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Rafael Lobeto Lobo Exdirector general de la Marina Mercante, publica “Salvamento Marítimo. Mar y vida en España”

“El actual modelo de Salvamento Marítimo está obsoleto”

“Si hubiera existido un guardacostas español, la tragedia del ‘Prestige’ no se habría producido”

Rafael Lobeto. | José Luis Roca

Creador en 1992 de la Sociedad de Salvamento Marítimo (Sasemar), Rafael Lobeto (Infiesto, 1949), exdirector general de la Marina Mercante, presidente en la actualidad de Corporación Marítima y secretario general de la Fundación Philippe Cousteau, acaba de publicar, coincidiendo con el 30º aniversario de la entidad pública, el libro “Salvamento Marítimo. Mar y vida en España”.

–¿Qué estado de salud presentan hoy los servicios españoles de Salvamento Marítimo?

–Su estado de salud es aceptable, pero el modelo es obsoleto. Los medios no son los más adecuados, hay una cierta desorganización y falta de profesionalidad en la cadena de mando, y se adolece de un funcionamiento que no responde a los intereses generales. Salvamento tiene este año un presupuesto de casi 165 millones, pero no se trata solo de dotar a Sasemar de medios y equipos sino también de atender a los nuevos desafíos del siglo XXI: el desarrollo científico-tecnológico, la protección de los mares y las costas, los nuevos recursos marinos, la cooperación internacional, etc.

–¿Es urgente una reforma?

–Hay que actualizar, perfeccionar y llevar a cabo la reforma del Salvamento Marítimo para lograr un funcionamiento y una coordinación óptima ante cualquier siniestro en el mar. Hay que racionalizar la acción del Estado en el mar.

–¿Señala a los políticos?

–La agenda política de estos últimos años no ha registrado iniciativas gubernamentales ni parlamentarias importantes que nos hagan pensar que hay una preocupación real hacia las nuevas cuestiones marítimas. Se trata de una política de Estado a la que habría que prestar mayor atención, y lo cierto es que Sasemar no cumple con los retos del presente, a pesar del encomiable esfuerzo diario de sus tripulaciones. Se requiere una acción pública adecuada y capaz de afrontar prioridades como la seguridad de la navegación o la prevención de la contaminación marina.

–¿Qué cambios habría que introducir, en su opinión?

–La experiencia acumulada ante los diferentes siniestros marítimos en las últimas décadas nos hace pensar que es urgente modificar y mejorar la propia organización. Es decir, el modelo y los protocolos de actuación cuando ocurre un siniestro para poder tomar decisiones de forma técnica y no política, y realizar una gestión óptima para reducir al máximo los daños humanos y la contaminación marina. Para ello, desde la Fundación Philippe Cousteau hemos elevado a Presidencia del Gobierno una propuesta de anteproyecto de Ley de Seguridad Marítima frente a accidentes en el mar, salvamento marítimo y prevención de la lucha contra la contaminación marina.

–¿Qué persigue esa propuesta?

–Persigue organizar la respuesta nacional ante accidentes marítimos y sus derivadas, como son el salvamento y la protección del medio ambiente. Es necesario estructurar de forma más eficiente la dirección nacional de seguridad marítima para que, en caso de accidente, tanto Sasemar como los servicios de salvamento autonómicos y otras agencias que apoyen la acción operen con una dirección única y coordinados en una misión compartida. Es esencial.

–En este contexto se ha decidido a publicar “Salvamento Marítimo. Mar y vida en España”. ¿Qué aporta el libro?

–Mi libro no es para reivindicar lo que hice, sino lo que queda por hacer y lo que no me dejaron hacer. Además de datos, análisis y soluciones, el lector encuentra en él la evolución de Sasemar desde su nacimiento hasta hoy, deteniéndonos no solo en las batallas del pasado, sino también en las que aún hoy quedan por librar. A través del libro, se comprende que, con el paso del tiempo, la burocratización, la ausencia de marinos profesionales y la carencia de procedimientos transparentes hacen que no se cumplan los objetivos fundacionales y que se actúe con ignorancia y desprecio absoluto por la legislación marítima internacional. Y a ello se une el despilfarro y la desorganización. Los creadores del Salvamento Marítimo Español teníamos claro el mandato del Gobierno en 1986 de crear una Administración Marítima Civil y un guardacostas, pero hubo quienes no lo permitieron y lo hicieron fracasar.

–Salvo en Galicia, seguimos sin guardacostas…

–Sí. Seguimos sin guardacostas. Alguien tendría que explicarnos por qué no se ha cumplido todavía ese acuerdo mayoritario del Gobierno de crear un guardacostas. Si hubiera existido un guardacostas español no habría habido “Prestige”, por ejemplo.

–¿Seríamos así más eficaces en el desafío de la inmigración?

–Por supuesto. Es una razón muy poderosa para poner en marcha un servicio español de guardacostas, puesto que el actual servicio nunca fue diseñado para atender a los miles de inmigrantes que se juegan su vida y la de sus hijos para lograr escapar de la miseria. De 2018 a 2020 se ha asistido a inmigrantes que viajaban en casi 5.200 pateras.

–¿Cómo podemos proteger mejor a quienes ponen en peligro su propia vida en el mar?

–Hoy en día se podría decir que Sasemar está exclusivamente dedicado a la recogida y servicio regular de transporte de migrantes en pateras en las zonas del Estrecho, sudeste del litoral español, Baleares y Canarias, pero manejado por mafias e intereses personales. Es triste decirlo, pero de 2014 a hoy hay registrados unos 25.000 inmigrantes fallecidos en el Mediterráneo. Pero más triste es que esta cifra sólo indica los náufragos que detectamos y localizamos, pero, ¿y los que no sabemos? Por cada patera que llega a nuestras costas, ¿cuántas se pierden sin detectarse? Las tripulaciones hacen todos los días esfuerzos y toman riesgos para salvar a seres humanos, pero la organización es hoy incompatible con la seguridad marítima.

–Sin embargo, se han salvado también muchas vidas.

–Muchísimas. Sasemar lleva salvadas hasta hoy más de 500.000 vidas y ha evitado tragedias y siniestros incontables. Solo en los últimos tres años se ha asistido a más de 160.000 personas en el mar, lo que hace una media de más de 145 personas en peligro al día.

–Esto fue lo que, desde el principio, le hizo creer en el proyecto.

–Creí en el proyecto porque, como marino, enseguida vi el tremendo vacío que existía en España en la actuación de la administración. Faltaban medios para salvar vidas humanas en el mar. Había habido accidentes marítimos de envergadura, en los que habían muerto muchas personas, y creí que era necesario crear Sasemar. Nunca acepté vivir en un país que no proteja la vida de sus ciudadanos, ni sus recursos naturales; su hábitat.

–Y Sasemar es clave también en el reto medioambiental...

–El sistema actual de prevención, salvamento y lucha contra la contaminación está comprometido con el desarrollo sostenible. Desde la tragedia del “Prestige”, el servicio está muy centrado en la lucha contra los vertidos de hidrocarburos. En la actualidad están disminuyendo pero, en su lugar, crecen otras amenazas para las que estamos menos preparados: el transporte de sustancias químicas, la basura marina o las emisiones procedentes de los buques. Esto requiere formación e inversiones para transformar el servicio a medio plazo. Se debe trabajar en abordar el reto de controlar las emisiones del tráfico marítimo, y es necesario potenciar la función inspectora para comprobar que se cumplen las normas.

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