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Una mujer sobrevive tras rodar 80 metros por un terraplén en Peña Ubiña: "Sólo pensaba en parar"

La granadina Helena Bueno sufre lesiones leves tras precipitarse por una pendiente helada de 45 grados a 2.300 metros de altitud

Helena Bueno y Diego Gualotuña, saliendo de Urgencias. A la derecha, lugar del accidente. | Luis Vega / SEPA

Los expertos dicen que de cien accidentes de este tipo, solo uno acaba bien. Y es justamente lo que le ha pasado a Helena Bueno, una granadina de 32 años, afincada en Madrid y apasionada del alpinismo y la escalada, que este sábado sufrió su primer accidente de importancia, haciendo la ruta Norte de Peña Ubiña, y que se salvó por milímetros, tras precipitarse unos ochenta metros por una pendiente helada de 45 grados, a 2.300 metros de altitud. La mujer, a la que se le habían soltado los piolets, iba en caída libre, pero afortunadamente, uno de los brazos golpeó contra una roca, se agarró y quedó encajonada en una grieta. “No sé cómo lo hice”, confesaba en la tarde de este sábado al salir de Urgencias del HUCA, feliz de haber salido de este accidente con solo unas magulladuras. “Es la primera vez que estoy en un hospital y me ponen una vía”, añadía esta alpinista que lleva años haciendo este tipo de actividad.

La mujer estaba haciendo la Norte con otro amigo de Madrid, Diego Gualotuña, que iba abriendo la marcha. “Acabábamos de salir de la canal, habíamos quitado la reunión y estábamos llegando a la zona de trepada (Les Piedres). Solo nos quedaban unos veinte metros para dejar la nieve. Fue cosa de tres segundos. Miré hacia ella e iba bien, di dos pasos, y cuando volví a mirar, ya la vi deslizándose hacia abajo a toda velocidad, gritando. Gracias a que llevaba los brazos extendidos y uno de ellos dio contra una roca, eso la paró e hizo que girase y quedase en una grieta. Es milagroso. Pensé que se mataba”, relató Gualotuña.

Helena Bueno fue menos consciente de lo ocurrido. “No sé si me despisté o me desequilibré, me fui para atrás y no pude clavar el piolet”, relató. Luego se le saltaron los piolets, de forma que ya no podía clavarse a la nieve congelada. “No da tiempo a darse cuenta de nada. Mientras me deslizaba iba pensando: ‘A ver si me puedo parar, no me paro, no me paro’. Entonces me golpeé contra la roca y se me metieron las piernas en una grieta. Aparte del dolor de los golpes, todo quedó en un susto”, señalaba.

Quien no sabía si ella estaba bien era Diego, que bajó lo más rápidamente que pudo hasta su compañera de cordada. “Le fui tocando las piernas, los brazos, la cabeza... y parecía que no tenía nada. La aseguré con una reunión y traté de llamar a las emergencias, pero no había cobertura. Le mandé un mensaje a unos amigos para que avisasen”, aseguró.

Fue una pareja que estaba subiendo el pico más abajo que ellos, y que había visto como Helena Bueno se precipitaba por la nieve, quien llamó al 112, poco antes de la una de la tarde. A la zona se desplazó el helicóptero de Bomberos de Asturias con el Grupo de Rescate del SEPA, que evacuó a la herida hasta el HUCA y su compañero al refugio del Meicín.

Un miembro de una cordada que les había precedido se brindó después de que diesen de alta a Helena a darles cobijo. Los dos amigos se desplazaron a Asturias en furgoneta y no parecía muy adecuado que la mujer durmiese en ella tras el percance, aunque Diego Gualotuña no dudaba en decir que era “una mujer de hierro”. Ella tampoco tenía dudas al asegurar que volvería a escalar, aunque iba darse “un margen”.

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