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Susana Solís Eurodiputada de Ciudadanos

“En Asturias falta ambición, un proyecto a largo plazo, abandonar el conformismo”

“Europa nos proporciona las herramientas y los fondos de ayuda a las zonas despobladas, pero la normativa exige elaborar un plan integral prioritario”

Susana Solís, en el hemiciclo de la sede de Bruselas del Parlamento Europeo. | M. Palicio

“Tenemos las herramientas y los fondos”. Susana Solís Pérez (Avilés, 1971), eurodiputada de Ciudadanos, habla en su condición de negociadora del nuevo reglamento del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y se refiere a la renovada unidad de medida de la despoblación, a sus criterios menos restrictivos para admitir espacios de rango inferior a la provincia y a las puertas que eso abre para Asturias. En este momento de oportunidad, en el camino hacia la salida de la crisis a la caza de fondos europeos, el Principado puede pasar a la zona donde se reparten ayudas específicas para las áreas demográficamente deprimidas, hasta ahora circunscritas a unas cuantas del norte de Europa y en España al puñado de provincias menos densamente pobladas. Solís viene de enseñar el nuevo escenario en la “Jornada Europea sobre Despoblación”, esta pasada semana en la sede de Bruselas del Europarlamento.

–Europa ha acotado su definición de zona despoblada susceptible de ser rescatada. ¿Y España? ¿Y las autonomías?

–No. Y es fundamental. Si no definimos la despoblación, no vamos a poder medirla ni comprobar si las medidas que estamos implantando son buenas o no. Lo he comentado recientemente con el secretario general para el Reto Demográfico, eso es algo que tienen que hacer. El marco que ahora establece Europa permite definir el área despoblada a nivel regional o provincial, pero también a una escala inferior a la de la provincia, y Castilla La Mancha, por ejemplo, ya lo ha delimitado en su territorio.

–¿Las demás?

–El resto de la tarea ya depende de cada comunidad autónoma. Nosotros ya hemos negociado esta definición en el reglamento de los fondos Feder y mi trabajo ahora es comprobar, región por región, si esto está hecho y si hay un plan para estas zonas. Lo primero es efectuar el mapeo de las áreas despobladas, que permite pedir ayudas, y a continuación, la normativa exige elaborar para esas zonas un plan integral prioritario. Se podría decir que hay que cerrar el círculo, y Europa nos da las herramientas y los fondos para hacerlo.

–El nuevo criterio de definición de la despoblación en los Feder no es de ahora, se conoce desde hace meses y beneficia a Asturias... ¿Le consta que se haya interesado el Principado?

–Las directrices son de abril, yo escribí una carta a la Ministra en julio y no tenemos constancia de que se esté haciendo. Castilla y León está valorando las fórmulas para introducirlo… En todo caso, lo bueno es que ya estamos hablando de esto, de que Europa nos dice que podemos disponer de fondos y que si realmente nos importa la España vaciada y no queremos que aparezcan plataformas políticas que quieran llegar al Congreso para hacer presión, debemos darle soluciones.

–La decadencia demográfica es una oportunidad cuando hacen más falta las oportunidades. ¿Hemos desarrollado la conciencia de lo que nos jugamos y lo que podemos conseguir?

–En Asturias nos falta ambición. Yo provengo de una región con una tradición industrial enorme, con empresas y gente joven, que se ha convertido en la novena más envejecida de Europa. Tenemos que ser ambiciosos para cambiar esto y aprovechar los fondos europeos sin los errores que cometimos con los mineros, que los dilapidamos. Me gustaría ver más ganas en un proyecto a largo plazo, que ponga las luces largas y tenga muy claro dónde queremos gastar los recursos que vienen, porque el potencial que tiene esta región es enorme. No sólo en energías renovables, turismo sostenible, agricultura… Necesitamos abandonar el conformismo.

–La España vaciada toma impulso hacia el Congreso. ¿Le inquieta?

–Entiendo perfectamente a estas plataformas. Me parece muy legítima la reivindicación de sus propuestas y el intento de ser escuchadas para que su futuro no quede en un conjunto de promesas vacías. Su irrupción es la oportunidad para que los grandes partidos escuchen a estas zonas y trabajen por ellas, porque de lo contrario acabarán buscando su representación política en otras partes. En Europa, los populismos y el euroescepticismo vienen mucho de zonas que se sienten olvidadas. Si perciben que no importan y que sus políticos no les representan, acaban siendo euroescépticos o votando a populismos.

–¿Un riesgo?

–No sé si serán cinco o quince diputados, pero existe un riesgo de fragmentación del panorama político. Si en estas áreas de España ven cómo los presupuestos están retenidos por partidos nacionalistas, es lógico que ellos también busquen formas de ser escuchados si no lo consiguen de otra forma. Merecen ser atendidos y hay que darles soluciones. Son muchas las promesas vacías. Y lo vemos claramente ahora, porque tenemos herramientas legislativas, como ese nuevo reglamento de los Feder, que aún no se han traducido en los presupuestos generales del Estado.

–Ha dicho que urge que la lluvia de los fondos cale hasta la base del tejido productivo. ¿También falta mirar más a las pymes además de ocuparse de Arcelor?

–Conocemos el proyecto para la descarbonización de Arcelor, y sabemos que el Gobierno aseguró que iba a participar en un cincuenta por ciento, pero aún no nos ha dicho cómo. A mí me preocupa, porque la realidad, a día de hoy, es que de los 27.000 millones del fondo de recuperación que estaban pintados en el presupuesto del Estado no ha llegado nada a las pymes. Hay ochocientos millones ejecutados en convocatorias, pero el resto no ha alcanzado la economía real. Ni a los agricultores, ni a las pymes, ni a los autónomos… Y tenemos un problema, estamos tardando más en salir de la crisis porque esos recursos no llegan. Tenemos que agilizarlos. Las trabas burocráticas son enormes, hay que agilizar todos los procesos administrativos y tener muy claro cuáles son los proyectos que queremos financiar. Que no nos hablen de fondos europeos si todavía no ha llegado nada.

–¿España ha pisado demasiado el acelerador de la transición ecológica?

–Nosotros, en Europa, sí hemos hecho los deberes. En España se están cerrando las minas y las últimas centrales térmicas. A diferencia de lo que está pasando en Alemania, nos estamos dando mucha prisa, pero ahora tenemos unas regiones que han quedado descapitalizadas, que han perdido empleo, los jóvenes se han ido. El fondo de transición justa está para invertir en modernizar ese tejido productivo.

–¿Estamos preparados?

–El objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55 por ciento para 2030 es de una ambición enorme, igual que el de acabar incluso con los vehículos híbridos a partir de 2035. Si no se establecen compensaciones económicas para los ciudadanos, la transición será muy dura.

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