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El nuevo Podemos elige portavoz a Rafael Palacios y se agranda la grieta interna

Los críticos ven tras el relevo de Ripa un “pucherazo” con “altas dosis de violencia política” e indican a Castañón el camino de los tribunales

El nuevo Podemos hizo valer su mayoría, esa misma que siguen sin reconocerle sus críticos, y consumó lo que todos esperaban, los críticos incluidos, descabalgando a Daniel Ripa de la portavocía del grupo morado en la Junta. La primera reunión del Consejo Ciudadano Autonómico bajo el mando de Sofía Castañón designó ayer para el cargo a Rafael Palacios, diputado afín a la corriente de la nueva líder del partido en Asturias, y eligió una dirección hecha enteramente con personas de su candidatura. También excavó un poco más la grieta entre la facción que encabeza la coordinadora y la que controla el anterior secretario general y candidato derrotado en las primarias de diciembre. Los afines a Ripa acusan a la diputada de Unidas Podemos de oficiar para su estreno como líder del partido “una ceremonia irregular y nula en derecho”, un “golpe de autoritarismo carente de democracia interna” y una “manipulación de la mayoría con pucherazos, maniobras irregulares” y “altas dosis de violencia política”... “Un proceso ilegal” que acabará, prometen, siendo “tumbado en los tribunales”.

Por la boca del exdiputado autonómico Andrés Fernández Vilanova, el sector crítico se despachó a gusto contra la composición de un Consejo Ciudadano que no reconocen y en el que ellos serían los mayoritarios de no haber mediado el intento de “secuestrar” el organismo que dicen que ha perpetrado Castañón. Volviendo a la carga, habiendo vaticinado ya el día anterior la “purga” de Ripa, sus afines vuelven a protestar por la exclusión del organismo de cinco personas, pertenecientes a su corriente, que no fueron convocadas a la reunión constitutiva de ayer y que a su juicio son las víctimas de la elección de los representantes de los círculos, que consideran adulterada por la aceptación de agrupaciones “pirata” que no estaban debidamente constituidas.

“Al impedirles la entrada, y sí dar acceso y voto a una persona procedente de un círculo pirata e irregular”, dijo antes del inicio el exdiputado autonómico Andrés Fernández Vilanova, “se está anulando en derecho el valor de esta reunión y las votaciones que en ella se produzcan. Las decisiones tomadas no tienen legitimidad y serán impugnadas interna y judicialmente”, remató. Blande una nueva resolución de la Comisión de Garantías del partido que considera la reunión de ayer “nula” “en tanto no sean convocados los cinco miembros elegidos válidamente”. Había quedado dicho que, para enmarañar aun más las cosas, la parte a la que representa Castañón no reconoce a su vez legitimidad alguna a la Comisión de Garantías de Asturias, que según su interpretación no está “constituida en forma”. Entre tanto, sostienen, la única instancia competente para ejercer sus funciones de amparo a los derechos de la militancia es el organismo estatal.

En mitad de todo ese ruido, el Consejo Ciudadano eligió una dirección completamente renovada y una portavocía trina e íntegramente femenina encabezada por Ana Taboada, portavoz de Somos en el Ayuntamiento de Oviedo, con Alba González Sanz –asesora del Ministerio de Igualdad que en su día estuvo a punto de ser directora general– como adjunta y con la diputada en la Junta Nuria Rodríguez como delegada de “equilibrio territorial”.

La nueva instancia directiva, que adopta la forma de un Consejo de Coordinación entendido como “órgano de apoyo” a la coordinadora, define las personalidades fuertes de la nueva etapa encomendando a Alba González la secretaría de Organización y Finanzas, a Taboada el papel de secretaria de “Políticas municipalistas” y a Rafael Palacios, un área significativa, dado su perfil, su procedencia y sus relaciones con el entorno de IU, la de “Acción institucional y relaciones con otras fuerzas”. Acceden además a la zona decisoria Olaya Suárez (“Sociedad civil”), Sara Retuerto (“Feminismos y derechos LGTBI”), Tamara Schulz (“Servicios públicos”), Isabel Fernández (“Participación y círculos”), Ignacio Loy (“Formación y memoria democrática”) y Hugo García (“Análisis, discurso y comunicación”).

“Respeto”

Antes de la selección de personal, en los nueve minutos de intervención pública con los que Sofía Castañón se estrenó ayer al frente del Consejo Ciudadano, la nueva coordinadora anunció “una reflexión sobre el clima actual” que empezó por la reprobación del discurso de “antipolítica” de la ultraderecha y culminó en una respuesta implícita a quienes desde dentro cuestionan la legitimidad de su mayoría en el organismo. Se pone a disposición de la organización, dijo, “con respeto y con voluntad de diálogo, de entendimiento y construcción”, y pide lo mismo a cambio. “Porque se puede construir o se puede quemar”, repitió lo dicho hace unos días, “y construir es una tarea infinitamente más laboriosa, pero es por la que apuesta esta coordinadora autonómica. Lleva más esfuerzo y más tiempo, pero preferimos construir”, remató.

Volvió a incluir entre sus prioridades la reforma estatutaria para la oficialidad del asturiano y la ley trans y de derechos LGTBI y lamentó “la carencia de un proyecto de país para Asturias”, pero no dijo explícitamente nada sobre las acusaciones de los que no reconocen la mayoría del Consejo Ciudadano. También le afean, eso dice Fernández Vilanova, que su dirección política “aparte a las cuatro personas más votadas” en la elección del Consejo Ciudadano, o que la llegada de Castañón al frente de la organización en Asturias se ha consumado merced a una maniobra “con altas dosis de violencia política” cuyo objetivo último es “tener las manos libres para pactar incondicionalmente con el PSOE de Adrián Barbón”, para “dirigir Asturias desde Madrid y entregar después a Podemos al PSOE”.

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