La muerte de tres quebrantahuesos en el suroriente de Asturias en los últimos dos meses ha generado preocupación en las administraciones. La Consejería de Medio Rural confirmó que se ha realizado vigilancia en las zonas donde aparecieron los cadáveres, batidas con perros especializados en la detección de venenos y se activó la Red Centinela de Venenos del Principado de Asturias, que monitoriza la actividad de aves rapaces y necrófagas con dispositivos GPS que aportan multitud de datos. También recordó la Consejería que la muerte de especies en peligro de extinción está tipificada como “delito grave”, con penas de cárcel y multas de 3.001 a 200.000 euros. Todas las partes esperan ahora los resultados de las necropsias para conocer las causas de las muertes. Existen indicios de que “Lorien”, el quebrantahuesos hallado el viernes, murió intoxicado. “Tendrá que confirmarlo el forense, pero hay indicios”, explicó Gerardo Báguena, presidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ). “Estamos hablando de un delito penado con cárcel y 200.000 euros de sanciones económica. Estos animales tienen una baliza satélite que permite posicionarlos a tiempo real en las fincas exactas donde comen y en qué circunstancias”, explicó.

A la baja de estos tres quebrantahuesos, se suma la muerte de dos buitres leonados en Cabrales, y las bajas de “Sol”, el quebrantahuesos que murió electrocutado en febrero cerca de Posada de Llanes, y “Vitorina”, la hembra de esta especie muerta la pasada semana por colisión con un tendido eléctrico. Báguena negocia con Red Eléctrica: “Ya están trabajando y antes de septiembre cambiarán más de ochenta kilómetros de tendido de alta tensión para balizarlo y hacer una importante inversión para que esto no vuelva a suceder”, explicó.