Diego Caturla Fernández y Paloma de Pablos Amado llevan siete año en Asturias y, de ellos, cinco viviendo en el concejo de Bimenes. Él, argentino, conoció a su mujer, natural de Madrid, en Alicante, donde nació el primer hijo de ambos, José. Este último fue una de las motivaciones para que se trasladasen a Asturias, tal como explica el propio Diego: “Tuvimos un negocio de hostelería y mi mujer, que es auxiliar de veterinaria, una tienda de mascotas. Veníamos mucho a Asturias de vacaciones porque nos encantaba, y a la hora de apuntar al niño a un colegio decidimos que fuera aquí a la escuela, además estábamos cansados de tanto estrés, así que como yo tenía otro trabajo viajando en época invernal traspasamos lo que teníamos allí y nos vinimos”.
Primero residieron en Gijón mientras buscaban casa en la zona rural y, especialmente, en Bimenes, concejo que ya conocían y les gustaba mucho para vivir y trabajar. No tardaron en encontrar una vivienda en alquiler y casi de inmediato se trasladaron. “Estuvimos viviendo dos años en La Fontanina y luego ya nos trasladamos a otra casa en Canteli de Arriba, donde estamos ahora”, explica Diego mientras sostiene en brazos a Alba, que nació hace tres años y es la pequeñina de la familia. “Vivimos en una casa asturiana superbonita, de las tradicionales, y además también tenemos animales porque a ambos nos gustan mucho. Hay vacas, corderos, gallinas, conejos. También cultivamos setas, concretamente, shiitake y reisi que comercializamos a través de nuestra empresa FungiAstur. Ahora, con la reforma de la casa, que también estamos haciendo los dos porque en la vida hay que aprender de todo y eso lo hemos aplicado siempre a nuestro día a día, no tengo tiempo libre para nada”.
La misma energía y capacidad de trabajo la tiene Paloma que, además de tratar de conciliar, como su marido, su vida laboral y familiar como madre de dos niños de 9 y 3 años, también ejerce como peluquera canina a domicilio en Bimenes y todo el entorno, una actividad que le ha dado fama y por la que cada vez es más requerida. “Durante el verano tiene más trabajo, porque viene mucha gente de fuera con su perrito y le va muy bien como peluquera canina. En invierno también hay trabajo porque por ejemplo los perros que están con ganado necesitan que les corten las uñas o los laven, por ejemplo”, explica su marido.
Taxista
Desde hace unos meses Diego Caturla es también el único taxista en San Julián de Bimenes. “Soy el único taxista ahora, pero hay otra plaza”, matiza. Tiene mucho trabajo, pues al haber muy poco transporte público él es quien se ocupa también del escolar además de atender a los vecinos. “Hoy no paré de bajar gente de los pueblos al súper, al médico, a la caja o al dentista en Oviedo, por poner unos ejemplos”, dice este hombre batallador para quien nada se le hace cuesta arriba, acostumbrados ambos a pelear por lo que quieren y, sobremanera, hacerlo en un pueblo para cuyos vecinos no tienen más que buenas palabras.
Diego Caturla afirma que se puede vivir y trabajar en el medio rural porque “además, todo el mundo sabe hacer algo, y unos y otros nos podemos ayudar en ese aspecto. El único impedimento que veo es a la hora de comercializar o dar salida a lo que haces aquí. Y luego además nuestros hijos se crían muy bien en el pueblo, son todo beneficios. Es un colegio muy familiar donde nos conocemos todos. Yo animo a la gente a que sala de la ciudad y se incorpore a los pueblos”, señala.