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Jesús Daniel Santos Rodríguez Vicerrector de Internacionalización de la Universidad de Oviedo

“¿Por qué no podemos ser como Salamanca o Santiago? Hay que vender Asturias como destino universitario”

“Tenemos la mitad de ‘erasmus’ entrantes que antes de la pandemia; haremos una campaña de difusión en redes sociales para recuperarlos”

Daniel Santos, en el Vicerrectorado de Internacionalización. | Luisma Murias

En manos de Jesús Daniel Santos Rodríguez (Mieres, 1975) ha puesto el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, la difícil tarea de estrechar lazos con instituciones de otros países y atraer más alumnos extranjero. El profesor titular del área de Física Aplicada es, desde el pasado mes de marzo, vicerrector de Internacionalización. Su objetivo más inmediato es recuperar las cifras previas a la pandemia de estudiantes foráneos con una gran campaña de difusión en las redes sociales. Y su siguiente meta es crecer en el exterior y vender Asturias como destino universitario. Santos invita a la reflexión e involucra en este reto al Gobierno del Principado y a los ayuntamientos: “¿Por qué no podemos ser como Salamanca o Santiago de Compostela?”.

–En estos ocho meses que llevan en el Rectorado, ¿qué avances se han producido en internacionalización?

–Los frutos de la internacionalización se recogen a largo plazo. Universidades españolas que son referentes en este tema, como es el caso de la de Granada, llevan en redes y mejorando sus posiciones más de 30 años. De todas formas, en estos meses hemos ido dando pasos para mejorar nuestra posición internacional y también hemos detectado problemas. Por ejemplo, que hay una gestión muy lenta de los fondos. Tardamos mucho tiempo en abonar las ayudas a los estudiantes y eso es algo que me preocupa. Esperamos encontrar una solución para el próximo curso.

–¿Qué pasos han dado?

–Por ejemplo, la implantación del “erasmus” sin papeles. A nivel de la Unión Europea, se pretende que la renovación y la firma de convenios entre instituciones, así como la movilidad de los estudiantes, se hagan sin papeles a través de una plataforma. Hay pocas instituciones que a día de hoy hayan dado ese paso, y las que lo hemos dado nos encontramos con problemas de compatibilidad entre los diferentes sistemas operativos. Eso ha llevado a Bruselas a extender hasta 2023 el plazo para seguir haciendo todos estos trámites por el medio tradicional. Sin embargo, nosotros tenemos ya un sistema que funciona y en las próximas semanas esperamos que se empiecen a hacer trámites por esta vía. Hay universidades que están en un nivel mucho más alto de internacionalización que nosotros y sus sistemas no están funcionando. En ese sentido, es un orgullo ver cómo nuestro equipo de informática ha trabajado para conseguir esta conexión.

–¿Qué supondrá el “erasmus” sin papeles? ¿Agilizar trámites administrativos?

–Sí, enormemente. Además, permitirá a los estudiantes tener todo en una aplicación. De manera que, cuando un alumno tenga que cambiar, por ejemplo, una asignatura por otra, no haya que firmar un papel, enviarlo a la Universidad de origen, hablar con el coordinador, dar el visto bueno, firmar de nuevo, devolver el documento a la otra Universidad... Sino que todo se hará con un trámite muy sencillo y dando un clic. Esto nos permitirá, incluso, estar firmando nuevos acuerdos para ganar destinos para nuestros estudiantes en el límite de cierre de solicitudes. Eso ahora no se puede hacer, porque conlleva una tramitación.

–Este curso hubo récord de universitarios asturianos para estudiar en el extranjero, con 1.300. ¿Y los “erasmus” entrantes?

–Las cifras están alrededor del 50% de antes de la pandemia. Como equipo rectoral, nos hemos fijado como objetivo en esta legislatura mejorar estos números. No obstante, ha habido una mejoría respecto al curso pasado. Hay que tener en cuenta que muchos de nuestros estudiantes entrantes proceden de países en donde la vacunación está yendo mucho más lenta. Tuvimos muchas consultas y esperábamos que las cifras se recuperasen más, pero es complicado. También muchas universidades socias decidieron que, al menos, el primer trimestre fuese online. Eso hizo que estudiantes procedentes de esas instituciones se echasen atrás por miedo a que aquí las clases presenciales se suprimiesen, como pasó el pasado curso.

–¿Qué harán para recuperar la posición previa a la pandemia?

–Un plan muy importante de cara al próximo curso de difusión en redes sociales, en perfiles especiales en internacionalización. También estamos grabando pequeños vídeos con estudiantes extranjeros que nos hablan con total libertad de su experiencia en la Universidad de Oviedo. Los difundiremos porque el boca a boca es lo que mejor funciona. La captación de estudiantado extranjero es un auténtico reto para Asturias. La semana pasada mantuve una reunión con el presidente de la asociación ESN (European Students Network) en Bruselas y hablábamos precisamente de cómo hay ciudades que giran en torno a los universitarios, como Salamanca o, más cerca aún, Santiago de Compostela. Estamos de acuerdo en que de por sí esta ciudad ya se vende sola con su oferta cultural. Pero, ¿por qué no puede hacer lo mismo Asturias? ¿Por qué no puede hacerlo Oviedo, Gijón o Mieres? De la importancia de tener 1.000 o 2.000 estudiantes en lugar de 500 deben darse cuenta quienes dirigen los ayuntamientos. Somos la periferia y tenemos un aislamiento histórico, pero eso también tiene que tener una ventaja. Si Asturias está consiguiendo ser un destino turístico atractivo, y no solo eso, sino que atraemos a personas que se instalan y teletrabajan desde aquí, quizá nos tengamos que plantear vender la región como destino estudiantil. O quizá en esas campañas turísticas podría entrar la Universidad de Oviedo. Tenemos que ser capaces de ver entre toda la sociedad qué podemos vender y en qué nos diferenciamos. El papel que tiene la sociedad en todo esto es fundamental. Y también sería importante que privadas y, especialmente, los ayuntamientos y el Principado tomasen partido en una estrategia conjunta. Lo que tenemos claro es que los estudiantes que vienen a Asturias repiten. Es más, algunos quieren volver incluso con sus propios medios. Quizá tengamos que aprender a valorarnos más.

–¿Cuántos alumnos extranjeros estudian en la Universidad de Oviedo y de qué países proceden?

–En el curso 2019-2020 fueron 1.077. Eso representa sobre un 1%. Nuestro principal país de entrada es Italia, seguido de Alemania y Francia. Al margen de estos, están Turquía y Reino Unido, pero los números ya bajan muchísimo. Y fuera del espacio europeo, tenemos una cifra nada desdeñable procedente de Estados Unidos.

–¿Con qué países quieren potenciar relaciones?

–Tenemos que ir dando pasos y ver dónde podemos crecer. En esa tarea estamos. Tenemos claro que el origen preferente son los países de habla hispana o aquellos estudiantes de secciones bilingües en sus países de origen. Hay centros de educación preuniversitaria que se forman en español. Sin embargo, la gran mayoría de esos alumnos acuden a otros países del norte y centro de Europa. Y son estudiantes que tienen un B2 o un C1 en español. Tenemos que analizar por qué y analizarlo también a nivel de país. Quizá haya que ofrecer becas, no lo sé; quizá haya que ofrecer bonificaciones en las matrículas de primer curso... Creemos que ahí hay opciones. Y también hay una demanda importante de estudios de máster y posgrado, para los que tendríamos que fomentar más las relaciones internacionales y aprovechar los convenios que tenemos firmados. Asimismo, tenemos como objetivo para este próximo año hacer una revisión de los convenios que tenemos con instituciones de fuera. No se trata de tener muchos, sino que, los que tengamos, funcionen bien.

–También es importante promover la movilidad del profesorado por centros educativos...

–Por supuesto y, de hecho, nuestro profesorado tiene una gran movilidad. Acaban de adjudicarse las ayudas de recualificación con un éxito sin precedentes. Eso demuestra la demanda que tiene nuestro personal en salir, en formarse, en establecer redes... Y eso a medio plazo mejorará nuestra posición internacional.

–¿Ya han analizado los motivos por los que la Universidad ha bajado recientemente 200 puestos en el ranking Shanghai?

–Por tal y como están configurados estos rankings, la Universidad de Oviedo solo puede puntuar en unos pocos ítems. Por ejemplo, en la recepción de estudiantes internacionales, las cifras cayeron enormemente por el covid. También es verdad que hay que abordar el tema desde una nueva metodología y conjunta entre varias unidades. De hecho, ahora en la unidad técnica de calidad del vicerrectorado de Gestión Académica hay dos personas dedicadas a este asunto. Hasta ahora, no había una unidad de rankings en la Universidad de Oviedo y, si queremos mejorar en ellos, esto es fundamental. Y a partir de la lectura de los datos, ser capaces de mejorar. Sin embargo, esa caída en la clasificación de Shanghái no me parece ahora mismo, teniendo en cuenta la situación de pandemia, especialmente preocupante. Estar entre las 800 mejores del mundo nos lleva a situarnos en el top 5% de universidades del mundo. Y estamos bien en el ranking por materias. Pero esto último no es mérito de este equipo ni de otros anteriores ni de los que vendrán, sino del personal. 

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