El calzado de nuestros hijos importa. Los zapatos con los que dan sus primeros pasos son fundamentales para su correcto desarrollo. Entre los 10 y los 24 meses, en la fase de aprendizaje de la marcha, los bebés reciben numerosos estímulos sensitivos a través de la planta del pie que les ayudan a desarrollar la habilidad para caminar. 

Este nuevo estudio del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) pone en valor la importancia de la evidencia científica a la hora de fabricar un calzado infantil que cumpla con las funciones necesarias en cada etapa de desarrollo infantil, fuera de modas o tendencias.

El calzado minimalista aumenta la inestabilidad y el riesgo de caídas en los primeros pasos del niño

Primero fue la comunidad runner y ahora le toca el turno al calzado infantil. Debido a sus supuestas bondades, en los últimos años se ha puesto de moda el calzado minimalista, de suela flexible pero sin estructura. 

Una bebé da sus primeros pasos. Lne

La marca de calzado infantil Biomecanics quiso analizar la viabilidad de lanzar una línea que se ajustara a esta corriente de moda. Ante la falta de estudios sobre esta materia, encargó al Instituto de Biomecánica de Valencia un estudio que analizara la influencia del calzado en la marcha infantil. 

Pero los resultados no fueron los esperados, ya que este estudio pionero desmonta con evidencias científicas los mitos y creencias erróneas sobre los efectos en el desarrollo infantil del calzado minimalista y demuestra que este tipo de calzado aumenta la inestabilidad, lo que provoca más caídas y tropiezos en los primeros pasos de los niños. 

El estudio biomecánico, que puede leerse completo aquí, es un análisis cinemático y dinámico de la marcha que compara los efectos sobre la forma de caminar de los tres tipos de calzado infantil. El convencional, con contrafuerte rígido como estructura. El calzado minimalista, sin estructura. Y el Biogateo, con estabilizador externo como estructura.

El estudio del Instituto de Biomecánica de Valencia se ha realizado con una muestra de edades comprendidas entre los 14 y 25 meses, con bebés que llevaban al menos de 1 a 3 meses caminando de forma independiente y estable. Se usaron tallas entre la 19 y la 22 o equivalentes.

La investigación concluye que todos los calzados alteran el patrón de marcha descalzo, pero el calzado minimalista no solo provoca mayor inestabilidad al niño que el calzado convencional o el Biogateo, también aumenta el número de tropiezos y caídas.

"El hecho de ir calzado supone una extensión artificial del pie que el bebé tiene que aprender a gestionar. Si este calzado no presenta una estructura funcional mínima, el niño tendrá que realizar un esfuerzo extra que se traduce en un menor control de la marcha", señalan los autores del estudio.

Calzado infantil: Cómo debes calzar a tu bebé

Según estos datos, la conclusión del estudio refuerza la necesidad de un calzado con una estructura mínima (que el calzado minimalista no tiene) para evitar que el pie se mueva y genere “el efecto chancla o garra de dedos”, inestabilidad que provoca caídas que pueden, además, retrasar el aprendizaje al hacer que el niño coja miedo. La marca recomienda evitar que el pie se mueva y se genere “el efecto chancla o garra de dedos”, que puede acabar provocando caídas y retrasando el aprendizaje al hacer que el niño coja miedo.

El calzado más adecuado para sus primeros pasos, según las conclusiones del estudio, es aquel que proteger al niño del frío y de entornos no controlados, tiene una estructura funcional mínima que permite la movilidad del pie sin limitar el movimiento y mantiene la estabilidad natural del pie descalzo como la línea Biogateo de Biomecanics.

Una niña aprende a caminar. Lne

Zapatos para primeros pasos de Biogateo

El calzado Biogateo de Biomecanics según las conclusiones del estudio, aporta más estabilidad y control medio-lateral en el contacto inicial del talón y el apoyo del pie sobre el suelo, lo que reduce el riesgo de inestabilidad.

Este tipo de calzado produce una marcha con menor variabilidad en la longitud de paso, lo que disminuye el riesgo de caídas. El estudio observó un 0% de caídas con calzado convencional, con Biogateo y descalzo, frente a un 7,5% con calzado del tipo minimalista.

El calzado Biogateo, además, no limita los movimientos articulares del tobillo. Cuando andamos descalzos, el pie apenas presenta flexión respecto de la tibia en el contacto inicial, por lo que contacta prácticamente plano. Al ponernos un calzado, lo que hacemos es incrementar el rango de movilidad de la articulación del tobillo y rodilla en sus rangos de flexo extensión con respecto a ir descalzo, sin limitar los movimientos articulares.

Todos los calzados reducen la movilidad de la articulación metatarsofalángica respecto al pie descalzo. Por ello, el calzado debe facilitar lo máximo posible esa flexión de la articulación durante los primeros años de aprendizaje de marcha. El calzado Biogateo facilita esa flexión de los metatarsianos y garantiza el cuidado de los pies de los más pequeños.