Borja Sánchez García (Mieres, 1979), consejero de Ciencia del Gobierno del Principado, licenciado en Biología y doctor por la Universidad de Oviedo, abre hoy, a las 19.30 horas, la VII Semana de la Ciencia “Margarita Salas” de LA NUEVA ESPAÑA con una conferencia sobre las fascinantes posibilidades del I+D+I de Asturias. Borja Sánchez es científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) adscrito al Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA), donde realizó su tesis doctoral. Es secretario general de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia y socio fundador de la empresa derivada (spin-off) biotecnológica Microviable Therapeutics, S.L. Ha publicado 128 artículos en revistas internacionales, 15 capítulos de libros y más de 30 artículos de divulgación. Ha sido el investigador principal de once proyectos y ha inventado una patente nacional y dos internacionales licenciadas. Le presentará Ignacio Villaverde, rector de la Universidad de Oviedo.

–¿Quedan muchas cosas fascinantes por descubrir en la I+D+I asturiana?

–En el futuro van a salir muchas más cosas fascinantes. En Asturias tenemos 1.000 agentes.

–En casi tres años como consejero y recorriendo laboratorios y empresas de Asturias, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención?

–La capacidad que tienen los centros tecnológicos de llevar la investigación básica a desarrollos aplicados, por ejemplo la impresora 3D de hormigón donde incorporan todo, desde sensores a tuberías. Y en general la innovación que está haciendo la gran empresa.

–Ponga ejemplos de proyectos novedosos desarrollados en la región y que quizás el público general desconozca.

–La charla justamente trata de poner en conocimiento del público proyectos innovadores. Son actuaciones disruptivas que salen fuera de los centros de I+D, de la Universidad. Invito a la gente a que vaya.

–Imagine Asturias dentro de 10 años. ¿Cómo sería?

–Lo interesante sería imaginar a la inversa, es hacer el ejercicio de si te despiertas dentro de diez años, qué hubieses hecho diez años antes. Esta es la reflexión que yo he hecho alguna vez. Me imagino una Asturias hipertransparente, con políticas basadas en evidencias; con una industria que emite menos CO2; donde se consume, produce y almacena energía limpia; donde se respira aire limpio; donde vemos 2019, por ejemplo, como la era pretecnológica; donde existen miles de puestos de trabajo gracias a la economía del dato; donde la tecnología sale a la ayuda de los ancianos; donde la economía circular es simplemente la economía; y donde nuestra economía vela por la naturaleza.

–Suena prometedor...

–También veo una Asturias donde las calles son para la gente, no para los coches; donde somos capaces de prevenir enfermedades infecciosas; donde los cuidados para los ancianos comienzan cuando somos jóvenes; donde la medicina de precisión es para todos, y donde seguimos teniendo agua potable. Una Asturias para vivir y para teletrabajar.

–Uno de sus últimos artículos es uno de los 100 más consultados del mundo en su área, según la revista “Nature”, y está entre los científicos con más citas. ¿Cómo se labra un perfil de esta talla en una región como Asturias?

–Es una satisfacción personal y todo lo que sea proyección internacional es una muestra de la calidad de la ciencia asturiana. El artículo responde a los proyectos de investigación que lideraba cuando llegué al Gobierno, que dieron lugar a investigaciones sobre microbiota. La educación básica y la universitaria eran buenas en mi época y ahora son muchísimo mejores. Nunca me he sentido menos en ningún lugar. La educación asturiana nos prepara para afrontar retos en cualquier lugar del mundo. Luego tienes que tener grupos de investigación y entornos donde se te permita avanzar. Yo lo tuve. Hay que conocer el entorno de investigación y compararte muy bien con el resto de gente para saber dónde tienes que mejorar. El resto es trabajo. Esto se logra trabajando mucho, con mucho esfuerzo, y siendo consciente de que nadie te va a regalar nada.

–¿Siempre quiso investigar?

–No recuerdo haber querido ser otra cosa. Fue variando el objeto de investigación. De pequeño me gustaba mucho la paleontología. Tuve un periodo de interés por los transgénicos vegetales y, cuando descubrí la micro y los fermentos y el sector lácteo, me quedé. Ahora la evolución natural es estar en el lado de la salud y la microbiota.

–¿Qué consejos les daría a los jóvenes que están iniciando ahora su carrera científica con las incertidumbres que conlleva?

–La incertidumbre hoy no es tal. Vamos hacia un sistema ya planificado, con contratación indefinida, un tejido productivo que incorpora más científicos y tecnólogos. El consejo es trabajar duro.

–Irse fuera, quedarse aquí… ¿Cuál es el equilibrio ideal?

–Irse fuera y quedarse aquí. Depende de las circunstancias vitales. Irse fuera está bien porque conoces otros sistemas y estableces redes, ahí cada cual puede escoger. Yo lo considero una experiencia enriquecedora, pero tu condición vital te puede llevar a que estés aquí. La ciencia te permite hacer estancias en periodos largos o cortos. Para mí es una experiencia enriquecedora.

–¿Cuál es el camino para incentivar las vocaciones científicas y lograr que las niñas opten por carreras STEM?

–Sabemos que en Asturias la brecha se forma en el periodo de elección de materias. Seguir reforzando las acciones de difusión y, sobre todo, hacen falta ejemplos, referentes. Hay una campaña ahora en la Universidad en esta línea: “Reference-hers”.

–¿La guerra en Ucrania puede ralentizar los fondos para la investigación?

–Vamos a intentar que eso no pase. Lo que hay que intentar es que el sector militar sea tractor de otros campos de la investigación, como la agroalimentación, la medicina, energía… Como en otros países del mundo.

–Hoy inaugura la VII Semana de la Ciencia de LA NUEVA ESPAÑA, que lleva el nombre de Margarita Salas.

–Supone un orgullo participar en una iniciativa que lleva el nombre de Margarita Salas. Valoro mucho la oportunidad de hablar sobre la investigación y la innovación asturiana para el público, comentar acciones diferentes y curiosas que posiblemente mucha gente no conozca, poder contestar a preguntas, intercambiar opiniones… Creo que la labor de difusión de la ciencia es fundamental para Asturias y en este marco valoro de forma muy positiva esta Semana organizada por LA NUEVA ESPAÑA donde, además, tendremos la oportunidad de escuchar a importantes investigadores e investigadoras.

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