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Así fue la vibrante puja por el campanu del Sella: 9.200 euros, una donación y muchos recuerdos emotivos

El mesón El Puente Romano compra un salmón que se hizo de rogar y logró echar a tierra el viernes José Fernando Junco: “Es lo máximo”

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EN IMÁGENES: Así fue la subasta del campanu del Sella, que se hizo de rogar J. M. Carbajal

Más de un millar de personas asistieron ayer a una emocionante subasta del campanu del río Sella con una notable presencia de turistas y con un tiempo espléndido. Al pie de El Puentón, a la vera del Sella, se desarrolló el esperado evento organizado por el Ayuntamiento de Cangas de Onís y la sociedad de pescadores “El Esmerillón”, guiado con soltura por Ángel Lueje Corral. “El único salmón que se puede vender”, insistía Lueje en recordar. Y se lo llevó el mesón El Puente Romano, de Cangas de Onís, tras ganar la subasta pública, a la que concurrieron otros ocho pujadores, por 9.200 euros.

El ganador tuvo emotivo recuerdo para el recientemente fallecido Toni Bulnes, quien fuera gerente del establecimiento. “Es un homenaje a mi padre, que tenía la ilusión de comprar el campanu y, como él no pudo, lo hicimos nosotros”, señaló Toni Díaz Otero, su hijo. Eso sí, quien estuvo en la silla de la subasta, tablilla en mano, fue Rolando Gutiérrez Nava, uno de los empleados del restaurante.

Asimismo, el Ayuntamiento de Cangas de Onís y la sociedad de pescadores “El Esmerillón” otorgaron un premio de 2.500 euros al afortunado pescador del campanu del Sella, el piloñés afincado en Cangas de Onís, y sargento de la Guardia Civil, José Fernando Junco Sánchez, que se sumaron a los 9.200 euros de la puja. El campanu del principal río del Oriente se hizo de rogar en la presente temporada de 2022, capturado al filo de las 19.00 horas del Viernes Santo en el lance libre de El Barreñu y que pesó en el centro oficial de precintaje de El Portazgu (Cangas de Onís) 4,270 kilogramos. Tiene 75 centímetros de longitud y otros 38 centímetros de perímetro. Había sido engañado a cebo natural, con quisquilla colorada y merucu.

Ambiente durante la puja de Cangas de Onís. J. M. Carbajal

El agraciado pescador, que lleva practicando ese arte tradicional de la pesca al salmón desde hace tres décadas, estuvo en 2005 a punto de echar a tierra el campanu del Sella, en aquella ocasión en el Piloña. “Creo que recordar que era un 23 de marzo”, puntualizó. Echar a tierra el campanu le ha supuesto “una alegría inmensa” puesto que “es lo máximo a lo que puede aspirar un ribereño”. El viernes, cuando lo logró, estaba solo en El Barreñu. Una vez lo tuvo prendido, llamó por teléfono a su buen amigo Antón Caldevilla, presidente de “El Esmerillón”, para que se acercara al lugar. Al final, acabó “echando la sacadera”, apuntó.

Un gran detalle de Junco, como se le conoce en la comarca, fue donar el premio que le otorgó el Ayuntamiento y “El Esmerillón” (2.500 euros) a la Asamblea Local de Cruz Roja-Picos de Europa, que preside Conchita Inguanzo, y a Cáritas Parroquial de Cangas de Onís. La emoción también estuvo muy presente en el acto con el reconocimiento que le sería tributado al promotor e impulsor de la susodicha subasta, Manuel Moro Fernández, quien no pudo asistir, aunque sí acudió su hijo Luismi Moro. “Nuestra gratitud a Manuel Moro Fernández por una jornada en la que supo vadear por el sendero más adecuado y lograr pescar emociones”, rezaba la placa conmemorativa que entregó el alcalde José Manuel González Castro. Otra placa llegó de parte de Antón Caldevilla, presidente de “El Esmerillón”; y, como remate, la teniente de alcalde, Marifé Gómez Alonso, visiblemente emocionada, anunció la concesión de la insignia de oro de Cangas de Onís al homenajeado ribereño. “Todos sentimos que estás aquí, aunque no puedas estar con nosotros”, aseveró Gómez en un acto que contó con la actuación del gaitero Óscar Hernández, interpretando el himno de Asturias y que dedicó una canción al homenajeado titulada “Moro, el Míster”.

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