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El gran reto de la producción forestal asturiana: “Es inferior a la que podría ser”

La investigadora Marta González reclama en el RIDEA avanzar hacia la agrupación de propietarios para mejorar la gestión

Marta González García, antes de su conferencia en el RIDEA. Luisma Murias

“En Asturias tenemos el problema de un excesivo minifundio por lo que las parcelas forestales son muy pequeñas, al haberse ido dividiendo por las herencias; y hay poca gestión debido al abandono del medio rural, hasta el punto de que muchos propietarios tienen dificultades incluso para localizarlas. Eso lleva a que muchas masas forestales estén abandonadas, lo que alimenta los incendios forestales. La agrupación de la gestión de la propiedad facilitaría una mayor productividad, ya que los tratamientos de los cultivos forestales y las cortas se harían de forma conjunta, ahorrando costes. Tendría que mejorarse en ese aspecto”, indicó este martes la doctora ingeniera agrónoma Marta González García, investigadora de la fundación Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (Cetemas), que ofreció la conferencia “La mejora de la productividad en los cultivos forestales”, dentro del ciclo “Presente y futuro del mundo forestal asturiano”, en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA).

Marta González expuso las diversas iniciativas que se han desarrollado para mejorar la productividad de los cultivos de castaño, pino y, sobre todo, eucalipto, que pese a no ocupar la mayor extensión, un 13 por ciento de la superficie forestal asturiana, supone un 75 por ciento de las cortas de madera y es el mayor motor económico del sector. “Es una especie polémica por desconocimiento. Está controlada y ya no se puede seguir aumentando la superficie sin autorización. Estamos trabajando para incrementar la producción en las masas y superficies que ya existen y mejorarlas desde el punto de vista de la sostenibilidad. La producción es inferior a la que podría tener”, explicó.

En la actualidad, se están empleando nuevos materiales genéticos. Uno de los programas que desarrolla el Cetemas incluye la introducción de variedades de eucalipto globulus, seleccionadas para los condiciones edafoclimaticas de Asturias, que presentan tolerancia a enfermedades como la causada por el hongo Mycosphaerella o plagas como la del insecto defoliador gonipterus. Otro proyecto ya finalizado el pasado año ensayaba la implantación de programas de fertilización, utilizando tratamientos que mejoran la productividad. La investigadora se refirió a la implantación de nuevas tecnologías a la producción forestal, también probada, como el uso de drones para el control e inventario remoto de masas forestales, la instalación de sensores, la tecnología IoT o el “internet de los bosques”. Estos sensores permiten transmitir datos como la temperatura, la humedad ambiental, la radiación, la temperatura y humedad del suelo, lo que permite conocer las condiciones en las que están las parcelas experimentales. También pueden utilizarse dendrómetros que miden periódicamente el crecimiento de los árboles, lo que permite una monitorización de los cultivos en tiempo real.

La ingeniera agrónoma resaltó que un abandono de los cultivos puede incrementar la incidencia y peligrosidad de los incendios forestales. “Hay una componente clave que es el cambio climático, que produce mayores condiciones de sequía, con temperaturas más altas. Esto puede acelerar la ocurrencia de los incendios, a lo que hay sumar el abandono y la falta de limpieza de los montes. Es importante incentivar la selvicultura y los planes preventivos. Si hubiese gestión forestal activa, los incendios se controlarían mejor”, añade.

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