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El pronóstico del epidemiólogo Pedro Arcos sobre el final de la sexta ola en Asturias: “El virus se queda sin espacio”

“Es fundamental controlar los interiores, sobre la base de que en este tipo de establecimientos debería renovarse el aire al menos cada dos o tres horas mientras dure la pandemia”, advierte

Pedro Arcos, en su despacho de la Facultad de Medicina. | Cristina Velasco

La actual onda epidémica del covid-19, capitaneada por la variante ómicron, ha hecho añicos los vaticinios que los epidemiólogos y sanitarios realizaban hace solo dos meses. En consecuencia, el periodo durante el que la curva vaya a continuar subiendo a partir de ahora no resulta fácil de predecir. Hace dos semanas se confiaba en que la curva pudiera tocar techo a mediados de enero. Ahora, la mayor parte de los estudiosos y observadores posponen este plazo una semana más. “Debería haber empezado ya a bajar. Quizá el problema es que no se ha cumplido la normativa de ventilación de los espacios interiores de los espacios públicos. No parece que los inspectores sanitarios o la policía estén controlando los medidores o los aforos. Parece que todo se está dejando en manos de los dueños de los establecimientos”, explica Pedro Arcos, profesor de Epidemiología en la Universidad de Oviedo y asesor del grupo técnico de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A juicio del profesor Arcos, lo que está retrasando la bajada de la curva de contagios es el altísimo número de contagios en espacios cerrados por un inadecuada observancia de la renovación del aire. El factor que induce optimismo es que al virus SARS-CoV-2 “se le agota el espacio para seguir expandiéndose”. La clave –señala Pedro Arcos– estriba en la denominada “reserva mínima de susceptibles”, es decir, la cifra mínima necesaria de personas en condiciones de infectarse. Como consecuencia de la vacunación y de la inmunización natural –a través de la infección– esta reserva disminuye y hace previsible que, “en un plazo relativamente corto, la curva empiece a bajar al mismo ritmo rápido al que subió”. En todo caso, “es fundamental controlar los interiores, sobre la base de que en este tipo de establecimientos debería renovarse el aire al menos cada dos o tres horas mientras dure la pandemia”, advierte el profesor Arcos.

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