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Ejemplo solidario para los 50 refugiados que llegan a Sotrondio: “Estamos desbordados”

Decenas de vecinos arreglan el colegio San José, donde tuvieron que avisar de que ya no podían recibir más colchones y mantas

En las imágenes superiores, voluntarios, ayer, en el colegio San José de Sotrondio. Sobre estas líneas, los refugiados, en el autobús que los trae a Asturias desde Polonia. | D. O. / Expoacción

“A las cinco y media de la tarde del miércoles hicimos un llamamiento a los vecinos para que trajesen material y comida, a las nueve de la noche tuvimos que cerrar las puertas porque no podíamos coger más”. Lo dice orgullosa Covadonga Fernández, directora del colegio San José de Sotrondio, explicando la respuesta ante la petición de ayuda para los refugiados de Ucrania que llegarán mañana a San Martín del Rey Aurelio.

“Desborde” solidario para los 50 refugiados que llegan a Sotrondio

A ese llamamiento le siguió otro. Se necesitaban manos para adecentar el colegio, donde se alojarán los ucranianos. Ayer a las tres y media de la tarde el patio del centro escolar estaba abarrotado de vecinos. “Estamos desbordados”, decía la directora. El San José cerró sus puertas en julio de 2019 pero las instalaciones se mantienen en perfecto estado. En la planta superior están las habitaciones que ocupaban las hermanas dominicas, todas con su cama y su baño particular, y allí es donde se instalarán los refugiados. Además, hay cocina y comedor. “Todo está perfecto, solo había que limpiar y ventilar”, explica Fernández. Y es lo que hicieron ayer decenas de vecinos.

“Desborde” solidario para los 50 refugiados que llegan a Sotrondio

En Sotrondio se alojarán más de cincuenta refugiados que ya están de camino a Asturias en un autobús. Hoy viernes parten desde el Principado otros dos buses hacia la frontera de Polonia con Ucrania. En el ya clausurado centro escolar se alojarán niños con sus madres pero también personas mayores. Todo gestionado a través de la ONG Expoacción y la mediación de Adrián Barbón, presidente del Principado, que estudió en el citado centro.

María del Sagrario Barrigón, Maruja, y María Amor Álvarez eran dos de las vecinas que ayer acudieron a la llamada. La primera trabajó durante años en el colegio y ayer lo volvió a hacer. La segunda no dejó pasar la oportunidad de echar una mano. Para hacerlo tuvo que coger un taxi desde su pueblo, Tiraña, hasta Pola de Laviana, y de ahí el autobús hasta Sotrondio.

Un cartel a la puerta del colegio advertía: “No recogemos colchones, mantas ni ropa de cama”. Había más que suficientes. La idea es que los ucranianos estén lo mejor posible. Y por espacio, cariño y empeño seguro que así será y que, como se lee en la fachada del colegio San José de Sotrondio, tendrán “una vida extraordinaria”; la que la guerra les quiso robar.

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