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Piensos y abonos afrontan una escalada de precios: “Son máximos nunca vistos”

La tonelada de cereal ronda ahora los 420 euros tras empezar el año en 280 | La importación de países del hemisferio sur, posible solución

Adrián García carga pienso en Grado, en una imagen de archivo. | Á. GONZÁLEZ

“Afrontamos un momento complejo, con una situación nunca vista”. Javier Fernández, director técnico de la cooperativa asturiana Campoastur, se refiere así a la escalada de precios de piensos y abonos, un azote para el campo en general y el asturiano en particular. La guerra en Ucrania no ha hecho sino empeorar una situación que ya no era buena en el último año debido a la crisis de abastecimiento de materias primas mundial, el encarecimiento energético, la sequía y los problemas en el transporte marítimo.

En el último año, los piensos en general habían visto su coste crecer uno 27%. Pero ahora eso se ha quedado en nada. Las cifras crecen y la situación no es sencilla. Por poner ejemplo: el precio de la tonelada de cereal para pienso ronda actualmente los 420 euros, a principios de año se situaba en 280 y hace un par de años, en marzo de 2020, salía a 175 euros. “Lo cierto es que los costes ya habían subido pero la guerra de Ucrania los ha disparado a máximos nunca vistos”, abunda Javier Fernández. Otro ejemplo que al Principado le afecta mucho: el pienso para vacuno de carne y de leche. La tonelada rondaba hace un año los 270 euros, a principios de 2022 se situó en 330 y en la actualidad va ya por los 385 euros.

A nivel de tienda, el pequeño agricultor o ganadero comienza a acusarlo (por ejemplo, el kilo de pienso para gallinas ha pasado de unos 22 euros a 30 en los últimos meses), aunque todo va en función de dónde se compre. “Todo depende de la estrategia de compras que tenga cada cadena”, explica el director de Campoastur.

Las grandes multinacionales suelen ir más al día, compran para un margen de dos meses y, por tanto, están más sometidas a las fluctuaciones del mercado. Otras firmas más pequeñas son, por decirlo de alguna manera, más conservadoras en sus compras y suelen hacer acopio a seis o nueve meses, incluso a un año. Estas últimas son las que de momento contienen algo los precios. “No nos ha pillado a todos igual lo de Ucrania, aunque a la larga sí que afectará”, señala Fernández.

Tiene Ucrania la tercera mayor extensión del mundo de “suelo negro” –rico en humus y minerales, uno de los más fértiles para la agricultura–. Considerado el granero de Europa, el país suministra a España –segundo productor de pienso en Europa– el 30% del maíz, el 17% de trigo y el 30% de aceite de girasol. Esto da muestras de la gran dependencia nacional del país del Este, que ha tenido que dejar de exportar al exterior por la guerra e invasión de Rusia, que cumple justo dos semanas.

Con todo, hay una pequeña ventana de esperanza, con la apertura de otros mercados en la primavera avanzada y el verano. Los países del hemisferio sur son otra fuente de suministro que se tendrá en cuenta. Pero hasta que estos mercados se abran la situación no es fácil. “Los ganaderos deben saber que nosotros hacemos todo lo posible por atenuar la subida de precios, aunque somos conscientes de la situación. Ellos también deben poner de su parte, como por ejemplo evitar animales que no son productivos, que al fin y al cabo comen como los demás”, aconsejan en Campoastur.

“Descartamos usar abono químico en los frutales, es imposible y prohibitivo”


En Viveros Candamo, cerca de Grullos, se plantean ya alternativas a echar abono químico a las plantaciones de frutales como suelen hacer periódicamente. “¡Qué va!, lo descartamos porque es imposible y prohibitivo”, señala Adela Fernández. “No se puede con ese precio”. A trazo grueso, el sector agroganadero cifra la subida de los fertilizantes en un 160%, que se dice pronto. “La alternativa es dejar las tierras que necesitan abono en barbecho y buscar nuevas, en alquiler, para poder plantar el producto”, explica Adela Fernández, que al tiempo advierte de que en los viveros no piensan ni por asomo subir el precio de las plantas y frutales. “No venderíamos ni uno. Así que toca amortiguar los costes. Todo sube y todo va al alza”. Las fluctuaciones de precios en la huerta también se notan en las fruterías. Begoña Arango, con negocio en Pravia, ha pasado a tener que revisar prácticamente las facturas a diario, porque cada día hay un precio. Asegura que lo que más se ha encarecido son las hortalizas, aunque en general nada se libra. El alza, en su caso, la percibe desde verano.

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