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Me quedo en el pueblo

Vacas que quedan en buenas manos

Beatriz Riesgo y Coté Fernández, ambas de familias ganaderas de Salas, dejaron atrás la hostelería, donde se conocieron, para dedicarse a hacer sustituciones en explotaciones de Salas, Tineo, Grado y Las Regueras

Beatriz Riesgo y Coté Fernández, en una ganadería que atienden en Salas. Ana Paz Paredes

Entre algunas de las cosas que tienen en común Beatriz Riesgo Parrondo y María José Fernández, “Coté”, es que ambas son de familia ganadera y que se conocieron trabajando en un mismo local hostelero, donde la primera era ayudante de cocina, y la segunda, camarera. “Yo quería dedicarme a la ganadería como mis padres, pero a ellos no les gustaba, me decían que era demasiado esclavo. Yo quería estudiar Derecho y por diversos motivos no pude, por lo que al final empecé a trabajar en hostelería”, recuerda Beatriz Riesgo. A ambas, como a tantos españoles, la pandemia les pasó su factura laboral. “Estuvimos en ERTE durante un tiempo, pero al final el tener que trabajar solo los fines de semana no era suficiente”, señala entre otras cosas esta joven natural del pueblo de Vegacebrón en Malleza (Salas).

Beatriz Riesgo con una de las vacas de una ganadería de leche en Salas. Ana Paz Paredes

La idea de dedicarse a las sustituciones ganaderas se la aportó un amigo en una conversación cuando trataba de encontrar una salida laboral a su situación, algo que le sucedía, del mismo modo, a Coté Fernández, del pueblo de Villazón, también en Salas, y quien ya tenía experiencia en este campo al venir de una familia con ganadería de carne y de leche. Divorciada y madre de dos jóvenes de 20 y 16 años, señala: “No podíamos seguir con la situación que teníamos y cuando nos dieron la idea de dedicarnos a esto, que nunca se nos ocurrió a nosotras, nos pareció muy bien porque a ambas nos gustan los animales”. Ella, además, trabaja también realizando labores de limpieza en una empresa de carrocerías.

Sin embargo, empezar en este trabajo no fue de un día para otro, y aunque conocían el sector por sus familias, buscaron quienes les formasen. “Empezamos a preguntar en varias ganaderías amigas si nos dejarían hacer prácticas, porque, aunque es algo que siempre lo vivimos, no estábamos a la última, por ejemplo, en cuanto a mecanizaciones de ordeño, y cuando nos sentimos con fuerza, dimos el paso”, recuerdan las dos.

Beatriz Riesgo y Coté Fernández, con las vacas de la ganadería La Llera, en Salas. Ana Paz Paredes

Empezaron el pasado mes de julio y ya cuentan con clientela en Tineo, Salas, Grado y Las Regueras. También les están llegando algunos encargos desde algo más lejos, Llanera. Su empresa, que bautizaron con el nombre de Sustituciones Ganaderas ByC, se dedica a sustituir al titular de una explotación cuando este lo demande por tener que ausentarse de la misma, bien media jornada, una o incluso varios días seguidos, para llevar a cabo las labores a las que se comprometan con el mismo. “Trabajamos mayoritariamente con vacas de leche. Realizamos los ordeños, limpieza de cubículos, hacemos las camas y les damos el alimento, eso depende de lo que nos pidan. Fundamentalmente nos llaman para hacer sustituciones para el ordeño”, explica Beatriz Riesgo, que se sorprende de lo rápido que se están dando a conocer y de que es un trabajo que cuenta con bastante demanda en el campo asturiano.

Beatriz Riesgo y Coté Fernández posan en una de las ganaderías que atienden. Ana Paz Paredes

Las sustituciones ganaderas han sido siempre realizadas, como ellas recuerdan, mayormente por hombres, por eso algunos se sorprenden cuando ven que son mujeres. “No creemos que seamos las únicas, seguro que en Asturias hay algunas más”, matizan. Las dos creen que se puede emprender en el medio rural, “si tienes ilusión y echándole muchas ganas y mucho tiempo. No es fácil, eso está claro, pero una vez que tomas determinado camino lo que tienes que hacer es seguirlo. Nosotras estamos ilusionadas con el que hemos tomado y, de momento, vamos incrementando el número de clientes y estamos contentas, además de que nos gusta mucho trabajar con animales, es un trabajo que nos da muchas satisfacciones”, señalan.

Al tiempo recuerdan que, aunque son independientes, “tenemos un contrato con Agrovaldés, que nos llaman cuando algún cliente necesita alguna sustitución y allá vamos”, añaden.

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