La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La intoxicación por monóxido de carbono, peligro invisible y letal: estos son sus síntomas

“Unos centímetros son la diferencia entre vivir o morir”, comentaba ayer uno de los integrantes del dispositivo de emergencias que se desplegó en Grado

Tragedia en Grado por una intoxicación de gas MIKI LÓPEZ

Las intoxicaciones por monóxido de carbono (CO) son un peligro invisible y mortal, “ya que este gas es inodoro e incoloro, por lo que pasa desapercibido”, explica Pedro Arcos, epidemiólogo y responsable de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo. Precisamente esta unidad publicó en 2011 un artículo en la revista especializada “Energencias” en el que se apunta que este tipo de accidentes no es muy habitual, ya que oscila entre el 4 y el 5 por ciento de las intoxicaciones graves, pero en el Reino Unido es la causa más frecuente de intoxicación mortal y mata cada año a más de 50 personas.

El origen de una intoxicación por monóxido de carbono está en una combustión incorrecta e incompleta que, al quedar sin el oxígeno suficiente, produce el monóxido, nocivo para la salud. “El monóxido compite con el oxígeno. La concentración de este gas en un espacio poco ventilado provoca que los glóbulos rojos no lleven el suficiente oxígeno a los tejidos y provoca la asfixia celular”, detalla Pedro Arcos.

Los casos de este tipo de intoxicación por CO que se producen por la noche suelen acarrear consecuencias más graves, ya que si las personas están dormidas es posible que ni siquiera se enteren del peligro que se cierne sobre ellas. Pero hay síntomas externos, detalla el especialista Pedro Arcos: “Si estás despierto, puedes notar dolor de cabeza, mareos y vómitos. Notas que ta pasa algo, pero sin saber qué al no haber ningún tipo de olor o similar”, añade.

Los accidentes mortales más repetidos de intoxicación por monóxido de carbono (CO) no se ajustan a la tipología del ocurrido ayer en Grado, ya que suelen tener su origen en combustiones defectuosas de braseros o estufas de gas, como la que se produjo en Todolella, un pueblo del norte de Castellón donde murieron 18 personas en febrero de 2005 que formaban parte de un grupo de amigos que había alquilado el albergue rural para celebrar el 50 cumpleaños de uno de ellos. Solo hubo dos supervivientes, el homenajeado y su pareja, que se salvaron porque durmieron en otra habitación, aunque estaban inconscientes.

La distancia al punto de origen de la mala combustión y a donde está la mayor concentración de monóxido de carbono también marca diferencias entre los efectos o secuelas por la intoxicación. “Unos centímetros son la diferencia entre vivir o morir”, comentaba ayer uno de los integrantes del dispositivo que intervino en la vivienda unifamiliar de La Mata (Grado). De hecho, una de los consejos en caso de intoxicación por CO es ventilar bien las estancias para restablecer los niveles de oxígeno, ya que si la exposición al monóxido de carbono es prolongada puede provocar la muerte o dejar secuelas en los distintos tejidos. “El mayor problema está en el cerebro, ya que si está muchos minutos sin recibir el oxígeno necesario pueden quedar lesiones irreversibles”, explica Pedro Arcos.

El tratamiento por intoxicación de CO se hace en cámaras hiperbáricas, que aumentan la saturación de oxígeno para tratar de corregir su carencia en los distintos tejidos del cuerpo. En Asturias no hay ninguna cámara de oxígeno porque “estas intoxicaciones no suelen ser muy frecuentes, de ahí que no las haya en todos los hospitales”, indica Arcos. Este es el motivo por el que la madre de Grado y sus dos hijos fueran trasladados ayer a Santander tras las primeras atenciones sanitarias que recibieron “in situ” en La Mata y luego en el HUCA de Oviedo.

Compartir el artículo

stats