaria de este pequeño negocio señala que lleva “38 años con la peluquería, somos cuatro personas y, aunque quisiera, no tengo dinero para despedir a las trabajadoras que llevan 20 años conmigo”. Para Yoyi Pérez se trata de una reivindicación muy sensata: “Lo que pedimos es lo que teníamos; el 85% de las peluquerías asumimos la subida de impuestos y mantuvimos los precios”.

Para mayor desesperación en el sector, una de las consecuencias del aumento del IVA ha sido, sobre todo tras la pandemia, un crecimiento de la economía sumergida; es decir, de gente que hace el trabajo sin declararlo, en su propio domicilio. “Las pequeñas peluquerías que cerraron durante la pandemia empezaron a atender por las casas”, explica Marta Solís, otra peluquera de Avilés. La dueña de la peluquería Marbe tiene clara la solución: “Si nos bajan el IVA podremos bajar los precios, trabajar más a gusto y, así, salir adelante”. Esta profesional aún tiene a una empleada en ERTE durante los fines de semana. Explica que con la pandemia han tenido que “aprender a trabajar de forma diferente con las personas, somos esenciales y en algún caso puntual, en el confinamiento, he tenido que hacer domicilios de mi clientela fija”.

Yoyi Pérez, de nuevo, admite que “el sector de la imagen personal parece que funciona bien, se abren más peluquerías, pero porque la gente que fue despedida necesita trabajar y deciden emprender. Al final, todos somos autónomos pobres”, explica. Al problema del IVA se suma la subida del precio de la luz y el próximo aumento de las cotizaciones de los trabajadores. Todo para mantener un negocio como el de las peluquerías que sirve, entre otras cosas, para socializar: “Las peluquerías son, en cierto modo, un sitio de ocio para las personas mayores; hay señoras que solo salen de casa para venir a peinarse, conversamos con ellas, leen el periódico y las revistas”, cuenta.

La peluquera Susana Alonso, que regenta desde hace 22 años la peluquería “Loc@s x tus pelos” en Sotrondio, en San Martín del Rey Aurelio, señala que el sector “vive una situación difícil”. Las circunstancias son varias: “Primero por el tiempo que hemos tenido el negocio cerrado, pero también porque se nos ha tomado como si fuéramos un sector de lujo cuando no es así”. Y es que, según explica, “se ha visto que la peluquería ha sido imprescindible durante la pandemia; incluso nuestro presidente, Adrián Barbón, fue a cortarse el pelo durante ese tiempo”. Para Alonso, la peluquería “no son solo mechas y moldeadores, también es higiene personal porque de ahí pueden salir muchas enfermedades y alopecias, algo que se ha visto ahora entre las personas que no fueron a la peluquería en la pandemia”.

Yoyi Pérez en su establecimiento en Avilés

Y entre todos los asuntos que traen de cabeza a las peluquerías siempre se lleva la palma el del IVA. “Se hace difícil asumirlo cuando la mayoría somos pequeñas empresas. Al final, supone menos beneficio para el negocio porque hay que subir los salarios a los empleados; también están los costes, no beneficia nada al sector”, dice Solís. En el caso de los gastos, “el producto ha seguido subiendo y por no hablar de la inversión que hemos tenido que hacer durante la pandemia en temas de distancia social e higiene. Y no solo ha subido el producto, también la luz y otros costes”, añade. Además, esto no ha repercutido, afirma, en un incremento de las tarifas al cliente: “La mayoría de los compañeros no hemos subido los precios por miedo también a que el cliente deje de venir. Hemos preferido asumir los costes pero está siendo un sector muy dañado y ha habido muchos cierres debido a esta situación”, añade esta profesional de Sotrondio.

Manu Fernández, de la barbería Mayal de Pola de Siero, explica que “la peluquería no es un lujo”, algo que se había asumido “hasta que en 2012 se elevó el IVA un 10%”. “Se dijo que era para contribuir a salir de la crisis del ladrillo”, explica Fernández. Pero han pasado casi diez años y, según expone este barbero, “lo único que ha conseguido esa ley es más despidos, más cierres de negocios y menos consumo”.

El barbero poleso está cansado de oír la palabra crisis para justificarlo todo “desde que era pequeño”, y menos en este caso. “El gobierno dispone de los números, los datos, las estadísticas para ver que desde que se metió tal subida del IVA el sector ha ido cuesta abajo y sin frenos”, lamenta Fernández. Lo único que ha aliviado levemente el golpe “es el resurgir de las barberías, con la moda de las barbas y los cortes bien pulidos”. En todo caso, señala que ha sido “insuficiente” para aminorar la caída. “El sector de la imagen personal ha caído en picado y no porque la gente no quiera ir bien arreglada, sino porque no pueden pagarlo”, añade el sierense.

Este barbero aún tiene memoria de cuando antaño era normal, sobre todo en peluquería femenina, “tener clientela afianzada, que se lavaba y peinaba semanalmente, además de realizar otros servicios técnicos, como teñir, cortar o hacerse las mechas”. Eso desapareció con la crisis “porque al no haber dinero, los que venían cuatro veces al mes pues vienen una, y si pueden”, reflexiona Fernández.

También observa que han “proliferado los negocios ilegales en casa, al no tener que pagar todos los costes que conlleva, y así pueden dar un servicio mucho más barato y hay clientes que se aprovechan de esa oferta”. Tras 19 años con su propio negocio, el barbero celebra que las cosas le hayan ido bien pero observa “que los salones y peluquerías están con la mitad del personal”.

En base a todo eso, considera necesaria la bajada del IVA para el sector, “para ayudar a que se recupere y también animar a esa persona que trabaja en casa ilegalmente para que ponga su negocio como debe, o le puedan dar trabajo, y para que los clientes puedan pagar por este servicio necesario”.

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