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Francisco Iglesias, consejero delegado de Alsa: “Con el IPC y la carestía de gasoil tendríamos que subir tarifas un 15%; pero no lo haremos"

“La llegada del AVE nos afectará pero tampoco renunciamos a ser un operador de ferrocarril o el tren que haga el servicio de Asturias a Madrid”

Francisco Iglesias Campos.

Natural de Sevilla pero con gran vinculación a Asturias por motivos familiares, el consejero delegado de Alsa, Francisco Iglesias, charla con LA NUEVA ESPAÑA sobre la llegada del AVE al Principado, los planes de renovación de la estación de autobuses de Gijón y si el aumento del coste del carburante repercutirá de manera directa en el precio del billete, entre otros temas. “Empecé a trabajar en Alsa hace 31 años, a los 15 días de terminar la carrera, y sería un orgullo jubilarme aquí”, reconoce.

–¿A qué nuevos rincones del mundo quiere llegar Alsa?

–Hace diez años solo teníamos España y Marruecos, ahora nuestro negocio fuera de España representa el 20 por ciento y nuestro plan estratégico en los próximos años es llegar al 50 por ciento. Estamos focalizados fundamentalmente en la parte de Oriente Medio: Dubai, Qatar, Riad, Bahrein... Toda esa geografía tiene un desarrollo tremendo. Se están convirtiendo en macrociudades que no tienen nada que envidiar en infraestructuras y modernidad a Madrid, Londres o cualquier otra gran capital. Además, por afinidad, seguimos enfocados en el desarrollo en Latinoamérica.

–¿Cuántos pasajeros mueve la empresa a escala mundial?

–Un millón y medio a diario, lo que supone casi 500 millones de pasajeros al año. De todos ellos, el 50 por ciento fuera de España.

–¿Cómo ha afectado el Brexit a los negocios de Alsa?

–La parte del Brexit que nos ha afectado más no es tanto en España como en Suiza. Allí tenemos un negocio que está muy ligado al transporte alpino entre aeropuertos, pistas y hoteles. El principal turismo de esquí en Suiza era inglés y, aunque nos ha impactado, parece que se está recuperando. Confiamos en que 2023 ya sea un año muy cercano a la normalidad prepandémica. Ahora alcanzamos cifras de un 70 por ciento con respecto a hace tres años.

–En España, ¿considera que ya han tocado techo?

–Tocar techo es una expresión que no se puede decir nunca, siempre está la ambición y el objetivo de crecer. Es verdad que en España somos la empresa líder, duplicando al segundo operador de transporte por carretera. El grupo formado por Alsa y National Express está entre los cinco mayores del mundo a nivel de movilidad. Seguir creciendo como hasta la fecha probablemente no sea factible, pero seguiremos apostando fuerte. Al final es donde están nuestras raíces y la mayoría del negocio.

“El futuro del autobús urbano son flotas eléctricas; y en largo recorrido, hidrógeno”

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–¿Cómo les está influyendo el aumento en el precio de la electricidad y el carburante?

–Pues como a cualquier empresa o ciudadano. Nos afecta la electricidad, el gasoil, las materias primas o el IPC, entre otros factores. Nos impacta muchísimo pero en este aspecto tengo una filosofía: trabajar en lo que podemos resolver, del resto solo nos podemos lamentar.

–¿Subirá el precio de los billetes debido al aumento de estos costes?

–Tomamos la decisión de no trasladar este incremento de costes a los clientes de forma significativa. Tenemos muy claro el modelo de cliente que operamos, personas que ya de por sí están muy afectadas con la situación macreoeconómica. Seguiremos trabajando en modernizar y digitalizar la empresa para de esta forma optimizar costes. Si analizamos el impacto del IPC en nuestra estructura de costes y sumamos la creciente carestía del gasoil tendríamos que incrementar las tarifas un 15 por ciento.

–¿Hasta dónde aguantarán?

–Tenemos mucho más que hacer por otros frentes que repercutiendo en el precio del billete. Por poner un ejemplo, el 80 por ciento de los movimientos que se producen en Asturias son a través del vehículo privado. Preferimos enfocarnos mucho más en pasar de un 20 a un 25 por ciento de peso en el sector de la movilidad que en subir los precios. Estamos centrando la estrategia en este sentido, esperamos estar acertados; el tiempo lo dirá.

–¿Cómo va la recuperación de viajeros tras la lógica pérdida por la pandemia?

–Pues fluctúa al mismo ritmo que las olas de covid. El mes de julio de 2020 hubo una recuperación que pensamos que era casi definitiva y en septiembre hubo una caída muy grande. En 2021 nos fuimos recuperando lentamente, pero con la nueva ola de diciembre y enero volvimos a tener una caída brutal. Estamos en torno al 70 por ciento de recuperación y quiero pensar en que va a seguir subiendo porque, ya en general, se va interiorizando que tenemos que hacer una vida normal. En este sentido, me gustaría agradecer al viceconsejero de Movilidad de Asturias, Jorge García, que siempre se ha mostrado receptivo y predispuesto durante este período.

"Reclamamos que exista un carril bus VAO en la entrada de Oviedo, Gijón y Avilés"

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–¿Con la descarbonización piensan aumentar la flota de vehículos eléctricos en el transporte urbano?

–Ante la descarbonización hay dos grandes tecnologías: la eléctrica y el hidrógeno. Veo claramente que el futuro del transporte urbano pasa por la eléctrica, mientras que el de más larga distancia –a partir de 300 o 400 kilómetros– va a ser el hidrógeno. Casi el 20 por ciento de toda la flota que tiene Alsa ya es de cero emisiones y para el 2022 prevemos incorporar más de cien vehículos eléctricos en toda España. En 2035 no tendremos ningún autobús que no sea de cero emisiones.

–Dado el aumento de zonas peatonales en áreas urbanas, ¿qué puede aportar Alsa en esos nuevos planes de movilidad?

–Es normal que las ciudades vayan hacia un proceso de crear calles más amables. Pero por otro lado hay que tener en cuenta la utilización del transporte público. En el caso de Asturias reclamamos que haya un carril bus VAO en la entrada de Oviedo, Gijón y Avilés para descongestionar la “Y”. Si cuando te desplazas a otra ciudad te encuentras problemas de aparcamiento y además tienes un carril bus que te va a garantizar llegar a tu destino en 25 minutos, creo que lograríamos aumentar esa cuota del 20 por ciento de gente que usa transporte público en Asturias. Los ayuntamientos también tienen que trabajar en intercambiadores de autobuses o aparcamientos disuasorios. Si se quiere una ciudad sostenible hay que invertir en peatonalizar, en transporte público y en infraestructuras. Aun corriendo el riesgo de no ser políticamente correcto, hay que poner ciertos límites al transporte privado. El transporte público tiene que convertirse en uno de los pilares del bienestar social. Nadie discute los gastos en Sanidad o en Educación. Tener un buen transporte también cuesta dinero.

–¿Dónde ve más potencial, en el transporte interurbano o en el urbano?

–Claramente en el urbano y en las cercanías. Todo lo que estamos creciendo fuera de España es gracias al transporte urbano y a las cercanías. Hay que ser realistas y el transporte de larga distancia en un futuro estará muy cubierto por el tren o el avión. A partir de 500 o 600 kilómetros es muy difícil ser competitivos.

–Bajando a la escala regional. ¿Qué queda de la pequeña empresa que comenzó en Luarca?

–Creo que en Asturias Alsa no está suficientemente valorada. Partió de la nada hasta convertirse en una de las cinco empresas de movilidad más grandes del mundo. Queda mucho del pasado y del espíritu familiar de los Cosmen. No digo que ahora nos conozcamos todos los empleados, que son más de 14.000, pero antes sí ocurría. Por otra parte, Alsa siempre ha sido una empresa tremendamente innovadora y ese espíritu se mantiene.

"En no mucho tiempo todo se desbloqueará y Gijón tendrá un intercambiador"

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–¿Cómo afectará a Alsa la próxima llegada del AVE a Asturias?

–Nos va a afectar como a cualquier otra ciudad a la que ha llegado. Tenemos que preocuparnos de lo que esté en nuestra mano, pero también creo que Asturias se merece la llegada del AVE. No creo que tengamos que defender lo contrario. Es una competencia, pero mercado hay para todos. Adicionalmente, no renunciamos a ser un operador de ferrocarril; de hecho, ya somos el primer operador privado de ferrocarril en España con líneas pequeñas. Alsa es una empresa de movilidad, no de autobuses. ¿Por qué no que en un futuro el tren que te lleve de Asturias a Madrid tenga el logotipo de Alsa?

–En cuanto a las estaciones de autobuses de Gijón y Avilés. ¿Está en los planes de la empresa reemplazar las instalaciones?

–Sí, pero tenemos que llegar a un acuerdo a través de la colaboración público-privada. La empresa no puede poner una estación de autobuses donde considere. La de Gijón es una estación que se ha quedado antigua. Hoy en día las estaciones tienen que ser públicas, para que las utilice Alsa o cualquier otro operador. Llevamos mucho tiempo trabajando con el Ayuntamiento para tener una estación acorde a los tiempos actuales. Respecto a la de Avilés no diría tanto, creo que no es una estación especialmente antigua. Seguro que requiere mejoras, como muchas otras, pero obviamente la de Gijón es una prioridad mayor.

–Llevan tiempo trabajando con el Ayuntamiento de Gijón, dice. Sin embargo, no acaba de llegar el acuerdo.

–Las cosas no son fáciles. Un intercambiador no se hace de la noche a la mañana. No es cuestión de hacerlo a cinco kilómetros, en las afueras, y tampoco hay espacios como para construir en medio de una ciudad. La predisposición de Alsa es la mejor para invertir porque nuestros clientes van a valorar muy positivamente tener una estación mejor. No es un problema de que nosotros o el Ayuntamiento no quiera hacerlo. Estoy seguro que en no mucho tiempo todo se desbloqueará y Gijón tendrá un intercambiador.

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