"Febrero de 2018 fue un infierno, aunque nuestro calvario empezó meses antes, en 2017, cuando el pub empezó a abrir todos los días hasta altas horas y con un ruido continuo. A mí ya me daba vergüenza hasta llamar a la Policía, seguía poniendo música aunque estuviese precintado. Hasta llegaron a organizar un concierto de timbales. Desarrollé una sordera de tanto apretar la mandíbula a causa del estrés, mis hijos tenían problemas de concentración. Teníamos que ir a la segunda residencia para poder descansar por los menos los fines de semana", ha relatado en la mañana de este miércoles una de las vecinas del número 18 de la calle Jesús de Oviedo a las que el ruido de un local de copas llevó al borde de la enfermedad mental. Otra afectada confesó que las fiestas agravaron sus síntomas ansioso-depresivos, porque era incapaz de dormir. También tuvo que poner algunos días tierra de por medio porque "aquellos niveles de ruido eran intolerables". "No se podía vivir en aquella casa", añadió una de las afectadas. Otro vecino desarrolló hipertensión. Solo han empezado a respirar cuando el año pasado el Ayuntamiento retiró la licencia del pub.

El acusado, el avilesino de origen dominicano Luis V. A. (que se enfrenta a una petición del fiscal de dos años y medio de cárcel, que las acusaciones particulares, a cargo de los letrados José Manuel Fernández González y Astor Prendes García, elevan a tres años), optó por negarlo todo. "Hice lo que me mandó el Ayuntamiento. Cuando me dijeron que había que quitar el karaoke, lo quité. Dejé la música amplificada porque no la habían precintado, pero nunca manipulé el limitador de sonido. Nunca organicé conciertos ni fiestas. Los DJ's no hacen música en directo. Los timbales eran de adorno", aseguró. El regente del local, defendido por el letrado Pedro Fanjul, echó la culpa a las filtraciones del edificio. "Se acumulaba el agua y afectaba a la insonorización. Nunca arreglaron esos desperfectos", indicó. Su letrado sostiene la tesis de que, lo que molestaba a los vecinos, era "el ruido de fondo de la calle Jesús, que es muy estrecha, concurrida, donde hay mucha gente dando voces, fumando y bebiendo, no el ruido del bar".

En esta primera jornada del juicio en el Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo, los vecinos criticaron duramente a ala administración. "Los técnicos de Medio Ambiente decían que estábamos paranoicas. Se presentaban a medio el ruido a las nueve y media de la mañana, cuando ya había cerrado. Llamábamos a la Policía pero se presentaban de uniforme, el portero del pub avisaba por radio y bajaban de inmediato la música, con lo que no podían medir el exceso de decibelios. El Ayuntamiento no hizo nada, si lo hubiesen hecho no hubiésemos llegado a esto. Nos dijeron que no podían abrir un expediente por falta de personal. Todo cambió cuando denunciamos ante la Fiscalía. Los agentes se presentaron de paisano, de incógnito y realizaron las mediciones", relató una vecina. El resultado: en una de las viviendas había 13 decibelios por encima del límite permitido, suficientes para desesperar a cualquiera. El juicio continúa este viernes.