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Los furtivos han matado a tres de los veintiún lobos radiomarcados en Asturias desde 2017

Dos ejemplares perdieron la vida en lazos ilegales y otro fue abatido a tiros, según los datos recabados en el programa de marcaje con GPS del Principado

Los furtivos han matado a tres de los veintiún lobos radiomarcados en Asturias desde 2017

El furtivismo sigue campando a sus anchas impune en Asturias. Tres de los 21 lobos radiomarcados con emisores GPS desde el año 2017 murieron antes de un año por lazos y disparos ilegales, lo que equivale al 14 por ciento del total. El Gobierno del Principado, que impulsa el radiomarcaje de ejemplares junto a la Universidad de Oviedo y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad, resalta que este programa permite considerar al lobo “una especie centinela de problemas de conservación”. Problemas que afectan tanto a la fauna silvestre como al medio ambiente en su conjunto, como son “la incidencia del furtivismo o evaluar el riesgo de exposición de la fauna a compuestos tóxicos, entre ellos la intoxicación por plomo”, elemento presente en los proyectiles que utilizan los cazadores.

“Los ejemplares de lobo radiomarcados forman parte de la ‘red centinela contra el furtivismo’, junto con los de otras especies como el buitre leonado o el oso pardo”, apunta el Ejecutivo. El programa de radiomarcaje persigue, por un lado, “profundizar en los requerimientos tróficos de la especie en Asturias y su impacto real sobre la ganadería, así como la mejora de los protocolos de inspección de daños”, y por otro, “mejorar el programa de seguimiento de la población de lobos, basado en la estima del número de manadas reproductoras”, señala el Principado.

Desde el año 2017 se marcaron con collares GPS 21 ejemplares. Durante el desarrollo del programa se constató la muerte de cuatro ejemplares: dos se localizaron muertos en lazos ilegales, uno fue abatido por un disparo ilegal, y otro, tras su necropsia, no presentó indicios de que su muerte fuera debida a un traumatismo, un lazo o un disparo ilegal, o sustancias tóxicas. Otro ejemplar más dejó de enviar localizaciones GPS, sin que se conozca con detalle la causa, a pesar de que se organizaron varios dispositivos específicos de búsqueda del individuo, que no tuvieron éxito. En los demás casos se siguieron recibiendo las señales sin incidencias hasta la finalización de sus periodos de seguimiento, que terminaron bien por finalización de la vida de la batería del emisor GPS (la pila de los collares suele durar unos 10 o 12 meses), bien por un fallo tecnológico en el dispositivo.

El hecho de que los GPS funcionen como máximo durante un año hace sospechar que el impacto del furtivismo es en Asturias incluso mayor de lo que sospechan las organizaciones conservacionistas. “Todos los casos de muerte de ejemplares de lobo dentro de este programa se han puesto en conocimiento de las autoridades competentes y se han realizado las investigaciones oportunas. Esto pone de manifiesto la utilidad del marcaje de ejemplares de lobo como especie centinela del furtivismo de fauna silvestre en la región e ilustran el nivel de incidencia del furtivismo sobre la especie”, dice la Consejería de Medio Rural.

De los datos recogidos gracias a los collares GPS se concluye que la mayor parte de los individuos viven integrados en manadas y ocupan territorios con áreas medias de unos 200 kilómetros cuadrados, “lo que evidencia las elevadas necesidades espaciales del lobo, y la necesidad de incorporar esta información en la actualización de los programas de seguimiento poblacional de la especie en Asturias”, señala el Principado.

Estos datos permitieron también mejorar la delimitación de territorios y la estima del número de manadas reproductoras. En la actualidad un grupo de agentes del Medio Natural continúa trabajando en la mejora del seguimiento de la especie bajo asesoramiento científico.

Los GPS también permitieron seguir a ejemplares no integrados en manadas, cuyas áreas de campeo fueron mucho más extensas: superaron los 500 kilómetros cuadrados. “En una noche, los lobos se mueven por distancias notables. El valor medio de los desplazamientos diarios de los ejemplares marcados se sitúa alrededor de los 10 kilómetros, aunque a veces también pueden pasarse toda la noche prácticamente sin moverse”, indica el Principado.

La “extraordinaria capacidad de movimiento diario del lobo” queda de manifiesto con los valores medios observados de máximo desplazamiento diario, unos 26 kilómetros, aunque excepcionalmente hubo ejemplares que en una sola jornada llegaron a desplazarse hasta 40 kilómetros.

En cuanto a la alimentación, el programa permitió identificar “aspectos clave” para mejorar los protocolos de inspección de daños atribuidos a la especie, y contribuyó “a poner de manifiesto la importante condición de carroñero facultativo del lobo”. La carroña, de ganado o de animales silvestres, supone “una parte importante de la dieta del lobo en determinadas zonas y épocas del año”, destaca el Ejecutivo. Entre las especies de las que se alimentaron los lobos radiomarcados, por depredación o carroñeo, la mayor parte (más de 75 por ciento) fueron animales de origen doméstico, según los datos recabados por el Principado.

“Lo que menos interesa ahora es un lobo muerto”, indica el Gobierno cántabro


Solo Asturias mantiene un programa de radiomarcaje de lobos en el Noroeste, donde se concentra el 95 por ciento de los ejemplares de la especie de la península Ibérica. Ni Galicia ni Castilla y León impulsaron nunca programa de radiomarcaje. Sí lo hizo Cantabria hace unos años, pero no lo renovó, ni hay planes para recuperarlo, indica Ángel Serdio, subdirector general del Medio Natural del Gobierno de Miguel Ángel Revilla. Serdio resalta que las cuatro comunidades del Noroeste están realizando este año un censo de las poblaciones de lobo. “Si a raíz de ahí se observa la necesidad de retomar el radiomarcaje, no habrá problema para hacerlo, pero, en principio, el elevado coste y el esfuerzo no compensan”, indica. El subdirector general sostiene que existen otros métodos “mejores y más económicos” que el radiomarcaje. Métodos que, además, son “menos problemáticos para los lobos”. “Lo que menos interesa ahora mismo es un lobo radiomacado muerto”, subraya Serdio. Algo que ocurrió, por ejemplo, con el lobo conocido como “Marley”, que fue capturado y radiomarcado en septiembre de 2011 siendo un cachorro, y en agosto de 2012 abatido a tiros. Aquella muerte provocó durísimas protestas de los grupos conservacionistas, que sospechan que se utilizó el GPS para “masacrar” a “Marley”, a su familia y al resto de su manada. En enero de 2013 fue también abatida a tiros otra loba radiomarcada, “Naule”, en Portillo de la Reina (Castilla y León).

“Los ganaderos ya ni siquiera denuncian las bajas, el sector se muere”, clama COAG


El programa de radiomarcaje no convence a las organizaciones profesionales agrarias. Y menos aún que la Consejería de Medio Rural les haya dicho en una reunión que su objetivo es “radiomarcar el máximo número de lobos, todos si es posible. Eso es ciencia ficción. En realidad, marcados hay cuatro lobos”, subraya Mercedes Cruzado, secretaria general de COAG-Asturias. Se queja de las “masacres” que provocan los lobos en las cabañas ganaderas: “No matan solo para comer, matan todo lo que pillan, y muchas reses no aparecen, otras se despeñan y no las pagan como daños del lobo, otras abortan…”, denuncia Cruzado, quien subraya que no hay día en que no haya una baja. “Los ganaderos ya ni denuncian”, clama. Cruzado indica que muchos ganaderos, en vez de denunciar para cobrar las ayudas de la Administración, prefieren tirar de seguro privado, sobre todo por la tardanza en cobrar las subvenciones públicas por daños de la fauna silvestre: “Pueden tardar años en pagarte”. Pero los seguros privados tampoco son la panacea: “El problema es que cuando tienes bajas, al renovar el seguro, te ponen un recargo del demonio, así que al final acabas pagando tú las bajas”, se queja. La dirigente de COAG asegura que los gobiernos anteriores “escuchaban y defendían la postura del sector”, mientras que el actual “nos lleva de decepción en decepción, mientras el sector se está muriendo”. Este periódico intentó también, sin éxito, obtener la opinión de dirigentes de las otras organizaciones agrarias, Asaja y UCA.

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