“El objetivo de Marruecos es doblegar a España sobre el tema del Sahara Occidental y que el Gobierno modifique públicamente su postura sobre ello”, afirmó ayer, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, el periodista Ignacio Cembrero. Especialista en las relaciones internacionales entre España y el Magreb, intervino en un acto organizado por Tribuna Ciudadana para explicar los motivos de la crisis entre ambos países desde diciembre de 2020.

Para el ponente, el detonante es claro: las tensiones con Rabat en torno al Sahara, avivadas a raíz de la entrada en España, para recibir atención hospitalaria, del líder del Polisario, Brahim Gali. “Marruecos sabe que nuestro país no puede llegar tan lejos como lo hizo Estados Unidos”, afirmó Cembrero, en referencia al reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara que hizo Donald Trump. Y añadió: “Pero sí creo que el Gobierno puede dar pasos de apoyo a la autonomía para el Sahara”.

El periodista aseguró que esta problemática aún se encuentra lejos de ver el final, a pesar de los esfuerzos de España por intentar mandar señales de conciliación a los líderes marroquíes. A su juicio, se han hecho muchos “gestos y concesiones” para izar bandera blanca, como la salida del Gobierno de la anterior ministra de Exteriores, Arantxa González Laya, “considerada la bestia negra de las autoridades de Marruecos”. O apoyar el recurso ante la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que ordenaba anular los acuerdos de comercio y pesca entre Marruecos y la UE debido a una reclamación del Frente Polisario.

“También hemos resuelto el déficit energético que sufrían al quedarse sin el gas de Argelia”, continuó enumerando Cembrero. Para él, persiste la política de acoso contra el territorio español y, a pesar de las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, la situación “no se va a reconducir de manera rápida”. El conferenciante remarcó que Albares ni siquiera ha llegado a reunirse con el diplomático marroquí Nasser Bourita, tal como prometió.

De todas formas, recordó el experto en el Magreb, la crisis no podrá darse por concluida hasta que no regrese a su puesto la Embajadora Karima Benyaich. “La retirada de Benyaich de Madrid en mayo fue una manera contundente de protesta, de esa forma los marroquíes dejaron claro el descontento que tenían con la actitud de España”, aseguró Cembrero. Benyaich fue llamada a consultas en Rabat, tras la avalancha migratoria en Ceuta, activada por el régimen alauí en medio de la crisis diplomática. “Es necesario que vuelva”, enfatizó, aunque no vislumbra ese retorno a corto plazo.