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Investigación, divino tesoro | | Filosofía

Internet y la pandemia se comen la ciudad

Isabel Argüelles avisa de que las pantallas y el covid ponen en peligro las urbes como espacio social: “Habrá un cambio de valores” | La ovetense reivindica el poder de la filosofía, que “está en todas partes”

Isabel Argüelles Rozada y Vicente Domínguez García, en el campus del Milán, en Oviedo. | Miki López | MIKI LÓPEZ

La ciudad, entendida como espacio de relaciones, sufre hoy una doble amenaza: internet y la pandemia del coronavirus. Así lo advierte la filósofa ovetense Isabel Argüelles Rozada, quien asegura que “estamos perdiendo la experiencia de pasear por pasear, de perderse en una urbe o de tener encuentros imprevistos con otros en sus calles” como consecuencia, primero, de las pantallas y, ahora también, del covid. Algo que puede parecer tan nimio como perder la experiencia de caminar revela en realidad, según la joven investigadora, un “problema terrible”, que, como poco, producirá en el ser humano “un cambio de valores sobre el que debemos reflexionar”.

“Estamos amplificando la ciudad en los medios digitales. Pero tenemos que reivindicar la ciudad física y abierta, la que se puede ver, contemplar, recorrer, la que tiene espacios comunes...”, afirma el profesor titular de la Universidad de Oviedo que dirige la tesis doctoral de Argüelles, Vicente Domínguez. Ahora hay un elemento más de riesgo: la pandemia y el teletrabajo. “Se está reforzando la imagen negativa de la ciudad; de evitar salir y de disfrutar lo menos posible de ella como si la ciudad, por sí misma, fuera necesariamente peligrosa, distópica”, apostilla Isabel Argüelles. Esta ovetense de 26 años está reflexionando sobre todo ello en su tesis doctoral, en la que aborda el concepto del “flâneur”, es decir, del paseante urbano, desde una triple vertiente: la filosofía, por supuesto, y la literatura y el cine. “El ‘flâneur’ surge en el siglo XIX y simboliza los inicios de nuestra experiencia actual en las ciudades. Es, en definitiva, el hijo de las ciudades modernas occidentales”, detalla.

Argüelles trata de rastrear los inicios de esta realidad para entender mejor el presente. Y el presente es que ya muy pocos recorren las ciudades como el “flâneur”. “Las recorremos solo a pie para ir a trabajar o con fines consumistas. Estamos perdiendo la posibilidad de hacer nuestra la ciudad. Y eso es algo que tenemos que criticar. Es terrible no poder disfrutar de las ciudades como siempre hicimos, que se haya perdido su sentido original de polis, de espacio en el que mezclarse con la multitud”, abunda. “Se trata de utilizar el ‘flâneur’ para reivindicar la idea de ciudad física y el valor de lo común y lo público”, apostilla Vicente Domínguez, que fue viceconsejero de Cultura en la pasada legislatura.

La tesis de Isabel Argüelles es bibliográfica y, para llegar a una conclusión final, tiene que leer mucho. Está en su segundo año de investigación y ya lleva más de cien publicaciones leídas. “El tema de la ciudad siempre me interesó y, además, es un tema polifacético; recorre toda la Historia del Pensamiento”, comenta. La joven profesora destaca algunos de los autores referentes del “flâneur”: Walter Benjamin, Michel de Certeau o Marc Augé en la filosofía; Charles Baudelaire, Fernando Pessoa, Virginia Woolf, Edgar Allan Poe o James Joyce en la literatura; y Francis Ford Coppola en el cine.

Isabel Argüelles, en el edificio departamental del campus. |

¿Y cómo llegó Argüelles al doctorado? “Estaba trabajando a media jornada como profesora en el colegio San Ignacio de Oviedo, pero soy joven, echaba de menos la Universidad y quería explorar todas las vías”, contesta. Así que no se lo pensó dos veces. El primer año de tesis lo hizo compatibilizando trabajo e investigación, pero en el segundo –el actual– renunció al contrato en el colegio, al recibir el empujón que necesitaba: una ayuda predoctoral “Severo Ochoa” del Principado. “Estoy muy contenta porque estoy trabajando pero a la vez formándome. Es una manera de crecer”, expresa. Su “sueño” sería quedarse en la Universidad de Oviedo pero es consciente de que “lo más realista es que tenga que preparar las oposiciones de Secundaria”.

Argüelles es una ferviente defensora de la filosofía, disciplina que reivindica con gran pasión. “Siempre me gustó leer y ya había leído libros menores por mi cuenta durante mi adolescencia. Además, mi padre, que estudió Psicología, me hablaba de filósofos”, explica. Así que, cuando llegó el momento de elegir el camino, escogió la filosofía. En su casa, reconoce, en un primer momento no gustó demasiado su decisión, aunque siempre la apoyaron. “Me decían que era algo con pocas salidas, abstracto, árido... Pero desde que estudié esta carrera me noto más feliz y hasta mejor persona. Seré estudiante de filosofía toda la vida”, dice. Esa felicidad es real y la derrocha en la entrevista para este reportaje.

Por eso, a Isabel Argüelles le molesta tanto cuando se habla de la filosofía desde el desconocimiento. “La filosofía es mucho más que la lista de autores que hay que saber para la EBAU. Por ejemplo, la administración de las vacunas para el covid, que priorizó a los grupos más vulnerables, está elaborada desde criterios que son, en última instancia, éticos, filosóficos. La filosofía está en todas partes y sirve para justificar o criticar lo que pasa”, argumenta. Aun así, esta rama del conocimiento no tiene la visibilidad que le gustaría. A lo largo de su carrera, la ovetense, confiesa, siempre se ha sentido con la necesidad de justificar para qué sirve lo que hace. “Parece que lo que estudiamos en este campo es inútil a nivel de productividad. Tú investigas sobre una enfermedad o una nueva tecnología y enseguida la gente le ve la utilidad”, lamenta. En este sentido, Argüelles asegura que las ayudas a la investigación “son muy lentas” y que, en su área, la mayoría se lanza a las oposiciones, “y con razón”. Pero alerta: “Se están perdiendo mentes brillantes por no tener medios para apostar por la vía investigadora”.

Ejerció de profesora de Secundaria


¿Qué investiga? El concepto del “flâneur” o paseante urbano desde una triple vertiente: la filosofía, la literatura y el cine. El “flâneur” simboliza los inicios de nuestra experiencia actual en las ciudades, por lo que Isabel Argüelles está rastreando ese pasado para entender el presente. 

¿Por qué es importante? Porque nunca se había estudiado la figura del “flâneur” desde esa triple óptica. Las investigaciones que hay hasta el momento pertenecen al campo de la filología. Argüelles lleva leídos más de cien libros y aún está en su segundo año de tesis. A partir de todo ello, advierte que se está perdiendo la experiencia de caminar por las ciudades y disfrutar de ellas, como consecuencia de internet y de la pandemia.

¿Cómo se financia? El curso pasado compatibilizó la tesis con su trabajo como profesora de Secundaria en un colegio de Oviedo. Este curso ya se dedica en exclusiva a la investigación al conseguir un contrato predoctoral “Severo Ochoa”. 

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