La Guardia Civil de Montaña realiza en Asturias unas jornadas de tecnificación en materia de microvoladuras, en las que completan prácticas 28 agentes de Montaña de toda España. Las jornadas comenzaron este lunes y finalizan el viernes, y en las mismas confluyen 14 agentes de prácticas del III curso en Microvoladuras, otros 14 del Plan de Instrucción semestral de Montaña, además de 12 miembros del Servicio de Desactivación.

Las jornadas se desarrollan en varias canteras de la cornisa cantábrica asturiana. En todas ellas, se realizan prácticas de microvoladura, de gran utilidad en los rescates de espeleosocorro. Esto les permitirá adquirir y mantener conocimientos y destrezas para el desempeño de la especialidad, con el fin de ejecutarlas en los rescates en los que tengan que intervenir con seguridad y eficacia.

Las microvoladuras para el espeleosocorro se iniciaron con el mortal accidente de un espeleólogo húngaro en 2005, fallecido a 400 metros de profundidad en la Torca del Cerro, en Picos de Europa. El dispositivo para la extracción del cuerpo supuso un reto sin precedentes para el Servicio de Montaña de la Guardia Civil. Al margen de lo complejo del dispositivo de rescate a esa profundidad, se añadía la imposibilidad de extraer el cuerpo por las estrecheces de la cavidad. Para lograrlo, se emplearon explosivos en todos los puntos donde no era posible el paso de la camilla. El primer curso de microvoladuras se realizó en 2007.

En el rescate en Totalán (Málaga) del niño Julen, que falleció tras caer en 2019 por un pozo de 70 metros, tanto la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa como miembros del Greim de la Guardia Civil emplearon esta técnica para llegar al cuerpo del menor.