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El reto de atraer la atención de los universitarios en clase para que no se distraigan con el móvil y el portátil

Los profesores reclaman “incentivos” para quienes innoven en las aulas y proponen motivar al alumnado con una enseñanza “más participativa”

Por la izquierda, David Álvarez, Ramón Rubio, Alberto Tablón, Cristina Roces, Deva Menéndez, Alfonso Díaz y Verónica Soto, profesores participantes en las Jornadas de innovación, ayer, en el campus del Milán. | Luisma Murias

Combatir la distracción del móvil y del portátil, romper con las clases tradicionales, incorporar Youtube, Teams o la gamificación en el aula, e incentivar la tarea docente. Estos son algunos de los retos a los que se enfrenta la enseñanza superior asturiana a ojos de profesores de la Universidad de Oviedo. En el marco de la celebración, en el campus del Milán, de las XIV Jornadas internacionales de innovación docente, los profesionales universitarios advirtieron ayer que, mientras no se reconozca la actividad en el aula, “no habrá interés por ella”. O, al menos, el esfuerzo por mejorar e innovar lo harán unos pocos. “Para escalar en la Universidad solo se evalúa la investigación. Sería muy bueno tener sexenios docentes”, aseguraron.

En el Vicerrectorado de Políticas de Profesorado son muy conscientes de esta problemática y, según afirmó el director del área de Docencia, David Álvarez, ya están buscando soluciones. “Hay que valorar el tiempo que se dedica a la innovación. Estamos trabajando en ese reconocimiento”, dijo. Pero hay más retos sobre la mesa. Uno de ellos es conseguir motivar al alumnado. “El móvil y el portátil son ventanas en las que los estudiantes de hoy se pierden. Tú solo ves la pantalla; pueden estar cogiendo apuntes o pueden estar jugando”, reflexionan Alberto Tablón, Deva Menéndez, Cristina Roces, Alfonso Díaz y Verónica Soto, docentes de la Escuela de Marina Civil y de la Facultad de Psicología, muy comprometidos con la innovación.

¿Cómo se combate esa distracción? Los docentes lo tienen claro: “Con clases más activas y menos magistrales”. “Hay que lograr que los estudiantes participen en el aula, no solo que atiendan a las explicaciones. Tenemos que promover que haya conversación”, explican. Otra clave es utilizar las nuevas tecnologías y acercarse al lenguaje de los jóvenes. “En vez de solo clases expositivas, se pueden hacer aprendizajes en grupo, utilizar actividades lúdicas (la gamificación) para hacer los contenidos más atractivos, o implantar las llamadas clases invertidas. Es decir, que el alumno trabaje primero en casa unos temas y que luego en clase lo pongamos en común”, propone David Álvarez, profesor del departamento de Psicología. No obstante, la realidad es que en la Universidad de Oviedo aún “cuesta mucho” que se utilicen metodologías digitales, como afirma Ramón Rubio, docente en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón y director de la cátedra Medialab. “La universidad tienen una inercia tremenda y cuesta aplicar este tipo de recursos. Digamos que no somos muy diestros en el uso de tecnologías en el aula”, admite.

Por su propia experiencia personal, Rubio cuenta que hoy en día hay que hacer un enorme esfuerzo por ponerse en el lugar del estudiante. “Se ha producido un cambio cultural y social acelerado. La sociedad ha cambiado en diez años lo que anteriormente hizo en cien. Eso hay que tenerlo en cuenta”, expone. Y acercarse al mundo del alumnado, “pero sin perder la formalidad”, apunta David Álvarez. “Tenemos que conocer cómo se relacionan y ser capaces de conectar con ellos a través de esas nuevas formas sin perder la seriedad y el rigor en los contenidos”, agrega el docente e investigador de la Facultad de Psicología.

En este punto, se abre otro interrogante: “¿Y qué hacemos con los profesores más veteranos resistentes al cambio?” Alberto Tablón y Deva Menéndez creen que ellos solos se darán cuenta cuando vean la “satisfacción” que alcanzan los estudiantes con clases más “modernas”. Dicho esto, David Álvarez aclara que no se trata tampoco de desterrar la docencia magistral de la Universidad de Oviedo.

“Todos hemos tenido grandes profesores que imparten clases expositivas excelentes”, señala. No se busca, por tanto, borrar el pasado de golpe, sino ir introduciendo mejoras “poco a poco” y buscar la “colaboración” docente. “Unos somos mejores en una cosa y otros en otra. Nos podemos ayudar”, sostiene Cristina Roces.

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