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"Ganaremos a Rusia y podré volver a comer helado con papá en casa": duro Día del Padre para los ucranianos en Asturias

Refugiados y ucranianos en Asturias sufren la incertidumbre de tener a sus progenitores en el frente: “Es duro no poder contactar con ellos”

Bozhena Norenko en Sotrondio Julio Vivas

Bozhena Norenko tiene once años. Lleva seis días en el colegio San José de Sotrondio, en San Martín del Rey Aurelio. Llegó a Asturias desde Kiev, capital de Ucrania, junto a sus abuelos. Huyendo de la guerra, como tantos compatriotas. Y también como tantos otros ucranianos, su padre, Sergey Norenko, se ha quedado en el frente, “defendiendo la tierra”. Porque así es como llaman los niños que llegan a Asturias alejándose del conflicto al hecho de que sus padres, o hermanos mayores, se tengan que quedar, por convicción y por obligación, a defender el país de la invasión rusa. Para los refugiados y otros ucranianos que viven en Asturias, el Día del Padre de hoy será más de añoranza y preocupación que de celebración.

El progenitor de la pequeña Bozhena Norenko se quedó en la capital ucraniana ayudando en la fabricación de cócteles molotov. La niña, que habla un poco de español, espera que su padre “esté bien” y le gustaría enviarle un mensaje: “Vamos a ganar a Rusia, y así podré regresar a casa para comer helado de chocolate, que es algo que nos gustaba mucho a los dos”.

“Con escuchar su voz y saber que está bien ya me llevaría una gran alegría. Solo pido eso”. Habla Alex Vdovenko, ucraniano de 34 años que proviene de la región del Donbás, la que lleva más tiempo asolada por los enfrentamientos bélicos. Está afincado en Gijón, donde acumula meses sin saber nada de su padre y el resto de su familia. Alex ya lleva cinco años en España, donde llegó junto a su padre. Pero este decidió volverse a Ucrania al no adaptarse a la vida de Gijón. “Aquí se celebra más que en mi país el Día del Padre, allí no se hace prácticamente nada”, indica cuando se le pregunta por la ausencia de su progenitor en una fecha tan señalada. “Mi padre es mayor, médico. Estoy preocupado. La situación es peligrosa y puede pasar de todo. Cada vez empiezan a utilizar armas más peligrosas en esta guerra”, lamenta.

Vdovenko es uno de los impulsores de la asociación Inicia Foundation, coordinando un “corredor seguro” para que refugiados de Ucrania puedan llegar a Asturias, a los que les buscan familias dispuestas a ayudarles a su llegada. “Mi padre arriesgó en su día para volver a Ucrania porque aquí no se encontraba bien. Es muy duro estar alejado de la familia, no tener contacto con ellos”, relata Vdovenko.

De la situación en la que llegan los refugiados ucranianos puede hablar, y mucho, Andrea García, trabajadora social de Expoacción, ONG que ya ha traído a Asturias a cerca de 200 refugiados. García es consciente del trauma añadido que les supone tener que dejar a sus padres en el frente de guerra. “Los hombres de 18 a 60 años se tienen que quedar por obligación ‘defendiendo la tierra’, como lo dicen los niños. Vemos mucha tristeza. Cuando interactúan con nosotros o con las personas de la comunidad se muestran tristes y dicen que dejar a sus padres ha sido como dejar una parte de sus vidas en Ucrania. Transmiten tristeza y desolación. Los echan mucho de menos. Es lo único que cuentan”, explica García.

Alex Vdovenko en Gijón. P. Antuña / J. Vivas / P. T.

La trabajadora social explica en las circunstancias que están recogiendo en la frontera entre Polonia y Ucrania a los refugiados para montarlos en autobuses hasta Asturias. “Vienen sin nada, con una maleta y la ropa que llevan puesta. Desde Expoaccion cubrimos sus necesidades básicas de alimentación, productos de primera necesidad, ropa, abrigos, mantas, medicamentos. Desde que pasó todo esto hemos movilizado todo tipo de recursos, contratado autobuses, transportes, coches… Y además de todo esto hemos buscado alojamientos, espacios y nos hemos movido por cielo y tierra porque vienen aquí con las manos vacías para que les podamos ayudar en todo lo posible y necesario”, recalca la trabajadora social.

Y en ese “todo lo posible y necesario” juega un papel fundamental el plano emocional y psicológico. “No solo les ofrecemos una atención integral en lo material, sino que reciben parte de asesoramiento para el tema de los papeles y, por supuesto, apoyo emocional”, explica Andrea García, que agrega: “Es como si volvieran a nacer de nuevo y nosotros tenemos esa sensación de ‘bien, aquí los tengo y los hemos traído, pero ahora debemos luchar por ayudarles a integrarse en la sociedad española; cubrir sus necesidades fisiológicas y emocionales’”.

Absolutamente todos los integrantes del equipo multidisciplinar de Expoacción se percatan de una misma cosa: “La desolación, la ansiedad, la tristeza… Su mirada triste y a veces perdida. Echan de menos a sus padres y a sus hermanos, que se quedaron luchando”. Y con ese pesar llega para ellos el Día del Padre.

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