Los Reyes de España cumplieron ayer con la tradición monárquica de viajar a Las Hurdes cacereñas, emulando de alguna manera el viaje que el bisabuelo de Felipe VI, Alfonso XIII, realizó hace un siglo a la zona con Gregorio Marañón y que tan ilustrativo resultó del atraso que sufrían algunas zonas de la España más rural.
Mucho y bueno ha pasado en un siglo por la citada comarca y lo que ayer encontraron los monarcas en su viaje fue una estampa de entusiasmo que se contagiaba por toda la ruta a pie que realizaron por el pueblo de Pinofranqueado, donde se les recibió con sonidos de palos y la actuación de la Escuela Tamborilero y el grupo folclórico, que interpretaron el “Paleo”, el baile típico hurdano. Y entre tanto entusiasmo se distinguió una bandera. Mejor dos, y las dos de Asturias. Una, en el balcón de una casa del pueblo, y la otra, en las manos de la inquilina de la casa: Marta Vicente Valdés. Ovetense, hace cinco años que es maestra de Infantil en el único colegio de Pinofranqueado y no dudó en hacer valer su origen ante los monarcas.
“¿Qué hace por aquí una de Asturias?”, le preguntaron directamente los Reyes. “Les expliqué que mi novio es de la zona y profesor en el mismo colegio que yo, que es el único del pueblo”, cuenta Marta Vicente. Asegura que los monarcas no pudieron ser más amables ni cercanos con ella y con sus alumnos. “Me preguntaron cuántos estudiantes tiene el centro, que son 150, y cómo se llamaba el colegio –Luis Chamizo–, y yo conté que doy clase a los 14 alumnos de 4 añinos”. Marta Vicente ha sido testigo estos días de la febril ilusión que cundía en el pueblo con la visita, y ella misma ha aportado su conocimiento en protocolos reales. “Les contaba que esto en Asturias pasa todos los años con el ‘Pueblo ejemplar’ ”. La oportunidad era buena para conocer a la Familia Real, y por eso Marta no dudó en animar a sus padres para que también vivieran el momento. Y así lo hicieron Pilar Valdés y Ángel Vicente, que igualmente lograron sus instantáneas de recuerdo. Fueron la pincelada astur en Las Hurdes y, con desparpajo, no dudaron incluso de rogarle a los Reyes “que no dejaran de ir por Asturias con las hijas”. Siempre haciendo patria.