Ha sido uno de los protagonistas del escenario político regional en las últimas décadas, desde que fundó Alianza Popular de Asturias junto a Manuel Fraga Iribarne. Isidro Fernández Rozada (La Cerezal, 1943) ya dio un paso atrás en la primera línea política hace años, pero la vida pública le apasiona, de ahí su empeño en la creación de un foro en el que se hable de Asturias y su futuro por encima de las ideologías, el Instituto del Conocimiento para el Avance de Asturias, que inició su andadura el pasado mes de abril con una conferencia del empresario Francisco Rodríguez, una voz autorizada sobre la situación del sector lácteo y del campo asturiano. Es el principio porque la programación prevista es ambiciosa.

–¿Cómo surge la idea del Instituto del Conocimiento para el Avance de Asturias?

–Ya no participo en los órganos vivos del PP, pero mantengo esa preocupación que ya tenía en 1977 cuando empecé en Alianza Popular. Ahora dispongo de todo el tiempo para ayudar a la gente que tiene afán de saber y conocer sobre las cuestiones trascendentales para Asturias, independientemente de la ideología. Tiene todo el sentido que haya un Instituto en el que personas objetivamente seleccionadas hablen de los temas importantes para la región. Es una convocatoria abierta, no política ni ideológica, a la que acude gente que quiere saber de los ámbitos que nos implican y competen como región. El estreno con Francisco Rodríguez es el ejemplo del fin que pretendemos.

–¿Cuál es la programación inmediata?

–Queremos seguir con Guillermo Ulacia y Belarmino Feito, para que nos hablen de la situación del sector del metal y de la empresa de ese ámbito y las bases que deben ponerse para su recuperación en Asturias. También promoveremos un curso de verano en Colombres, que coordinará Francisco Rodríguez y también estará Santiago Romero, el director del Museo de la Minería, en agosto. Y quiero hacer unas jornadas en el Occidente. Haremos viajes para tener un conocimiento de las instituciones como la Unión Europea en Bruselas o el Congreso y el Senado.

–¿Qué espera aportar?

–Soy respetado en la izquierda porque mi afán ha sido construir a favor de Asturias, provenga de donde provenga la primera idea o iniciativa. En 1988 ya fui junto a Pedro de Silva a una reunión en la Virgen del Camino con el presidente de Castilla y León, José Manuel Posada, para buscar un entendimiento sobre los Picos de Europa. Ese espíritu de colaboración entre partidos en pos de intereses generales se está perdiendo. Hay una radicalización que no gusta a la sociedad y que lleva a la gente a creer menos en la eficacia de los partidos.

–¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?

–Pues que la sociedad conozca de verdad la situación de Asturias desde diversos prismas y que el Instituto sea un escenario donde los expertos, con su formación, talento y experiencia, lancen propuestas que luego puedan ser recogidas por los partidos en sus programas para que Asturias avance. No se puede dejar todo a la dialéctica simplista de “y tú más, y tú menos”. Es conveniente que la gente antes de ir a votar tenga un conocimiento fundado e independiente sobre el estado de las cuestiones que le preocupan. Es el momento de aparcar radicalismos y buscar posiciones moderadas.

–¿Habla de volver al bipartidismo?

–Siempre me gustó el bipartidimo, tanto que haya un centro derecha fuerte con una política clara y una izquierda alejada del crecimiento de los extremos. No el PSOE actual, que ha perdido el norte y está en una situación muy confusa, con un gobierno que tiene casi más problemas entre ellos que los que tiene España, que no son pocos. Hay mucha gente que dice no va a votar porque está harta, pero el voto de cada uno es necesario porque dignifica a las instituciones y consolida la democracia. Los gobiernos no se imponen, son el fruto de la elección libre de cada ciudadano.

–¿El hecho de que esté usted al frente de este Instituto no conlleva un sesgo político claro?

–Indudablemente todo el mundo conoce mi trayectoria, pero los asturianos saben, y también la propia izquierda, que nunca renuncié a mi ideología pero siempre he sido un hombre abierto a entender posturas de otros partidos que fueran interesantes para Asturias.

–¿Su pertenencia al PP no resta independencia a la iniciativa?

–Ya digo que siempre me gustó construir. Tengo a mucha honra ser hijo de mineros, hermano de mineros y he estado al pie de los pozos mineros con la misma ilusión con la que estaban los sindicatos de la minería, tanto el SOMA como CC OO. Ahí estuve en defensa de la minería, como he estado en la defensa de la Variante de Pajares, junto a Gaspar Llamazares, cuando el PSOE creía que no era prioritaria. Siempre he tenido el respeto de la izquierda, que sabe cuáles son mis ideas, pero también que soy un demócrata que supo entender que la convivencia es el factor clave entre los partidos para conseguir objetivos mientras que la confrontación es justo lo contrario.

–¿Sobran disputas y falta entendimiento entre los partidos?

–Lo que más desanima a la sociedad es ver pelearse a sus políticos. Hay que sentarse a dialogar y trasladar a la sociedad que si al final no hay acuerdo es porque resultó imposible y no porque no se haya intentado. No vale como se está haciendo ahora, por ejemplo, con el traslado de la Escuela de Minas de Oviedo a Mieres.

–¿Quién más está en este nuevo foro regional de ideas?

–La vicepresidenta es Pilar Amieva, de Ribadesella; el secretario es Ramón García Cañal, también contamos con el ingeniero Joaquín García Tuñón, María Millán, Ana Arrones y el expresidente de la Federación de Baloncesto de Asturias, Juan José Cachero, porque también queremos analizar la potencialidad que ofrece el deporte. Tenemos un buen equipo, pero lo realmente importante es que quien acuda a hablar de los campos que conoce de Asturias, lo hará a calzón quitado y dará su parecer sobre los obstáculos que impiden el avance de Asturias. Espero que esta labor contribuya a una mayor participación social en las elecciones.

–¿Asturias requiere grandes acuerdos por encima de las siglas políticas?

–Sin duda alguna. No somos muchos y tenemos que arreglar los problemas entre todos. Como se prioricen las diferencias ideológicas, llevadas a terrenos económicos o empresariales la hemos liado. Aquí debe primar la solución de los problemas y ofrecer los acuerdos a la sociedad asturiana. El diálogo es esencial. No se puede uno desayunar con que la Escuela de Minas se va para Mieres sin que haya habido un diálogo previo entre todas las partes implicadas. Asturias necesita más acuerdos y menos peleas, como la de sacar Minas de Oviedo. A la sociedad no le gusta la confrontación.

–Usted representa al PP en el Consejo Social de la Universidad. ¿No hubo suficiente debate sobre el traslado de Minas?

–El Consejo Social de la Universidad es el órgano colegiado que garantiza la participación de la sociedad asturiana en el servicio público de la educación superior. La sociedad está absolutamente cansada de que se impongan las decisiones sin que, por ejemplo, se hayan sentado todos los alcaldes con el Gobierno.

–¿A qué se refiere?

–El quid del problema está en que se ha querido adelantar la decisión sobre la ubicación antes de decidir la fusión de los estudios de Minas y de Ingeniería Eléctrica. Yo mismo me comprometí a reunir a los alcaldes de Oviedo, Gijón, Mieres, el Rector y el Principado. Hace falta más reflexión, no podemos dividir así a las instituciones y este planteamiento lo trasladé al alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, y a la presidenta de mi partido, Teresa Mallada. Pero el rectorado no hizo la labor de mantener la ecuanimidad. No se trata de un problema localista, como algunos han querido hacer ver.

–¿Qué es entonces?

–Es un problema de sensatez, de sentarse a hablar, buscar los espacios y hacer viable el campus de Mieres, que no se logra exclusivamente con que vaya Minas allí. Yo quería hablar sobre estas cuestión, pero se llevó ya al Consejo Social como una decisión tomada, sin estar lo suficientemente madura. El alcalde de Oviedo acierta en los argumentos que da y Teresa Mallada está convencida de que se puede llegar a un entendimiento, sin que la escuela de Minas salga, para que puedan ir a este edificio otros estudios que ahora están faltos de espacio como Matemáticas y Física.