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Peligro en la carretera saturada por los cortes del Suroccidente: “Hay que ir con cuatro güeyos”

Los vecinos de los pueblos por los que pasa la carretera donde falleció una motorista langreana piden controles de velocidad, arcenes y aceras

José Luis Fernández tras el toldo de la obra que está haciendo junto a la carretera en La Pereda. Sara Arias

Doce kilómetros de peligro e inseguridad. Así es el trayecto entre Tineo y La Espina (Salas) por la carretera regional AS-216, donde el pasado sábado falleció la motera langreana Mar Donate, de 50 años. Los vecinos de La Pereda, La Millariega y El Pedregal reclaman más seguridad en la vía, con aceras y arcenes, y mayores controles de velocidad porque pese a que en la mayor parte del tramo está limitada a 50 kilómetros por hora dicen que nadie lo cumple. Una situación que empeora con el paso de prácticamente todo el tráfico del Suroccidente por allí debido al corte del corredor del Narcea (AS-15) para desarrollar los trabajos de contención de la ladera a la altura de Soto de La Barca, donde falleció la allandesa María Luscinda Mon Uviaño el pasado mes de noviembre por el impacto de un argayo en el vehículo en el que viajaba con su familia.

“No se respeta la limitación de 50 kilómetros por hora, pasan a 80 kilómetros por hora como mínimo y solo funciona cuando se pone el radar por lo que es imposible andar por el pueblo porque no hay aceras y es un peligro”, señala Mirta García, vecina de El Pedregal, cuya casa está a pie de carretera. Tampoco sirven de nada las nuevas señales reflectantes que se instalaron la pasada semana indicando la limitación de velocidad. “Y eso que se ven bien”, lamenta Bernardo Fernández, también vecino de El Pedregal.

Ana Montserrat Díaz en La Pereda. Sara Arias

Desde su casa siente el paso de cada vehículo y asegura que ha visto en innumerables ocasiones adelantamientos imprudentes por delante de su vivienda. “Y luego llegan a la curva totalmente a tientas por lo que yo, para mí, pienso que pasan pocos accidentes para las imprudencias que se cometen”, añade Fernández. Si bien, considera que la mayor inseguridad es para los ganaderos, que tienen que cambiar las vacas de prao, ir al maíz o moverse con el tractor cogiendo caminos que llevan al pueblo desde la AS-216. “Y en esos cruces sí que hay peligro porque un día va a quedar alguien debajo de un tractor”, especifica.

Los vecinos de El Pedregal llevan años reivindicando mejoras de seguridad en el tramo pues, según explican, muchos vehículos entran en el pueblo doblando la velocidad permitida. Aseguran que llegan “lanzados” desde La Curiscada por Las Pontigas entrando en la localidad “rozando los 100 kilómetros por hora si no son más y pegando un frenazo antes de la curva donde la iglesia”, detallan.

Y los vecinos no olvidan el trágico accidente que se llevó la vida de la valdesana Lorena Pérez Feito, de 39 años, en marzo de 2021 con siete heridos, al que se suma ahora la triste pérdida de la motera langreana. Por ello insisten en la necesidad de aplicar controles de velocidad en la zona que obliguen a los conductores a levantar el pie del acelerador para evitar situaciones de peligro al volante. “Las multas es lo único que entendemos”, afirma Mirta García desde la ventana mientras hace con los dedos el gesto del dinero.

Lo cierto es que no pocos vehículos pasan rapidísimo. La elevada velocidad a la que discurren coches y camiones por la AS-216 se nota hasta en las ventanas de las casas, con un leve zumbido al vibrar los cristales. “Es así todos los días y cuando cortan abajo (por la AS-15) es mucho peor”, mantienen los lugareños.

Mirta García junto a la carretera AS-216 en El Pedregal. Sara Arias

Prueba de lo rápido que atraviesan los vehículos a su paso por los pueblos tinetenses la tiene José Luis Fernández, de La Pereda, quien realiza estos días unos trabajos en el portón de la vivienda familiar, justo al paso de la carretera. Ha cerrado con un toldo, atado a unos postes y con bloques de hormigón para sujetarlo por abajo. Pero ni el peso de los ladrillos consigue que se mantenga firme: “No sé las veces que tuve que salir a poner el toldo porque el aire mueve el plástico y no lo sujetan ni los hormigones y eso es porque van a más de sesenta kilómetros por hora como poco”, resume resignado.

Este vecino advierte que con la canalización de todo el tráfico por la carretera AS-216 por el corte en el corredor del Narcea se producen muchas más situaciones de peligro pues se dan muchos adelantamientos en La Pereda “por las prisas de la gente”. Es el pueblo que hay antes de La Espina, donde los vehículos toman el puerto por la N-634 en dirección a Oviedo por otro corte cuyo arreglo no termina de materializarse: el de la primera calzada de la autovía A-63 entre Casazorrina y La Espina por la reconstrucción del puente de La Barrosa, en Salas. Y debido a la gran cantidad de tráfico pesado, muchos conductores se apresuran a rebasar los camiones antes de llegar a las curvas de la antigua nacional. “La Pereda es zona urbana y con limitación de 50 pero les da igual, muy pocos pasan a la velocidad que deben y casi parece que estorban, quieren adelantar para no llevar los camiones delante por La Espina”, lamenta.

El corte de la AS-15 a la altura del puente de Tuña, en Tineo. Sara Arias

También indica que salir de casa con el coche es un momento de máxima alerta “porque te ves negro para salir, vas con los cuatro güeyos”. Algo que confirma Ana Montserrat Díaz, también vecina de La Pereda. “Para salir de casa con el coche tengo problema porque los coches pasan más bien a más velocidad que a menos, hay quien respeta y quien no pero es difícil salir”, comenta. También le preocupan sus gatos, pues no es la primera vez que un coche le pilla uno delante de casa.

Con casi todo el tráfico del Suroccidente pasando por la AS-216 los habituales problemas se incrementan. Los vecinos son conscientes de la necesidad de paso por sus pueblos debido a las contingencias en las vías de comunicación pero urgen a los conductores a circular a la velocidad regulada, así como reclaman la construcción de aceras y ensanche de arcenes para poder caminar por El Pedregal, La Millariega y La Pereda sin tanto peligro.

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